Que el petróleo haya superado los 100 dólares del barril no parece preocupar a los políticos occidentales que reaccionan como si se tratara del precio de las sandías. Que el euro haya superado el cambio de 1.50 dólares, tampoco ocupa los debates en las campañas electorales de Estados Unidos y España.
Los políticos no hablan porque no saben qué puede significar este desajuste dramático que se produce en la economía occidental. Quizás es mejor que guarden silencio, que callen, para no provocar más temores.
El presidente de la Reserva Federal va rebajando los tipos de interés mientras que el presidente del Banco Central Europeo insiste en no mover pieza para no disparar la inflación.
Estados Unidos y la Unión Europea viajan en direcciones divergentes. No chocarán pero sí que pueden provocar una catástrofe en el momento en que las tensiones de los mercades se traduzcan en una mayor presión sobre el poder de compra de casi mil millones de ciudadanos.
Pretender que esta situación la puede enderezar un demócrata o un republicano en Estados Unidos, un gobierno de derechas o socialista en España, es no darse cuenta de la dimensión del problema que se podría resumir en que gastamos más de lo que producimos, no disponemos de los recursos energéticos que consumimos y que no es una crisis de oferta sino de demanda.
Los chinos y los indios han entrado en el mercado de la demanda. Los precios suben y subirán más porque dos mil millones de consumidores piden más recursos y, a cambio, ofrecen mano de obra más barata.
Se avecina una crisis de dimensiones colosales. No será como la de 1929 o la de los años setenta del siglo pasado. Puede ser una crisis global que hunda el sistema globalizado que cabalga desbocadamente sin leyes, sin fronteras, sin escrúpulos. Los políticos no llegarán a tiempo porque no se habrán previsto los instrumentos para combatir una gran cataclismo.
El comentario de Brian es muy sensato y da mucho que pensar junto con el tema expuesto por el Sr.Foix.
El mundo,predestinado a morir como todo lo que conocemos,está siendo sacudido por nuestro ego.
El "Becerro de oro" nos guía y eso me hace pensar que esa crisis no llegará a ser a nivel mundial pues siempre habrá alguien de los que manejen los hilos que gane.Más que una crisis yo me imagino el destape de una frustración mundial. Es decir, no creo que este "globo de crecimiento" vaya a caer por su propio peso ,creo que sacaremos de alguna forma todos agujas y empezaremos a pinchar por todas partes a voluntad propia.
Ojalá el consumismo sea estudiado como una parte de la Historia,como una etapa que nos hizo creer crecer pero empequeñecer a la vez.Existe y es posible el desarrollo sostenible paralelo al crecimiento.
Un cordial saludo.
Balanza.
Desde que se formó el [i]club de Roma[i/] (y quizá desde bastante antes) muchas voces sensatas se han venido sumando a la denuncia de una evidencia: que el mundo es finito. El agua dulce, el aire, los mares, el sistema ecológico en su conjunto, es finito y limitado y no hay más cera que la que arde. Es imposible que 6500 millones de seres humanos -además en crecimiento geométrico- puedan vivir con el nivel de consumo con que lo está haciendo el mundo occidental.
Y a todo esto, ¿cual es la receta de los fundamentalistas del crecimiento?: ¡más crecimiento! (No hay más que oir a nuestros líderes en campaña electoral). Bueno… pues esto es lo que hay.
Sr Foix: Afortunadamente,ajenas a las crisis políticas y cataclismos globales,este año las mimosas han vuelto a florecer.Un saludo
En españa la hecatombe llegarà el 10 de Marzo en Economia, mientras todo parece aguantar.
Hoy reabre sus puertas el Hotel Plaza—otrora sede del «Plaza Accord»—.
Jo tinc aquesta impressió general de fa temps.
Vosté que pot, digui-ho més fort !
Sr.Foix: Esta será la primera crisis de la globalización, los economistas tendran que improvisar soluciones para una crisis de la que desconocen parte de su comportamiento. Sería bueno que en estos momentos la austeridad y la prudencia fuese la guia de los políticos.