Hace un año que las tropas que ocuparon Iraq traspasaron el poder a los iraquíes. Hace seis meses se celebraron elecciones con una participación espectacular. Millones de iraquíes arriesgaron sus vidas para designar un parlamento que tendria como objetivo la formación de un gobierno y la redacción de una nueva constitución.
La democratización de Iraq fue diseñada por la administración Bush que se ha propuesto implantar las libertades en Oriente Medio. Pero la democracia no ha llegado al país gobernado dictatorialmente por Saddam Hussein.
Mil seiscientos soldados americanos han perdido la vida. Más de treinta mil iraquíes han caído como consecuencia de las acciones militares o víctimas de la violencia y el terrorismo de grupos de insurgentes.
El goteo de muertes no se interrumpe. Los iraquíes no viven más tranquilos hoy que antes de la guerra. Antes había una dictadura sangrienta pero hoy hay insurgentes y terroristas que privan de libertad a los iraquíes.
El presidente Bush atraviesa el peor momento de popularidad de los dos mandatos. Hoy aparecerá rodeado de soldados para convencer a los americanos que su decisión fue la correcta y que, al final, sus objetivos serán alcanzados.
Pero la realidad es tozuda. Imponer la democracia con un ejército poderoso no suele tener éxito. Se consiguió en Alemania y Japón a partir de 1945 pero aquella era una guerra provocada por Hitler que quería dominar el mundo imponiendo su perversa ideología.
Se olvidó la verdad y el derecho a la hora de declarar la guerra y se construyó una mentira sólida. El resultado es que Iraq no está pacificado, en Irán ha ganado el más radical de los candidatos, Pakistán es un polvorín y las monarquías del Golfo están más inseguras hoy que hace cuatro años.
En Washignton se habla de establecer contactos con la insurgencia para buscar una salida. Incluso se ha pensado en recurrir al dictador Saddam Hussein, prisionero y con un sumario abierto, para buscar una posible pacificación.
Aquel entusiasmo de Ronald Rumsfeld cuando Bagdad recibía cientos de cohetes se ha desvanecido. La intervención en Iraq, hasta ahora, ha sido un fiasco.