Tony Blair recurrió al Duque de Wellington al hablar de la política militar británica en estos atribulados días. Al comenzar su discurso en Plymouth se refirió a Wellington que fue un militar triunfador y también fue primer ministro británico.
En las democracias anglosajonas sólo los militares que ganan las guerras se convierten en presidentes o primeros ministros. Es un a tradición que arranca de la Roma clásica. Wellington es un ejemplo. Ganó lo que los ingleses conocen como la «Peninsula War» y nosotros llamamos «guerra de independencia» contra Napoleón.
No sólo contribuyó a que los españoles venciéramos a Napoleón y su familia instalada en las Españas, sino que a la hora de la verdad, en Waterloo, fue el que envió al gran corso a la isla de Santa Elena donde murió amargamente. Francia perdió y Gran Bretaña ganó estableciendo la famosa Santa Alianza con Rusia y Austria que intentó frenar los efectos de la Revolución Francesa en la primera parte del siglo XIX.
Eisenhower es el ejemplo más recurrente del siglo XX. Fue el general que dirigió las fuerzas americanas para derrotar al nazismo y en 1952 ganó las elecciones en Estados Unidos. Y las volvió a ganar en 1956 hasta dar paso a John Kennedy en 1960.
Blair recordaba hoy a los militares reunidos en Plymouth que el Duque de Wellington anotaba en su dietario la diferencia que existía entre dirigir los ejércitos que vencieron a Napoleón y presidir el consejo de ministros de Inglaterra. Las órdenes que daba como militar eran obedecidas sin chistar y las propuestas que hacía a los ministros de su gabinete pasaban por la discusión y la crítica de su gobierno. Muchas veces no eran aceptadas.
Blair ha escogido una referencia histórica muy precisa que no va precisamente a favor suyo. Sin ser militar, fue a una guerra considerada injusta y ahora pretende dar lecciones a sus generales sobre cómo habría que haberla ganado y sobre el papel de Inglaterra en el mundo.
Lo mismo le ocurre al presidente Bush. Lanzó el miércoles una nueva estrategia en Iraq ignorando el desastre real creado por sus decisiones políticas al margen de las opiniones de los militares.
Tanto Bush como Blair no pueden exhibir trofeos militares. Las decisiones políticas son desautorizadas por su fracaso como políticos. Los dos han lanzado humo, confusión y desconcierto sobre unas opiniones públicas que no se los creen.
Los dos han actuado como políticos que no han sabido calibrar la lógica de la guerra. Los dos no han sido honestos con su nación y no les están explicando la verdad. Siguen insistiendo en que sus decisiones fueron correctas cuando la realidad dice una cosa bien distinta.
Lluis, en las guerras es difícil, por no decir imposible, ser honesto.La verdad cae con el primer tiro y los políticos se cubren en las trincheras del parlamento con la sana intención de llegar sanos hasta el final.Esta guerra es una guerra energética y ya es hora que alguien lo diga con claridad y rotundidad, una guerra por el contról del petróleo entre los árabes y las petroleras norteamericanas, lo demás son monsergas y ganas de enredar al personal que ya está bastante confuso y liado, las cosas son bastante más simples de lo que nos cuentan.
Sr. foix
Sobre este tema unas frases de G. K. Chesterton :
El mundo está lleno de hombres que sostienen dogmas con tanta firmeza que ni siquiera se dan cuenta de que son dogmas.
La aventura podrá ser loca, pero el aventurero ha de ser cuerdo
El hombre está dispuesto a morir por cada idea, siempre que no tenga una idea muy clara de ella.
Of Course anonimous, on the 18th of June 191.300 soldiers fought one of the most decisive battles in the history of Europe in only one day. The Wellington army had 67.000 soldiers, Blücher's army 52.300 and Napoleon's army 72.000. A total of 48.500 men fell or were severely wounded.
N.Bonaparte.
Waterloo fue ante todo una carnicería humana, murieron más de 40.000 franceses y cerca de 23.000 aliados,teniendo en cuenta que algunas divisiones no llegaron a participar en la batalla hay que sopesar que fue un día negro para la historia de la humanidad.
///ENRIC///
La guerra contra Iraq ha acabado con un dictador, pero ha generado un problema de difícil solución en la zona, Sadam no merecía gobernar más tiempo.
Bush y Blair se han creido grandes estrategas y cerebros militares, se han metido en un lio del demonio y lo peor es que van a dejar una herencia a sus sucesores que mejor que se lo piensen quienes vayan a ocupar ese puesto.
PERE.-
Sr.Foix: De la misma forma que los políticos opinan que la paz es demasiado importante para dejarla en manos de los militares, los militares deben opinar que la guerra es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos.