El asesinato de Benazir Bhutto es algo más que un brutal atentado contra la libertad en un país que apenas la ha conocido desde su fundación en 1947. Es una bomba colocada en el lugar más peligroso del mundo, el que dispone de la bomba atómica, el que es incapaz de controlar a los movimientos fundamentalistas islámicos que actúan bajo la franquicia de Al Qaeda o de cualquier otra facción violenta.
Pakistán tiene una larga frontera con Afganistán, en las espaldas del Himalaya , donde los talibanes desmantelados en Kabul después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en suelo americano, se refugian y siguen manteniendo el movimiento de terror.
Pakistán está dirigido por una dictadura militar. Con el agravante que goza de la protección de Estados Unidos que aplica la «pax americana» con aliados democráticos o autoritarios.
La creación de Pakistán fue un error político cuando los británicos decidieron abandonar India y el vice rey del momento, Lord Mountbatten, aconsejó que los musulmanes debían formar un estado propio, separado de la mayoría hindúa.
Se produjo la emigración más masiva y más rápida de la historia. Millones de musulmanes se trasladaron a las cuatro provincias que forman Pakistán o a las tierras de Bangladesh que serían conocidas como Pakistán Oriental.
India quedó en medio y durante sesenta años ha mantenido un ejército adiestrado para mantener las fronteras con Pakistán, bangladesh y también en la disputada provincia de Cachemira que se disputan indios y pakistaníes.
Pakistán tiene sus raíces como estado moderno en la religión de sus ciudadanos. Los sucesivos intentos de democratización no han funcionado. El padre de Benazir Buttho fue ejecutado por un militar a pesar de ser elegido democráticamente. Su hija, educada en los parámetros políticos occidentales, la han asesinado al poco de regresar a su país, del que fue primera ministra en dos ocasiones y tuvo que huir por las acusaciones no probadas de corrupción.
Las elecciones pospuestas no van a traer un sistema democrático. El ejército es demasiado fuerte. El fundamentalismo islámico se ha mezclado con la sociedad de tal manera que puede actuar casi impunemente.
Afganistán, Irán, Pakistán e Iraq son muy distintos. Pero tienen en común, una elites de corte revolucionario que van en contra de todo lo que pueda representar Occidente.
A pesar de que Pakistán haya sido un error, lo cierto es que sólo una aceptación del sistema democrático puede ser la alternativa a salir de sus endémicas crisis que están formando una metástasis que se extiende en amplias zonas de la región.
Sr Foix:Lo que me parece sorprendente es que sabiendo los peligros a que estaba expuesta, ella decidiera seguir adelante.Hay que tener una gran fuerza interior y unos convencimientos muy profundos de que la lucha vale la pena.No todos los mandatarios serían capaces de un sacrificio así.Un saludo
No hay plan B, eso es indudable, pero me temo que tampoco había plan A.La comparación con la situación de La India es realmente curiosa.
Un saludo, J.Vilá.
Mi compulsiva inclinación a la duda asoma inevitablemente ante proposiciones como esta: Pakistán es un error pero el sistema democrático puede ser la alternativa. Nos agarramos como a un clavo ardiente -porque fuera es el caos- a la afirmación de que los errores tienen siempre alternativa, pero, ¿es realmente así?. ¿Todo -como dice el dicho- tiene solución en este mundo?. Soy escéptico al respecto. La democracia es un invento occidental. Es posible que sea un buen invento, y hasta es posible que, con los siglos, llegue a ser de aplicación universal. Pero inventar naciones a golpe de tiralíneas y dar por hecho que en menos de una centuria se puede pasar del feudalismo religioso o el tribalismo (Kenya y sus vecinos no tienen la bomba atómica, pero las barbaridades no son menores) al parlamentarismo europeo, me parece de una gran osadía. No, me temo que no siempre hay una alternativa. (O un plan B como se le llama ahora).
Demasiado fanatismo religioso, demasiados caciques y jefes de sectas y tribus, demasiados militares mangoneando,son demasiados y es demasiado.
Una verdad como un templo es que las élites de corte revolucionario de esos paises no aceptan y no aceptarán nunca a occidente.
El asesinato de la esperanza me nubla los ojos.Ahora entiendo por qué se marchan de su tierra.No hay libertad de ser.Benazir Bhutto no tenía miedo y eso es lo que nos deja : su valentía.El mundo necesita más personas como ella.
No creo que esos cobardes con el seso comido quieran acabar con el mundo entero.Supongo quieren imponer su verdad de hace milenios a través del miedo.Quieren tener una excusa para lanzar el grito,la mano y la bomba.
Sr.Foix: Me llama la atención que mientras que Pakistán arde por los cuatro costados y pone en peligro su transición democratica, la India se está convirtiendo en un motor económico de primer orden y referente de evolución social. Hubo muchos errores durante la descolonización, pero el poder alcanzado por los dirigentes religiosos y los clanes familiares y militares están desembocando en un puzzle social de difícil solución y todo ello certificado con el tenebroso sello de ser potencia nuclear…