Las guerras se ganan o se pierden militarmente pero hasta que los libros, la literatura, el arte y la historia no coindicen en un estado de opinión ampliamente aceptado, los veredictos suelen ser prematuros.
Hay teorías sobre victorias indiscutibles y también sobre derrotas estrepitosas. La última que circula en ambientes académicos y muy conservadores norteamericanos es que la invasión de Iraq habrá servido para dividir y segmentar a los pueblos chiítas y sunitas de Oriente Medio, de tal forma que la presencia y el control militar de Estados Unidos será imprescindible por mucho tiempo. Divide y vencerás, no deja de ser un maquiavelismo para explicar una derrota.
Las teorías optimistas o pesimistas, aunque se traduzcan en estados de opinión generalizados, tienen que pasar el tamiz de la realidad. Que se lo pregunten a Zapatero por lo del optimismo y también a los invariablemente pesimistas populares cuando pasan una temporada sin poder y tienen teorías casi dogmáticas sobre cómo terminar con el terrorismo.
La política no se construye con sentimientos ni con pasiones. Ni siquiera con manifestaciones multitudinarias o con encuestas. Se fabrica con la fuerza de los hechos y con las consecuencias de las acciones adoptadas por los gestores públicos. La política democrática es responsabilidad y rendición de cuentas.
Si ha habido una ruptura del proyecto de paz es exclusivamente achacable a la criminalidad de ETA. Pero quienes nos hicieron creer que los etarras querían de verdad terminar con la violencia, tienen que sacarnos del desconcierto al que estamos sometidos, un desconcierto que ni siquiera la habilidad y astucia del ministro Rubalcaba consigue ahuyentar.
Cuando los vientos parecía que soplaban a favor de alcanzar la paz, las discrepancias de Rajoy eran irresponsables. Ahora que ETA ha hecho saltar por los aires el proceso, se achaca igualmente de irresponsables a los populares.
Soy muy partidario de la unidad para combatir el terrorismo. Siempre fue así hasta que después de las elecciones de 1993 el PP de Aznar decidió centrarse en los abusos y delitos de la violencia del Estado para luchar contra ETA para echar a González del poder. De aquellos polvos vienen estos lodos.
La lucha contra el terrorismo se ha convertido en una lucha partidista entre los demócratas mientras los etarras marcan la agenda política del país. Es una irresponsabilidad que fortalece a ETA. Irresponssabilidad en ir o no a manifestaciones, en redactar slogans de pancartas, en si los interlocutores son buenos o malos, míos o de los otros, vascos o españoles, navarros o guipuzcoanos, socialistas o populares, nacionalistas o españolistas.
Qué cansancio. A veces te entran ganas de emprender unas largas vacaciones en busca de escenarios más racionales, más humanistas, más inteligentes.
En este sentido e igual de pesimista, la columna de Daniel Capó en Diario de Mallorca, pesimista pero lúcido, Martin
CARTA DESDE EL PAÍS VASCO
Querido amigo:
Tu opinión sobre el buenismo me recuerda algo que leí en una ocasión de mi admirada Hannah Arendt: "El sujeto ideal del régimen totalitario -escribía la filósofa alemana- no es ni el nazi ferviente ni el comunista convencido, sino el hombre para el que la distinción entre hecho y ficción (la realidad de la experiencia) y entre verdadero y falso (las reglas del pensamiento) ha dejado de existir". Sí, yo también creo que el buenismo no afecta sólo a las clases dirigentes del país -ojalá así fuera- sino que se ha asentado como un humus cultural en buena parte de la población española. Hace unos días, recogía Arcadi Espada en su blog unas declaraciones de Alain Finkielkraut en las que distingue dos tipos de realismo en política: uno que hace frente a la realidad y lucha contra el mal, y otro que acepta el estado de las cosas e incluso se somete a él. Cuándo escucho decir que ETA no es el problema sino parte de la solución, me pregunto -creo que estarás de acuerdo conmigo en que la pregunta es legítima- si este tipo de realismo político no una forma de someterse al discurso de los verdugos, una especie de colaboracionismo como el que afectó a gran parte de la intelectualidad europea -la más in, la más cool- ante los totalitarismos del siglo XX.
