Financiar los partidos con transparencia es una tarea pendiente de las democracias europeas. Muchos de los escándalos que salpican a líderes y a militantes notables suelen nacer de la oculta financiación de los partidos. En Francia, en Italia, en Gran Bretaña, en España y también en Cataluña.
En Estados Unidos, simplemente son comunicados en una lista en la que aparecen las cifras de los donantes. Hay muchos embajadores que obtienen su cargo como consecuencia de una donación de gran volumen. No es el modelo ideal pero es un modelo.
ERC ha cursado cartas a cargos públicos nombrados por el partido para que dediquen parte de sus sueldos a la financiación de la formación. Hasta aquí nada reprochable. Lo que puede ser inaceptable es que se destituyera a alguien que se negara a pagar la cuota prevista.
La paradoja es que mientras Esquerra diga cómo se financia, los demás partidos vayan rasgándose las vestiduras sabiendo como sabemos que su financiación no es transparente. Xavier Vendrell tiene un alto cargo en presidencia de la Generalitat y es secretario de Finanzas de ERC.
Cuando un militante de ERC recibe una carta de su secretario de Finanzas sabe que también le escribe desde el departamento del Conseller Primer de la Generalitat. El que recibe la carta puede pensar aquello de «que yo de tí no lo haría forastero», es decir, pagaría para no poner en peligro su puesto de trabajo.
Me gustaría saber cómo se financian los socialistas, los de Convergència i Unió, los del Partido Popular… Que lo digan.