Los nuevos estados proliferan en el mundo. Al fundarse las Naciones Unidas en 1945 en San Francisco, eran 45 las naciones miembros. La caída de los sistemas coloniales aumentó la cifra a 126 al comienzo de los años setenta. El desmoronamiento de la Unión Soviética se tradujo en la independencia de 14 repúblicas, la parcelación de la antigua Federación de Yugoslavia y la partición amistosa de Checoslovaquia. Hoy, las Naciones Unidas reconocen a 192 estados. Kosovo puede ser el siguiente.
Son datos objetivos que pueden tener muchas lecturas pero que marcan una tendencia que, de momento, parece imparable. La independencia se ha conseguido por concesión pactada con la potencia colonial, por la desaparición de un imperio como el soviético, por guerras civiles, movimientos armados de liberación nacional o por una decisión unilateral como es el caso de Kosovo, agotadas las posibilidades de llegar a un acuerdo entre la mayoría albano kosovar y la minoría serbia, tras la mediación de la Unión Europea, Estados Unidos y las Naciones Unidas. Rusia, vieja aliada de Serbia, se opone a la independencia de Kosovo.
No voy a establecer comparaciones con España porque Catalunya no es Kosovo ni el País Vasco Montenegro. Lo que me interesa señalar es que la reacción de Kosovo se inicia cuando el régimen de Milosevic responde brutalmente al movimiento guerrillero kosovar que había atacado a la minoría serbia en Kosovo. La limpieza étnica de albaneses provocó la intervención militar internacional que acabó otorgando un status de provincia administrada por las Naciones Unidas.
La paradoja es que nada hacía prever hace diez años que Kosovo iniciaría el camino hacia la independencia con la aprobación de la UE y Estados Unidos. Si se pregunta a un kosovar qué es, contesta diciendo que es albanés y si la pregunta es dirigida a un kosovar serbio, la respuesta es serbio. La independencia de Kosovo, un país cuya identidad constituyó la edad de oro de Serbia hasta el siglo XIV, habrá sido consecuencia de los excesos políticos y militares de Milosevic en los años noventa.
Lo que me preocupa más no es que nazcan nuevos estados independientes. Lo que me inquieta es cómo serán protegidas las minorías que en los Balcanes han quedado fuera del estado al que su etnia, religión o cultura pertenecen. Los derechos colectivos existen, siempre y cuando no atropellen los individuales, los de todas las personas.
Estimado, y admirado, señor.
No creo que Kosovo sea un producto histórico, como bien dice. Es producto de quienes habitan el lugar en este momento concreto. La realidad es distinta al imaginario (Batalla de Kosovo por ejemplo). Yo acaso me atrevo a hacer una mención del caso catalán. El imaginario (nacionalismo) está totalmente desligado de la realidad (culturas diversas, "melting pot").
He escrito varias cosas al respecto… No puedo dejar de INVITARLO! después de todo, visitas de su altura siempre son bien recibidas, y necesarias, para un blog de alguien con 22 años… 😉
Francis:…o más fácil!Saludos
off topic
Que hace Duran lleida ?? Boxeo en un progrma de tele , los de "Polonia" cada vez lo tienen mas dificil
Lluís, las minorias pagarán el pato, como siempre.
Todos amamos la república independiente de nuestra casa, pero no queremos saber nada cuando esta república tiene que arrimar el hombro con el vecino, basta un simple problema para que no nos hablemos con el del quinto y le declaramos la guerra sin cuartel. La solidaridad no existe y sólo la contemplamos cuando nos puede beneficiar en algo. Comparto el criterio de Bartolomé de que las clases medias hacen de colchón social de las tensiones entre las clases altas y las bajas y que siempre el deterioro social viene por arriba o por abajo, por desfases y abusos de todo tipo. No hacen falta nuevos estados, hace falta que los existentes cumplan su compromiso social y creen las oportunidades de progresión para sus ciudadanos.
Ningún país está exento de caer en una guerra civil.Las tripas comienzan a retorcerse,vemos todo negro,el calor empieza a subir,el sudor cae,y por muy bien que recordemos la Declaración de los Derechos Humanos,nos desplomamos en el suelo con una bala atravesada en el pecho.
Nadie quiere sentirse así,la mayoría con sentido común no quiere guerra…pero una vez más decimos:"No depende de nosotros".
El edificio de al lado puede estar en llamas y lo único que nos preocupa es si el fuego podrá alcanzarnos.
Es cierto que las "partes medias" (que somos la gran masa) pagamos el pato de las guerras y demás males que nos aquejan.Pero creo también que esa comunidad de vecinos de la que habla el Sr.Bartolomé, carece de ese sentimiento común que nos identifica como parte de un todo,el mundo.No hablo de la vecindad perfecta,sino de ser un poco más vecinos de verdad, y no sólo hablarnos con el del quinto para comparar la "república independiente de tu casa".Hablo de la herencia de nuestros antepasados,de amar lo que tenemos y ser menos egoistas.Todas las paredes del edificio podrían tener goteras a lo largo de los años.
Las fronteras desde que existen se transforman y se tranformarán siempre,la esperanza es que cada vez se consiga con menor número de muertos.
Un saludo.
Lo de los Estados es bastante caro :policias , ejercito , embajadas …. yo creo en la independencia sentimental ( de quien la quiera ) pero la practica da bastante pereza .
Sr.Foix: Perdone la comparación, pero todos los problemas en las comunidades de propietarios empiezan por la parte alta del edificio(cubiertas y terrazas) y por la parte baja( sotanos y cimientos), la parte media, que es la mayoría, acaban pagando todos los desaguisados de arriba y abajo del edificio. Las clases medias pagamos siempre los platos rotos de todo.