Si el presidente Bush y su equipo decidieran atacar Irán no tendrían razones para justificarlo. Ni siquiera podrían traspasar las responsabilidad a las agencias de inteligencia que aseguraban en 2003 que en Iraq había armas de detrucción masiva.
Todo sería más fácil ahora. Se atacaría Irán sin ninguna razón. No habría que criticar tanto ni hacer tantos análisis. El debate se centraría en el control de la región de Oriente Medio y de sus recursos energéticos.
Allan Greenspan, que fue muchos años presidente de la Reserva Federal, acaba de decir en sus memorias que la guerra de Iraq se libró básicamente para controlar el petróleo de ese país. El señor Greenspan no es un intelectual francés o un anti americano orgánico.
Bush ha insistido, después de conocerse los informes de inteligencia que Irán detuvo su programa nuclear en 2003, que el régimen de Teherán ha sido, es y será un peligro. Puede tener razón. Pero no por las armas atómicas sino por otras razones.
Visto así, todos los países pueden ser un peligro. Es demasiado simple. Y es muy peligroso señalar peligros cuando para resolverlos se piensa exclusivamente en la fuerza y en el control de territorios ajenos.
Esta visión no forma parte de la tradición en política exterior de Estados Unidos. Como toda gran potencia se ha equivocado y ha cometido errores que han costado miles de muertos. Pero ha sabido rectificar volviendo a sus raíces democráticas.
Espero que, por el bien de todos, los americanos entiendan lo que está en juego en las próximas elecciones presidenciales. Washington necesita un cambio de personas y de planteamientos.
Sr.Foix: Apuesto por Obama, tengo noticias que ha logrado tanto dinero para su campaña como Hillary y puede personificar un cambio importante en la Casa Blanca.
Sr Foix:Quién sería un buen sustituto del gobierno Bush?