Los chinos despiertan

China se ha abierto al mundo con mentalidad calculada, sin dar lecciones a nadie, sin libertades internas, oficialmente comunista, con mucho trabajo y con su propio peso demográfico y económico. El presidente Hu Jintao visitó España esta semana y en los próximos días recibirá a George Bush en Pekín.

China no es un país emergente. Está flotando como un gigantesco bloque en el mundo globalizado invadiendo mercados y recibiendo millonarias inversiones de capital occidental. Mantiene una política exterior prudente y rectilínea, crece en proporciones muy elevadas y procura tener buenas relaciones con los catorce países vecinos que la circundan con la excepción del litigio histórico que tiene con el Tíbet. Se considera el Imperio del Centro que proclamaron sus dinastías milenarias. Una sexta parte de los humanos son chinos.

Es una potencia respetable la que encontrará Bush este fin de semana. Tuve el privilegio de asistir en los jardines de la Casa Blanca cuando el helicóptero despegaba de Washington para trasladar a Nixon a China en febrero de 1972 para restablecer las relaciones. El año siguiente el penúltimo gobierno de Franco establecía relaciones diplomáticas con Pekín y con Moscú.

Hay quien vaticina que la hegemonía mundial tendrá color amarillo dentro de poco. Pero queda un largo trecho. La economía americana es siete veces superior a la china, la de la Unión Europea la cuadriplica y la japonesa la triplica. Pero China ha despertado como preconizaba André Malraux y ahí está para competir globalmente, con un régimen totalitario y con cientos de millones de chinos y chinas que siguieron los consejos de Deng Xiaoping cuando les decía que el mercado y el dinero eran compatibles con los retratos de los cuatro barbudos que cada primer de octubre presidían la fiesta nacional: Marx, Engels, Stalin y Lenin.

China avanza porque trabaja. El “Pew Research Center” de Washington acaba de publicar un estudio en el que se coloca a China como primer país del mundo en el que los ciudadanos tienen más esperanza en el futuro. Me ha sorprendido encontrar en el informe a España en cuarto lugar después de Jordania y Pakistán.

El hecho es que China cuenta y mucho. Margaret Albright ya no podría decir hoy que Estados Unidos es el “país imprescindible”. Tampoco lo son la UE ni Japón. Derribados los bloques han salido nuevos y competitivos gigantes que ya no se limitan a las clásicas potencias occidentales.