Europa está inacabada, es imperfecta, tiene agujeros por los que se pueden colar ríos de odios, de incomprensiones, de guerras tan cíclicas como las generaciones.
Pero esta Europa que se ha reunido en Berlín para celebrar el 50 aniversario de su nacimiento es un éxito sin precedentes. Un éxito que no nos acabamos de creer porque sabemos de lo que somos capaces.
Veintisiete jefes de estado y de gobierno celebraron en la capital en la que se han gestado las tres grandes guerras europeas de los últimos 137 años , la francogermánica de 1870, la Gran Guerra de 1914 y la última hecatombe mundial de 1939. Berlín ha sido esta noche una gran fiesta.
Pueden ocurrir muchas cosas en los próximos años. Pero no se ve por ninguna parte el horizonte de una guerra entre los estados miembros de la Unión. El ex canciller Kohl, al que Europa habrá que hacerle algún día un reconocimiento colectivo, dijo en Lovaina al poco de caer el muro de Berlín que su apuesta por Europa se basaba principalmente en evitar las guerras intraeuropeas en el siglo XXI. No puedo estar más de acuerdo.
Federico el Grande de Prusia, un rey militarista que mantenía correspondencia y se trataba con los hombres de la Ilustración le escribió en una ocasión a Voltaire que “se sorprenderá usted conocer que hay una guerra en Europa en la cual yo no participo”. Voltaire le había echado en cara que “Alemania es para los soldados y los caballos… necesarios solamente para la marcha”.
Berlín es una capital que no da miedo. Londres no tiene ya fuerzas para encizañar las pugnas entre los estados continentales para beneficio propio. París es una ciudad turística en la que los franceses se dedican a debatir si el próximo presidente será Sarkozy, Ségolène Royal o François Bayrou. Roma vive la crisis acostumbrada, los escandinavos están ahí arriba, un poco a lo suyo, los polacos parecen no querer entender dónde están y los españoles nos dedicamos a nuestras habituales trifulcas.
Europa es convivencia, libertad de pensamiento, de movimiento y una segunda identidad para casi quinientos millones de personas. La Europa que tenemos hoy fue un sueño napoleónico de dominio francés, una fantasía de Víctor Hugo o una ambición semifrustrada y relativamente corta de Stalin.
Era una Europa concebida desde arriba, desde el poder hegemónico del momento, en definitiva, desde la fuerza y no desde el contrato mutuo, el realismo, el derecho, la aceptación de las diferencias, el asumir unas reglas de juego basadas en el sentido común y aceptadas por todos los socios.
Medio siglo antes de la unificación alemana, Goethe ambicionaba que “mi baúl de viaje pueda pasar por los treinta y seis estados del Reich sin ser abierto”. No sospechaba que así sería en toda Europa. El libre tránsito de personas, sin que a uno le pregunten de dónde viene ni adónde va, también es Europa. Es la Europa, según Steiner, de los cafés, de las calles con nombres de estadistas, científicos, artistas, escritores, del paisaje que se puede recorrer a escala humana, de las conversaciones, del miedo a un pasado tenebroso.
Jorge Semprún, ex comunista que pasó por un campo de oncentración nazi y acabó siendo ministro de Felipe González, dijo hace poco que “esta Europa no fue un invento de las izquierdas, sino de los grupos democristianos, que convirtieron Alemania y Francia en el gran motor de un proyecto supranacional que hizo de la democracia uno de sus pilares esenciales”. Sin la socialdemocracia este proyecto no habría avanzado.
La Unión Europea tiene un gran poder de persuasión que consiste en exigir a los demás que acaten las mismas normas que tienen que cumplir sus miembros. Es un espacio de convivencia y de protección de minorías. Por eso ha podido superar todas sus crisis.
Berlín, al medio siglo del Tratado de Roma, ha sido hoy una nueva esperanza de futuro.
Europa es un espacio de convivencia y de protección de minorías. Por eso ha podido superar todas sus crisis.
Lluis Foix está en lo cierto, las minorias necesitan Europa para conseguir hacerse respetar.
Por cierto he empezado a leer el libro de Marius Carol, ese de los cincuenta ya os contaré.
J.Vilá.
