Es interesante en esta amarga hora del fracaso, fijarse en las causas de la derrota de Hillary Clinton, que ha pasado de ser la ganadora inevitable a la derrotada prescindible. Las razones han de ser muchas y es difícil resumirlas desde la distancia en un proceso que empezó la primera semana de enero en Iowa y que se ha prolongado hasta la última madrugada. La senadora por Nueva York se ha quedado a poco más de doscientos delegados del victorioso Obama.
Va a aceptar su derrota pero no lo ha hecho todavía. ¿Qué ha fallado? Ha fallado el pequeño núcleo de su equipo de colaboradores que se han peleado, varios han sido destituidos, elaborando un mensaje errático a lo largo de la campaña.
Pero la que ha fracasado ha sido la propia candidata que quería convertirse en la primera mujer que ocupara la Casa Blanca como presidenta, con la singularidad de que esta vez lo haría como principal protagonista y no como consorte. No va a haber una mujer mandando en Washington ni tampoco la señora de un ex presidente podrá convertir a su marido en presidente consorte.
Obama presentaba un discurso fresco, articulado, con poca experiencia pero con mucha ilusión. Hillary, por el contrario, exhibía precisamente la experiencia en el poder en Washginton, algo que los americanos simplemente no les interesa. Cuando los Clinton salieron de Arkansas para ganar las elecciones de 1992, uno de sus argumentos era que no pertenecían a la burocracia y a los poderes fácticos del Distrito Federal. El anterior demócrata que ganó unas elecciones, en 1976, Jimmy Carter, se acuerdan del Jimmy who?, era un desconocido en Washington.
Hillary Clinton optó por exhibir su experiencia washingtoniana cuando los votantes pedían un cambio, no solamente de partido sino de estilo de gobierno en la capital americana. La sombra de su marido, al que la senadora aguantó y soportó la campaña de los conservadores por los episodios que se hicieron públicos en el salón oval de la Casa Blanca, no le ha beneficiado tampoco. Más Washington y, sobre todo, más Clintons. Ha perdido por poco pero ha perdido.
Tampoco puso especial énfasis en el hecho de ser mujer y pareció dirigirse más al hombre blanco de clase media que a las mujeres de todas las etnias que conviven y conforman el país. Mientras Barack Obama reunía a setenta y cinco mil personas en un sólo mitin, la senadora preparaba apariciones ficticias para la televisión global.
Se la vió más alejada de los americanos escudándose en su experiencia, su marido y en un equipo de colaboradores que tuvo que ir sustituyendo a medida que se perfilaba la derrota final. Pero se ha batido hasta la última madrugada en una lucha que ha abierto prrofundas heridas en el partido. Llegan las convenciones y el debate va a centrarse entre un veterano y héroe de guerra, McCain, y un mestizo que asegura que puede ser el cambio. La batalla final ha empezado.
Sr Foix:Hillary es más de lo mismo o segundas partes que, ya sabemos, nuca fueron buenas.Es probable que esté muy capacitada pero da una imágen falsa.Parece que antes de salir se coloque la sonrisa"que toca"y hala,al ruedo!Obama parece más normal aunque , finalmente, hará lo que le manden los asesores.Un saludo
///ENRIC///
Si, todo va a depender de lo que ocurra hasta las elecciones, Obama tendrá que cambiar mucho su estilo para ganar.
Lluís, si hay batalla ganará McCain.
Lo siento por Hillary Clinton, está mejor preparada que Obama, con más tablas y más capacidad.
Un saludo,J.Vilá.-
Sr.Foix:Tengo la impresión que los votantes demócratas han dicho no a Hillary más por ser la esposa de Bill Clinton que por ser mujer, la apuesta del partido demócrata al presentar dos candidatos tan atípicos es arriesgada. La apuesta de los republicanos al presentar un heroe de guerra en tiempos de guerra es de manual, de lo que suceda en la escena internacional y su repercusión dentro del país estos meses, dependerá la optíca de los votantes.