Charles Taylor es uno de los pensadores vivos más acreditados. Acabo de leer uno de sus libros, «El multiculturalismo y la política del reconocimiento». Dice que una «sociedad con poderosas metas colectivas puede ser liberal siempre que también sea capaz de respetar la diversidad, especialmente al tratar a aquellos que no comparten sus metas comunes y siempre que pueda ofrecer salvaguardias adecuadas para los derechos fundamentales».
Pongan los nombres y apellidos que quieran para comprender desde la racionalidad el barullo con el que nos despertamos cada día. La razón no la pueden tener todos al cien por cien. La política es el arbitraje entre los intereses contrapuestos de los ciudadanos. Sobran imposiciones y faltan proposiciones.
Se me ocurre que la democracia no es solamente una cuestión de procedimiento sino de ideas, de ideales y de compromisos con la moralidad y con la verdad.