El mundo Judeo-Anglo va a mirar siempre con recelo a esta Europa exitosa, como si esperando a que se rompa para poder decirse a si mismos: lo ves, seguimos siendo los mejores y únicos
Prefiero ver las cosas con optimismo y compartir la opinión de Bartolomé, Merkel nos puede enderezar esta europa medio caida, el futuro lo van a marcar las mujeres, pero sin necesidad de paridad, por ellas mismas.
Roger Mateu/Girona
Caray! no puedo estar más en desacuerdo con el señor Foix en esta entrada.
En esta Europa en la que vivimos el germen del odio es cada vez mayor y si no se escapa de las indivualidades, para componer una masa informe que clame contra los gobiernos, es por qué estos mismos gobiernos han trabajado para quitarnos el alma colectiva. Tanto es el recelo con el vecino, el miedo al de al lado que no confiamos en él… ni para quejarnos.
Otro problema grave es la inmigración, un problema que forma parte de Europa y que el señor Foix pasa de puntillas. Un problema de inmigración que ha provocado grandes altercados sociales, como los vividos hace bien poco en Francia, o grandes dificultades políticas como la austríaca o la polonesa. Una gran nación inmigrante que ni quiere a Europa, ni aprueba la cultura europea y que cada vez es mayor y está mejor asentada en esta Europa que detesta.
Finalmente, si estoy deacuerdo en que a Khol hay que hacerle un hmenaje, o varios, como se le hicieron a Mijaíl Gorbachov, pero de ninguna manera el mérito de la "tranquilidad" que se vive en Europa es gracias a los europeos, es gracias a una organización: la Organización del Tratado del Atlántico Norte, comúnmente llamada OTAN.
Me alegro de que al señor Foix le haya sentado bien el fin de semana… pero las cosas, como bien sabe, no son tan bellas como nos las pinta en esta entrada.
Isarn
///ENRIC///
Cincuenta años parecen poco, pero son unos cuantos años, pocas veces ha habido en europa un periodo tan largo de paz y tranquilidad, coincido en el análisis sobre Merkel que acabo de leer, las mujeres van a marcar la diferencia en este siglo.
Europa se vertebra alrededor de las ciudades.Se diluyen los estados nación y se van estableciendo flujos entre ciudades.Los vientos soplan hacia esta dirección.La actividad económica y cultural,y las facilidades de comunicación lo promueven.
Las mejores medidas para impulsarlo son las de bajo perfil, tipo euro.Son técnicas pero muy radicales.
SR. Foix, no le parece que el párrafo "Era una Europa concebida desde arriba…" aplica perfectamente a la España centralista e uniforme que quiere imponer el PP? "Era una España concebida desde el centro, desde el poder hegemónico del momento, en definitiva, desde la fuerza y no desde el contrato mutuo, el realismo, el derecho, la aceptación de las diferencias, el asumir unas reglas de juego basadas en el sentido común y aceptadas por todos los socios."
A ver si algun dia superamos España puede parecerse a Europa en esto. Y el primer punto, igual que en la constitución europea, que quién no quiera estar pueda marcharse. Parafraseando a Groucho, yo nunca pertenecería a un club del cual no me permitieran marchar.
Los gobiernos han de perder mucho poder para que Europa funcione ,este es el punto basico ,los partidos son muy locales con equilibrios de fuerzas en claves nacionales y tienen miedo de quedar difuminados en una Europa real , el ciudadano es mucho mas facil de acoplar que la maquinaria de los partidos.
Sr.Foix: Dice Màrius Carol en "El club de los 50" que, "El mundo está lleno de jóvenes que sin saberlo son ancianos y de ancianos con más vitalidad que muchos jóvenes". Recalca Màrius Carol que, " Los cincuentones estamos en un terreno de nadie, así que nuestra actitud determinará si nos perciben mayores o menores de lo que somos. Será por eso que Wilde calificó esta etapa como -la juventud de la edad madura-”. Europa está por tanto en su etapa juvenil adulta, todo un mundo por delante.
Sr.Foix, Angela Merkel va a conseguir superar la crisis de los cincuenta europea, siempre desde el respeto y la igualdad de oportunidades que una mujer se merece, tal y como explica Màrius Carol en su libro, esa es la base y las mujeres tendrán un protagonismo extraordinario.