Zapatero al encuentro de Bush

La política exterior española busca normalizar las relaciones con Estados Unidos. El gobierno Zapatero se desmarcó espectacularmente de la guerra de Iraq al anunciar la retirada de las tropas españolas a los pocos días de la victoria electoral del 14 de marzo. El presidente no se limitó a abandonar Iraq sino que invitó a todos los países con tropas en aquel país a que siguieran su ejemplo.

Esta posición precipitada y reincidente respecto a la guerra causó la ira del presidente Bush que se encontraba en los últimos meses de la campaña electoral. El gobierno Zapatero esperaba que Bush no fuera reelegido y restablecer las relaciones con la Casa Blanca si ganaba John Kerry. Tampoco era previsible la alta participación en las elecciones iraquíes el pasado 30 de enero dando una victoria táctica a Washington que había impulsado la guerra y la ocupación de Iraq.

Zapatero llamó por teléfono a Bush para felicitarle pero a estas horas la llamada no ha sido devuelta. No se ha designado nuevo embajador en Madrid y las relaciones entre los dos países se encuentran en una situación singular por no decir rara. El ministro Moratinos intenta suavizar las tensiones y acaba de anunciar que España entrenará en territorio español a la policía civil iraquí y contribuirá al fondo de la OTAN para financiar la misión de adiestramiento de las fuerzas de seguridad iraquíes. En la primavera Moratinos acudirá a Washington para reunirse con la doctora Rice y avanzar en la agenda bilateral que interesa a ambos países.

Para este viaje no hacían falta alforjas. La decisión de Zapatero de retirarse precipitadamente de Iraq sólo hay que atribuirla al desconocimiento de quien entra en el mundo de las relaciones internacionales como si fuera un novato. Transcurrirá bastante tiempo hasta que Bush y Zapatero intercambien puntos de vista personalmente. España se equivocó en las formas aunque en el fondo pudiera tener razones objetivas para adoptar la política de distanciamiento con la administración americana respecto a Iraq.

Hay que olvidar el pasado y mirar hacia el futuro, dijo Moratinos. Es la única alternativa a una política exterior precipitada respecto a la potencia hegemónica mundial. España debe tener presente aquel criterio de Helmut Schmidt cuando decía que Estados Unidos son el aliado más importante pero Francia es la aliada más cercana. Hay que recomponer las relaciones con Washington sin perder de vista que España forma parte de la Unión Europea.

Son dos conceptos que en el entusiasmo de la victoria electoral de Zapatero no se tuvieron en cuenta. No sé cómo se articularán las relaciones trasatlánticas en estos próximos cuatro años. Los mensajes que ha lanzado la doctora Rice en Europa indican que en Washington no se quiere ruptura y que una Europa fuerte es también necesaria para Estados Unidos. Ni hay que ponerse a los pies de Bush como hizo Aznar ni tampoco poner los pies en polvorosa ante un aliado de muchos años. Entre otras razones porque España no es Francia, ni Alemania, ni Gran Bretaña. El eje de la política internacional no pasa por Madrid.

Si teníamos que acabar adiestrando a policías iraquíes en España no hacía falta hacer tanto ruido.

  3 comentarios por “Zapatero al encuentro de Bush

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