San Diego, California. 17 de octubre 2008
En menos de tres semanas Estados Unidos tendrá un nuevo presidente que tendrá que deshacer los despropósitos y errores de la política de George W. Bush. Todas las elecciones se consideran las más importantes de la historia de un país democrático. No sé si son las más importantes pero sí las más decisivas para Estados Unidos y para el mundo.
Una mirada impresionista sobre un país con cincuenta estados federados es una aproximación imprecisa a la realidad de cincuenta estados de ánimo diferentes y otros cincuenta paisajes políticos distintos.
Todos los presidentes norteamericanos, desde Woodrow Wilson en la Gran Guerra de 1914 hasta George Bush en las guerras abiertas en este momento, han marcado tendencias decisivas en las políticas del mundo. Mi primera visita como periodista a Estados Unidos fue en 1972, en plena ofensiva de la opinión pública contra la guerra de Vietnam. Eran las elecciones entre un Nixon comprometido con Vietnam y un McGovern que representaba los valores más radicales del momento. Nixon ganó 520 delegados y McGovern se quedó con sólo 17.
En febrero de aquel año, en plenas primarias, Nixon se fue diez días a China en una visita histórica que se retransmitió en directo por todas las televisiones americanas. Kissinger consiguió el deshielo de las relaciones con Pekín. Quienes nos encontrábamos en los jardines de la Casa Blanca la mañana en que el helicóptero se llevó a Nixon a China, pensamos que había ganado las elecciones.
Lo que nadie sospechaba es que menos de dos años después de aquella victoria aplastante, el presidente Nixon abandonaba la Casa Blanca en agosto de 1974 por no haber dicho la verdad. Parecía que el país quedaría paralizado. Y no pasó nada.
La capacidad de corrección del sistema americano es extraordinaria. En estas elecciones está en juego precisamente la urgencia de una corrección que reconduzca a Estados Unidos donde siempre estuvo a lo largo del siglo pasado. La inflexión de los errores de los dos mandatos de Bush ya se ha producido. Gane quien gane, se cerrará la cárcel de Guantánamo que constituye una vergüenza y un insulto para los valores civilizados. Sea Obama o McCain, el gobierno americano se acercará a los postulados para el cambio del clima. Iraq acabará con una retirada de tropas a medio plazo y con una guerra que habrá sido innecesaria y sin fundamento.
El próximo presidente tendrá que utilizar el derecho y la razón antes que la fuerza como requisito exclusivo. Reagan decía que no había soluciones simples sino sencillas. Ni siquiera será sencilla la tarea de Obama o McCain porque el mundo que precisamente Estados Unidos han contribuido principalmente a conformar es más complejo y está más informado que nunca. La globalización ha globalizado también a Estados Unidos que no puede salirse y conducir hegemónicamente el invento que, para lo bueno y para lo malo, es de todos.
Llevo dos días en San Diego, sur de California, principio de un recorrido precipitado por varios estados que acabará en Washington el día de las elecciones. California dará los 55 votos electorales a Obama. Pero este gran estado, una potencia tecnológica, cultural y económica, que sería la octava del mundo si fuera independiente, es tan variado como contradictorio.
Ganan los demócratas pero dos presidentes republicanos han salido de California. Nixon era de Los Ángeles y Reagan fue ocho años gobernador de California a pesar de haber nacido en Illinois, antes de dar el salto que lo instaló sorprendentemente en la Casa Blanca en 1980. Mientras el último debate entre Obama y McCain era seguido en las pantallas personales de una cierta mayoría de pasajeros del avión que nos trasladaba de Atlanta a San Diego, muchos se dedicaron a dormitar, seguir una película o leer uno de esos libros gigantescos que se empiezan a leer en un viaje y que raramente se terminan.
Hay mucho interés en estas elecciones. El hecho del aumento de registro de votantes indica que muchos americanos, especialmente jóvenes, son conscientes de lo que está en juego dentro de dos semanas. No tanto por la desgraciada política exterior, militarista y unilateral, sino por las consecuencias de la crisis financiera que puede perjudicar el progreso de condados como el de San Diego que podría dejar de ser uno de los rincones más interesantes de Estados Unidos, a pesar de que tradicionalmente vote republicano.
De lo que pasa en San Diego ya se lo contaré otro día. Lo que importa de estas elecciones es cómo conducirá la crisis el próximo presidente, de qué manera Estados Unidos podrá mantener por mucho tiempo la hegemonía económica, militar, tecnológica y política o bien entrará en un dulce periodo de declive al que se entregan los grandes imperios de la historia.
Desde Felipe II a la Unión Soviética, es la tesis del memorable libro de Paul Kennedy (Auge y caída de los grandes imperios), todas las potencias sabían lo que no debían hacer y, sin embargo, lo seguían perpetrando. Y acabaron perdiendo el poder y la fuerza porque las empresas que querían llevar a cabo iban más allá de sus posibilidades reales. Puede haber declive norteamericano. Pero no será ni rápido ni catastrófico.
Asi es Brian, aterrizajes suaves de la economia,,,,debido a estar creciento mucho pero sin saber hacia a donde….
Sr.Foix tener la oportunidad de seguir las noticas a pie de pais no tiene precio.Seguiremos atentos a sus reflexiones.
Bueno, esto explica que llevara usted algunos días sin publicar en el blog 😉
Lo de las elecciones más importantes de la historia me recuerda aquella época en que cada Barça-Madrid era el "partido del siglo". Esperemos, por el bien de todos, que el declive del imperio norteamericano no sea ni rápido ni catastrófico. Aunque ya sabe lo que ocurre cuando se vaticinan aterrizajes suaves de la economía…
Suerte en su periplo, estaremos atentos a sus crónicas.
Sr.Foix: Tengo la impresión que el nuevo imperio carecerá de fronteras, será de matiz económico, una mezcla de intereses y geopolítica, el nuevo orden bancario y financiero que se está creando promoverá cambios sociales impensables, promoverá alianzas contranatura y compañeros de cama políticos inimaginables hasta ahora, lo que vivimos es como si una tercera guerra mundial virtual se hubiera producido y padeciéramos sus consecuencias.