Francia fue una de las inspiradoras de una Europa que enterraba las guerras y caminaba hacia una unidad política que habían preconizado desde Bonaparte a Victor Hugo. La Unión Europea era la protección de los excesos del nacionalismo alemán. Alemania era el motor y Francia conducía el vehículo.
Europa era percibida por muchos franceses como el instrumento para dirigir políticamente el continente. Primero fueron seis, luego nueve, más tarde doce para pasar a quince y convertirse finalmente en una entidad supranacional de veinticinco.
La última ampliación ha sido dolorosa para muchos franceses que han visto cómo su voz era más débil, su lengua era amenazada y sus puestos de trabajo se ponían en peligro.Han visto amenazada su identidad y desde la extrema derecha a la extrema izquierda han buscado complicidades para decir NO a la Constitución que el domingo se somete a referéndum.
El miedo ha marcado el intenso debate de la campaña. Miedo a la modernización, miedo a perder el papel en el mundo y miedo a las consecuencias de la globalización. Miedo, en definitiva, a esforzarse para seguir siendo un pilar principal en el proyecto de una Europa fuerte, solidaria y abierta.