El republicano John McCain sabía que la elección del candidato a ser vicepresidente era una decisión arriesgada. El senador por Arizona tiene 72 años, ha superado un cáncer de piel y, si es elegido presidente, su compañera de candidatura, Sarah Palin, podría convertirse por derecho de sucesión en la próxima presidenta de Estados Unidos si McCain no terminara la legislatura.
Pero no hay que precipitarse. Ni los republicanos han ganado ni hay que temer por la vida de un héroe de guerra de Vietnam.Sarah Palin no estaba en el circuito de poder en Washington, ni siquiera en el de la política del partido republicano. Es la gobernadora de Alaska, con una aprobación del 80 por ciento de su electorado, una conservadora sin matices, aunque no forma parte del club de los neocons que han hecho con Bush lo que han querido.
Nadie puede sorprenderse de que los focos de los medios y de la opinión pública mundial hayan aplicado los lentes de aumento a la gobernadora Palin que pretendía atraer los votos de millones de americanos cuyas referencias son la Biblia, la familia y la bandera. Sabemos ya que su hija de 17 años está embarazada de cinco meses, es sospechosa de un caso de abuso de poder en Alaska, fue sancionada por cazar sin licencia y su marido fue detenido por conducir ebrio en los años ochenta.
Saldrán muchos más titulares incómodos para una joven gobernadora que se convirtió de repente en la candidata republicana a la vicepresidencia. Los políticos y los ciudadanos de a pie, nadie, tenemos un expediente inmaculado y duele que las miserias de la propia condición humana salgan a la luz pública.
La cuestión no está en si se airean o no los historiales de las biografías de los políticos. La cultura anglosajona, en Inglaterra y Estados Unidos, se escruta sin piedad la vida personal y profesional de quienes aspiran a ser servidores públicos. Los famosos “hearings” en el Senado investigan la idoneidad y la calidad humana de los altos cargos de la Administración y del nombramiento de cualquier embajador designado para un país lejano. Lo que se pasa por alto en esos comités es debidamente investigado y publicado por los medios.
Es una cultura política distinta a la de las democracias continentales europeas donde la línea entre lo privado y lo público suele ser más infranqueable. Pero la figura del mediático presidente Sarkozy ha roto las barreras y, paradójicamente, los franceses lo saben casi todo de las andanzas sentimentales del presidente de la República.
¿Qué es mejor? Pienso que el punto medio, en el sentido que todas aquellas cuestiones personales que pueden repercutir en la gestión pública, tienen que conocerse. Pero lo que haya hecho un marido hace años o el embarazo de una hija, está fuera del interés público.
Estoy de acuerdo en que hay que aplicar un término medio. Pero también hay que tener en cuenta que en EE.UU. unos 40 millones de personas, cristianos evangélicos ellos, varían su voto en función de las credenciales morales de su candidato a presidente o VP. Para estos, asuntos como los que explicas sobre Palin son mucho más importantes que para el resto.
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El termino medio para los políticos es el sitio que ellos ocupan.
Estoy de acuerdo en lo del punto medio, el problema es que cada cual hace una interpretación libre de donde está ese punto.
Hoy, por ejemplo, Josep Cuní, tirando la piedra y escondiendo la mano, según su particular modus operandi (es decir, valiéndose de lo que dicen terceros, aunque sean unos terceros tan poco inocentes como David Madí) ha rebotado el tema de que hablamos contra el President Montilla y su supuesta contradicción de llevar los hijos a la escuela privada. Dejando de lado de que a ninguno de los contertulios se le ha ocurrido mentar a la señora de Montilla (¿las decisiones del matrimonio son también objeto de encuesta pública?), ¿de qué lado del punto medio dirían ustedes que cae la escolarización de los hijos del Presidente?.
Lluís, el amarillismo también funciona en política.
La nominación de Sarah Palin ha sido un duro golpe para Obama, que MacCain confie en una mujer mientras Obama rehuia nombrar a Hillary Clinton no pasara desapercibido para el elctorado.
Un saludo,J.Vilá.
Sr.Foix: Por las mismas cosas que en un país te crucifican y pierdes votos, en otro eres un héroe y ganas elecciones.
Lo del embarazo de la hija de la gobernadora Palin solo refleja que, como al resto de los jóvenes americanos, a esa chica lo que le predica su madre le entra por un oído y le sale por el otro, más o menos lo que le ocurría a Bill Clinton con lo que le decía su mujer Hillary de las becarias…
Lo de Sarkozy ya es para nota, alguien escribirá tarde o temprano un musical con su vida junto a Carla Bruni.