Zap back. Qué precisión y simplicidad la del inglés. The Economist titula así su editorial sobre la victoria socialista del domingo. Zapatero vuelve. Y no lo hace como el presidente accidental que en su día bautizara el The Wall Street Journal el triunfo de Zapatero después de los terribles atentados de Madrid el 11 de marzo de 2004.
Esta vez no ha sido un accidente sino una victoria suficiente para gobernar otros cuatro años aunque sea con las muletas de los partidos nacionalistas y minoritarios.
Unos novecientos mil votos le separan del Partido Popular que ganó en muchas partes del territorio peninsular y muy especialmente en Madrid y Valencia. La victoria socialista se ha producido en Andalucía, Cataluña y el País Vasco. En las dos últimas autonomías, las que amenazaban la unidad de España, es donde más claro ha sido el apoyo socialista.
María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta hasta ahora, ha sido sobria al comparecer en rueda de prensa. Ha hablado que la próxima legislatura estará precidida por las tres C: Constitución, Consenso, Ciudadanía.
Desde la cumbre de Bruselas, el presidente Zapatero ha insinuado que la estructura del gobierno no será la misma y que se van a introducir algunos cambios. El nuevo gobierno es consciente que los vientos no soplarán tan favorables en los próximos cuatro años. Además de la tabarra que seguirán dando los medios próximos al Partido Popular, tendrá que habérselas con nuevas dificultades que se divisan en el horizonte.
España ha sido uno de los éxitos más notables de la Unión Europea en los últimos veinte años. Gracias a la estabilidad macroeconómica facilitada por el euro, el crecimiento ha sido y sigue siendo el más remarcable de la Unión. El sector inmobiliario ha crecido como la espuma y la repentina masa de inmigrantes ha contribuido a crear riqueza a cuenta de crear serios problemas de asimilación social y económica.
En los últimos cuatro años España ha creado dos terceras partes de los nuevos puestos de trabajo de la zona euro.
Pero este tiempo de bonanza ha terminado. El crecimiento ha empezado a descender, la inflación está descontrolada, el paro sube y el mercado inmobiliario ha dejado a millones de españoles hipotecados por largos años. Las estructuras sociales son ya insuficientes para dar cobertura correcta a la inmigración legal y también a la ilegal, cuyas cifras no se conocen.
Zapatero ha ganado más y mejor que hace cuatro años. Pero su segundo mandato tiene retos más serios y comprometidos. Se va a plantear una reforma de la Constitución, acentuando las tensiones territoriales que han sido aprovechadas inútilmente por el Partido Popular.
Se necesitará consenso. No solamente con los partidios minoritarios sino con el Partido Popular que es imprescindible para cualquier modificación de la Constitución y también para reformar la Justicia que está en manos de los caprichos momentáneos de socialistas y populares. Pero no es una garantía para la seguridad jurídica de la gente.
Zapatero tiene que tener una presencia distinta, más eficaz y flexible en el mundo. Antes de tomar posesión el listo Sarkozy, un personaje imprevisible, le ha arrebatado incluso el nombre de Barcelona en las relaciones entre Europa y las dos riberas del Mediterráneo.
El terrorismo está muy controlado pero seguirá activo en la medida que pueda. El gobierno vasco está empeñado en plantear un referéndum sobre la autodeterminación al margen de las leyes.
El Zapatero de estos últimos cuatro años ha cometido errores de bulto, ha jugado con personas y comunidades. Ha echado a Pasqual Maragall como presidente de la Generalitat, ha desbancado a José Bono del gobierno aunque ahora le recupere para presidir el Congreso. Ha navegado río abajo con la impagable ayuda de una oposición irritada y con unos medios de comunicación que se han pasado muchos pueblos al atacar su política.
Ahora será distinto. Como distintos son todos los segundos mandatos de los presidentes democráticos. La hora del talante ha acabado y llega la hora de gobernar muy seriamente para el interés de todos.
En ese caso Enric dentro de cuatro años los ciudadanos harán Zap ping…
///ENRIC///
Bartolomé, no veo a Zapatero con capacidad suficiente para realizar todo lo que dices, le va a venir grande esta crisis, ahora se trata de dar trigo, no de predicar.
Sr.Foix: Comparto el criterio de Brian, la que se avecina es de cuidado y el presidente Zapatero habrá de esmerarse confeccionando un gobierno que esté a la altura de los problemas que se avecinan, habrá que tomar medidas antipopulares, apretarse el cinturón,dejar de lado las ocurrencias y las banalidades, afrontar las dificultades de frente y sin tapujos, establecer prioridades y no dejar para mañana su solución. Cuando veamos la composición del gobierno tendremos una referencia, sabremos si las familias socialistas dan prioridad a sus intereses o dan prioridad a la gestión social y economica.
Zaplana y Acebes han hecho media campaña electoral a Zapatero, dificilmente se puede ser más torpe a la hora de hacer oposición, han conseguido que Zapatero fuera un martir en manos de los telepredicadores y que no supieramos los defectos de un presidente que tiene más mancanzas que Rajoy.
E.Dalmau/ Barna
"Qué precisión y simplicidad la del inglés". Y qué de cabeza me traen con su afición por los acrónimos y los idioms 😉
En efecto, ahora es la hora de la verdad. Ocho años de mandato dan para mucho, y ya no vale echar la culpa a la herencia ni 'hacer volar palomas' con medidas efectistas y baratas. Todo el mundo sabía (hasta los ignorantes como un servidor) que nuestra pujante economía navegaba sobre el globo de la construcción y de una coyuntura internacional favorable; ambos factores con fecha de caducidad. La pregunta es obvia: ¿se había previsto un plan alternativo para cuando el viento dejara de soplar de cola?. Por qué avisos no han faltado.
Esta vez les ha salvado la cerrazón del PP, que ha activó todos los resortes de Cataluña, pero si en la próxima no pueden exhibir un balance positivo la debacle puede ser de las que hacen época.