Este oficio tiene privilegios que pocas profesiones pueden ofrecer. Por la mañana he conversado con el ex presidente Pujol en el programa de Toni Bassas y a continuación he desayunado en privado con el presidente Maragall, acompañado de cuatro colegas que hemos sido convocados en calidad de opinadores.
Dos mundos, dos personalidades, dos situaciones personales y políticas muy distintas. Ernest Lluch decía que Pujol era el gran Joan Capri de Cataluña, mucho más identificado con el país que lo que creía la progresía generalizada. Gobernó a pesar de ellos casi un cuarto de siglo. Y ahora se dedica a pensar, a escribir y a dar su opinión sobre todo y sobre todos. Sabe mucho.
Cuando se le pregunta que por qué no aplicó sus recetas durante sus sucesivos mandatos responde simplemente que los políticos no siempre pueden hacer lo que quieren. Pero él sigue diciendo la suya. A través de libros, de su fundación y de su inagotables pisadas por el país. No tiene poder pero la gente le escucha.
Maragall no es Joan Capri. Mas bien cabría enmarcarlo en el mundo de Salvador Dalí. No en sus posicionamientos políticos pero sí en sus genialidades empurdanesas. Maragall es genial y estrambótico. Circula con las manos en los bolsillos y tiene ocurrencias que recuerdan a aquellos diálogos entrañables entre Don Quijote y Sancho Panza.
Sabemos cómo ha terminado el largo mandato de Pujol a la espera de que la historia diga la última palabra. No sabemos lo que va a ocurrir con el alcalde que hizo notoria y grande a Barcelona y ahora ocupa la Generalitat con las reticencias de los socialistas, de los del PSOE y del PSC, de la animadversión de Artur Mas y de la necesaria pero poco sincera comprensión de Carod Rovira.
Los dos representan formas alternativas de cómo se puede gobernar Cataluña, un país que lo tolera todo. Pujol ha puesto fin a su carrera política activa. Con buena nota. El final de Maragall es todavía una incógnita. Todo dependerá de si se empeña en presentarse como candidato a las próximas elecciones o bien se retira dignamente habiendo sido el alcalde de los Juegos Olímpicos y el presidente que consiguió la aprobación del tercer Estatut de la historia de Cataluña.
EL OSCURO MUNDO DE JORDI PUJOL…
SOBRE ANTONIO DE LA ROSA MARTÍ.
Hermano mayor de Javier de la Rosa. La primera vez que oí hablar de él ya era consciente que algo siniestro se fraguaba en mi entorno. A la publicación de Cambio 16, 18-11-79, “Fuentes de primera mano dijeron a esta revista que un buen día, “San Antonio”, como gustaban llamarle sus subordinados, comenzó a relacionarse con financieros de dudosa reputación y a frecuentar la compañía de bellas y jovencísimas señoritas” (serie de artículos por las investigaciones, dice la revista, del periodista José Martí Gómez de La Vanguardia, ignorando a estas alturas cuanto le pagaría Javier para iniciar la campaña y callar su participación), refiriéndose a mí y a Serena, de Automóviles Serena, le siguió un extraño revuelo de periodistas (Vidal Folch y Poch Soler) preguntando por Antonio de la Rosa Vázquez, padre, su huida, las orgías y el Consorcio de la Zona Franca, y la información de un conocido (amigo de un amigo) sobre los histerismos de este personaje en el Ayuntamiento de Barcelona, abogado funcionario, amenazándonos con que todo el dinero y poder de su hermano nos arrasaría por lo “hecho a su padre”. Por primera vez oí lo de las orgías y “pervertirle”. Yo conocí a finales de 1977 a su padre en la compra del Garaje Carabela (frente al antiguo campo del Español) y por lo leído en la denuncia del Ayuntamiento y Consorcio ya el desfalco por 10.000 millones se había consumado, y por supuesto “Antonio y sus novias” era una de las características normales del multimillonario socio, presentado por Serena, de las que no solamente yo descubrí, sino su hijo y hermano Carlos, residente en Madrid (opositando nocturnamente) en un apartamento al lado del de su padre en la calle Orense 6, acompañándonos en varias de unas inocentes cenas y “salidas nocturnas” convertidas por la prensa en “orgías”. Aquello, una frase de su padre, “su hijo tenía más dinero que él”, además de las referencias que le convertían en mi enemigo por mis declaraciones en el Juzgado señalándole, presagiaban mi encarcelamiento, los tres años en prisión preventiva y la condena. Además de ese siniestro Antonio, DESPUÉS ASESOR ESPECIAL EN LA GENERALITAT DE PUJOL, DONDE NUNCA LE VIÓ NADIE A PESAR DE SU ELEVADO SUELDO (o sea, la nómina de Al Capone a cargo del Ayuntamiento de Chicago,aunque en este "El Padrino" los papeles se difuminan y a menudo se confunda el de "Capo di tutti li capi"), Fernando, ingeniero, jefe del departamento técnico del Consorcio, y la hija de secretaria particular del padre (o sea, los cinco hijos implicados, con pisos y negocios). En el tiempo en el que traté a Antonio, ni hablaba de ese “empleo”, secretario con firma del Consorcio, ni debía aparecer por allí donde se descubriría dejaba talones firmados en blanco, al tiempo que el Banco Garriga Nogués (quebrado por 100.000 millones, propiedad del Banesto, que desde 1975 transformó en multimillonario a su joven director, Javier de la Rosa Martí) pagaba talones a beneficiarios falsos emitidos por el Consorcio, como se demuestra en la sentencia del Caso, además de intervenir en financiaciones y demás operaciones del “Ente público”. Y la Gran Corrupción barcelonesa les libró, propiciando la escalada de estafas de Javier y su reparto con todo el Poder, local y nacional.
PorRafael del Barco Carreras
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