La crisis que asoma por tantos rincones de nuestras vidas se presenta en forma de datos económicos desfavorables, subida de los precios energéticos, el exceso de demanda, la inestabilidad política en países estratégicos o la falta de liquidez para el gasto corriente o para emprender nuevas aventuras empresariales. Es una crisis sin fronteras en la que los gobiernos intentan con medidas parciales afrontar un problema que les supera.
Es una crisis en la que el mercado ha tomado la iniciativa y el Estado ha pasado a un discreto segundo plano viendo cómo las grandes decisiones que afectan a muchos de los ciudadanos no tienen consecuencias fiscales ni pueden ser controladas por los gobiernos nacionales.
La crisis de la construcción tiene todo que ver con la crisis del sistema financiero. Es el mercado el que manda y es el mercado el que ha arrinconado las funciones del Estado hasta el punto que gobiernos autoritarios o dictatoriales pueden pasearse por el mundo porque alimentan con la energía que producen a países que dependende su improvisada generosidad para conseguir petróleo a 100 dólares el barril.
Qué pena me dieron las payasadas del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ante el Rey en Mallorca y ante el presidente del gobierno en La Moncloa. Es el mercado. Por supuesto que sí. Pero habría que ser más cauto y, cuando menos, cubrir las apariencias no riendo las gracias a un dictador de tres al cuarto per que tiene enormes reservas de petróleo.
La crisis viene dada por la desregulación que, paradójicamente, la inició Deng Xiaoping en 1978 al poner en marcha las reformas con slogans como de corte capitalista invitando a los chinos a enriquecerse. Vino después Margaret Thatcher en 1979, Ronald Reagan en 1980, la aparición del capitalismo desenfreando en Rusia y la decisión de India de eliminar el proteccionismo y regulación vigentes desde la independencia declarada en 1947.
La globalización es básicamente un mundo con reglas mínimas, un mercado mundial abierto, sin fronteras y sin la “accountability”, tan propia de las culturas anglosajonas, el dar cuenta pública de lo que se hace, la transparencia y la igualdad ante la ley.
La confusión y el miedo que inquietan a tantos cientos de millones de ciudadanos del mundo es, básicamente, una desconfianza en el derecho y las reglas permitiendo que el mercado sea más importante que el Estado.
Paradójicamente, la corriente para regular la desregularización se encuentra en Estados Unidos y en los países europeos que vemos cómo la globalización nos puede globalizar sin que tengamos nada que decir ni objetar porque es el mercado el que manda. Este determinismo conduce inexorablemente a una merma de libertades que afectan a los más desfavorecidos. No es prudente dejar a sus anchas la voracidad del mercado.
Sr. Foix:
Felicidades. Pronto serán 500.000
Bueno, un cuarto de millón de lectores, vaya, eso no está al alcance de cualquiera, bien, enhorabuena a Foix.
Un saludo,J.Vilá.
Moltes gracies Africa, me sumo a la felicitación 250.004.
Roger Mateu.
Totalmente de acuerdo con Roger.A Bartolomé no se le escapa ni una,doscientas cincuenta y una mil felicitaciones Sr Foix!
Lluís, te mando doscientas cincuenta mil felicitaciones.
Que cuando le ven las orejas al lobo los liberales se vuelven proteccionistas era cosa sabida.
Pero esta crisis caracteriza por un hecho diferencial importante: Occidente ya no lleva la iniciativa. Es más, se diría que sólo afecta a los, grosso modo, 1.000 millones que integramos el antiguamente llamado primer mundo; los otros 5.000 millones se encogen de hombros como si la cosa no fuera con ellos.
Sr.Foix: Tres lineas para felicitarle a Vd y a los compañeros, FoixBlog acaba de sumar 250.000 entradas…Poca broma.
Todo eso estaría muy bien si no fuera porque hoy en día los dueños del mercado son multinacionales que campan a sus anchas, que ponen y quitan gobiernos, que encumbran y quitan políticos, que manejan los hilos, siempre por encima de los estados, supeditando los intereses de un estado a sus decisiones.
Roger Mateu.
Sr. Foix:
El mercado no es un ente abstracto, no es una idea platónica o una especie de dios o fatalidad ante la cual no se puede hacer nada. El mercado depende de las decisiones humanas, siempre. Esto es así porque quienes lo hemos generado somos lo seres humanos y quienes también lo modificamos según nuestros intereses y poder. Lo que está claro es que el mercado es asimétrico y sus leyes no se rigen por las teorías de Adam Smith. Hay estados y grupos de poder (imbricados en el estado. como siempre) que lo dominan, dirigen y deciden cuando hay que poner coto con normas y cuando no. Los estados siguen siendo decisivos. ¿Quién decide obtener armas nucleares? Los estados ¿Quién decide que no se regulan los prestamos hipotecarios? Los estados (o algunos) ¿Quién acepta o impone unas reglas comerciales? Los estados más poderosos ¿Quién es capaz de destruir un país? La fuerza militar (que aún cuenta y mucho) de un estado (movido por intereses, por supuesto) ¿Quién subvenciona la producción agrícola e industrial, subvirtiendo todas las normas del mercado "libre"? Los estados ¿Qué es lo que quieren tener todas las naciones sin estado? Un estado. Según mi punto de vista, ni los imperios ni los estados han dejado de tener vigencia: adaptan nuevas formas y nos engañan diciendo que ellos no pueden controlar el mercado, cuando el mercado son ellos mismos bajo otras formas.
Caer en cualquier tipo de dictadura es más sencillo de lo que parece, basta con bajar la guardia y no crear resortes de control, basta con que lleguen a puestos de gobierno personas que no tendrían que llegar nunca, si dejamos que los mercados decidan y nos controlen las multinacionales mejor que nos preparemos.
Un saludo,J.Vilá.-
¿En España hay democracia o dictadura del Libre Mercado?
Libertad respondería alguno, llenándose toda la boca con la respuesta.
¿En Venezuela hay democracia o dictadura?
"Dictadura, sin duda." Respondería el mismo.
¿Por qué?
Porque el liberticida Chávez, elegido y reelegido por su pueblo, es capaz de romper con el Libre Mercado para imponer sus propias reglas, y encima lo hace riéndose. Caradura.
///ENRIC///
El mercado acaba poniendo y quitando gobiernos, los políticos ya están en función de los altibajos del mercado y es el mercado quien acaba colocando sus peones según sus necesidades.
El número que monto Chávez llegando tarde a todos los sitios y haciéndose notar es bochornoso, quiso dejar claro quien mandaba.
Lluís, Chávez es un impresentable y reirle las gracias también es impresentable.
Sr.Foix: No hay peor dictadura que la de un Estado sometido a los caprichos del mercado. Actualmente nuestros gestores políticos carecen, salvo honrosas excepciones, de capacidad, experiencia y formación para enfrentarse con éxito al reto de la dictadura de los mercados, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.
La patochada de Chávez en Marivent causa vergüenza ajena, llegó con retraso un retrasado que ha parado el reloj democrático de Venezuela.