Pero volvamos a ETA. Desde sus inicios, la organización terrorista vasca fue consciente de la imposibilidad de lograr sus objetivos últimos; por eso mismo, cifró toda su estrategia en desestabilizar la democracia. La anomia, la disolución del orden legal, sería su mayor triunfo ya que, sólo en una autofagia de la sociedad civil, cabría conseguir algo más que una pequeña victoria. El comunismo, en cualquiera de sus variantes, siempre ha sabido practicar este juego: los extremismos sólo son capaces de lograr lo que pretenden cuando se acercan al abismo. Quizás recuerdes la hambruna programada por Lenin para aniquilar a la Iglesia Ortodoxa Rusa: "Cuando el hambre sea tal que se acuda a la antropofagia -escribió-, podremos orientar el odio del campesinado hacia los Popes". Y no estoy diciendo que vaya a suceder algo similar en España, porque sabes que no lo creo, pero sí va creciendo en mí la convicción de la victoria intelectual de ETA. O dicho de otro modo: de la derrota de una determinada idea de España y del final de un sistema político que se asienta en la Constitución del 78.
No se trata tan sólo de futuribles. Aunque siempre dudé acerca de la madurez de la sociedad civil española y de su capacidad de resistencia, la respuesta común contra ETA era una de esas constataciones que me permitían no perder la esperanza. Ahora ya no lo creo, no lo puedo creer. La polarización es abrumadora. Incluso en la muerte. Incluso en el silencio del terror.
Ambos sabemos que para el buenismo la realidad no cuenta; o si cuenta es para someterse a ella, para darle carta de ciudadanía aunque sea a costa de la dignidad de los demás. La historia se repite demasiado a menudo. Los dos lo sabemos. Al final, sólo importa el discurso de los vencedores. La cultura, lo dijo Benjamin, es un documento de la barbarie. También la historia.
Un abrazo, Joseba".
Sr Foix: He estado unos días fuera de combate-como mucha gente-y quizás mi estado de ánimo todavía no es el óptimo.Mientras le leía iba pensando "quína mandra!", hasta que he llegado a su último párrafo.Vd también ha pasado la gripe, o es normal este desánimo?
Venga, vamos a animarnos que ya pronto floreceran las mimosas y, por lo menos, algo nos dará alegría.Un saludo
Batasuna se acaba de sumar a la manifestación por la paz y el dialogo, nos quedan pocas cosas por ver.
"La desesperanza es el único pecado imperdonable y siempre anda tras nuestros pasos”
Sam Peckinpah.
La política nacional acaba aburriendo hasta a las ovejas, no es de recibo este teatro de farsa que tenemos que soportar a diario, el país funciona a pesar de tanta irresponsabilidad y de tanta falta de ética, las vacaciones debrian tomarselas muchos de los políticos y aprovechar para reciclarse y hacer un master de responsabilidad social, mucho me temo que estas campañas electorales de cuatro años de duración las vamos a padecer cada vez con más intensidad, nadie pierde nunca las elcciones, todos son como esos niños mimados que no reconocen un fracaso o una derrota ni por asomo, hay mucha mala educación y soberbia, demasiada soberbia.
Roger Mateu/Girona
Sr. Foix. En lugar de unas largas vacaciones, tomese un puente largo y seguro que le acompañaremos. Sería un receso fantástico.
No creo que encuentre en el mundo un Estado con el humanismo deseado, pero seguro que si con más inteligencia y racionalidad. Si este país tuviera esas dos ultimas cualidades ni tendríamos terrorismo ni problemas territoriales.
Bien Sr.Foix , le noto algo cansado de esta nuestra realidad , tengo una frase de JOYCE para estas ocasiones :
Ya que no podemos cambiar de pais, cambiemos de tema" (cita del ulises)
Este es su Blog puede tocar cualquier tema , seguro que resulta interesante , ademas la actualidad es siempre la misma , como su nombre indica.
Por lo que leo Bush enviará más soldados a Iraq, dividir el país le va a costar muy caro y al final sólo dividirá su propio país.
PERE.-
Estamos más que cansados de tanta irresponsabilidad que ya suena a tomadura de pelo, los políticos parecen niños discutiendo y culpandose de haber roto platos que no son suyos, el problema es que a la vajilla nacional le quedan pocos platos y a alguno se le ha ocurrido la feliz idea de poner los platos de los abuelos sobre la mesa.
J.Vilá.
Sr.Foix: Votar, votamos un día cada cuatro años, pero la campaña electoral dura los 1.459 días restantes y esto no hay cuerpo ni mente que lo aguante. En otro orden de cosas, agradecer a mis compañeros sus palabras y en especial la participación en su Blog.