El 20 de enero de los años que siguen a las elecciones presidenciales son una fiesta grande en Washington. Se traspasa el poder o se inaugura un segundo mandato del presidente reelecto. George Bush se enfrenta hoy a la oportunidad de restañar las heridas de una sociedad americana dividida y a un mundo que se resiste a aceptar la hegemonía de Estados Unidos tal como la ha ejercitado en los últimos cuatro años.
Un presidente reelecto por una indiscutible mayoría tiene la potestad de exponer con toda claridad los grandes trazos de su segundo mandato que acostumbra a ser más tormentoso que el primero. Bush fue reelegido como presidente en guerra y como representante de unos valores que la sociedad americana sancionó con sus votos. No cabe esperar grandes cambios de estrategia aunque tácticamente Bush intente en los primeros compases de la legislatura acercar posiciones con los aliados para buscar un consenso sobre cómo salir de Iraq con los menores costes militares y políticos.
La doctora Condoleeza Rice esbozó los grandes rasgos de la política exterior al examinarse ante el comité de relaciones exteriores del Senado que va a pronunciarse a favor de su nombramiento como secretaria de Estado. Rice planteó algunas modificaciones en la política exterior que se centrará en combatir la “ideología y el odio de las tiranías y el terror de los desesperados”. Vino a decir que Estados Unidos buscará la complicidad de la comunidad internacional pero que si no la obtiene seguirá su curso.
La lista de las tiranías queda ampliada y se compone de Cuba, Birmania, Corea del Norte, Irán, Bielorusia y Zimbawe. Curiosamente no están Pakistán ni Siria. No son clasificadas como imperio del mal pero caen bajo la categoría de tiranías. La nueva administración no se quedará con los brazos cruzados y lo más probable es que actúe con o sin consenso internacional. Entra dentro de la lógica política de la doctora Rice. Ahora será ella misma la que ejecute supensamiento tan cuidadosamente elaborado a lo largo de los años como experta en cuestiones soviéticas.
Pero la violenta crisis en Iraq pone en entredicho la doctrina Bush. Habrá elecciones el día 30 bajo la vigilancia militar de decenas de miles de soldados. Los atentados y los asesinatos indiscriminados son paralelos a la campaña electoral. Se van a cerrar las fronteras durante unos días. Está previsto no hacer públicas las direcciones de los colegios electorales. Habrá elecciones pero no estoy seguro que lo que salga de las urnas sea un sistema democrático normal. Un fiasco bastante notable.