El acuerdo ha sido casi unánime. Hay que rescatar el sistema financiero hundido por los arietes de la especulación porque, de lo contrario, las consecuencias serían desastrosas para Wall Street, el sistema y la economía americana y mundial.
Muchos banqueros han conducido a sus instituciones a la bancarrota y ahora acuden con aviones privados a Washington para que el gobierno les reflote con dinero público y puedan recuperar las posiciones perdidas por su falta de profesionalidad, honestidad y decencia.
Así se está haciendo en Estados Unidos y también en varios países de la Unión Europea. ¿Se acuerdan de cuando cualquier banquero aparecía cada trimestre anunciando beneficios del 30, 40 o 50 por ciento superiores a los del trimestre o del año pasado cuando el ciudadano corriente sólo aspiraba a mantener los aumentos de la inflación?
No estoy generalizando ni estigmatizando a cuantos banqueros han hecho un buen trabajo en Europa y en Estados Unidos. Pero han sido las excepciones las que se han generalizado en exceso causando una crisis que afecta a la economía, a la vida social y a la gestión política de quienes no supieron advertir y neutralizar los desmanes que se estaban perpetrando. El mercado es imprescindible, tan antiguo como los tiempos, un instrumento para crear progreso y riqueza para la mayoría.
El problema se plantea cuando se intentan fijar los criterios que merezcan a una institución financiera o empresarial ser objeto de un rescate público. Si los bancos mal gestionados pueden ser rescatados, por qué no pueden pedir lo mismo la industria del automóvil, el sector agrario y ganadero, las pequeñas y medianas empresas, los exportadores o la industria cultural.
El mismo concepto de rescate contradice al sistema liberal capitalista, sobre todo si se ejecuta con tanta generosidad a favor de quienes fueron los principales artífices de los desaguisados que han provocado la crisis que ha llegado de golpe a amplios sectores de la sociedad occidental.
Me parece pertinente que los gobiernos se endeuden desproporcionadamente para invertir en el sector productivo, en infraestrucuras, en educación, en sanidad. No sólo para crear nuevos puestos de trabajo sino muy especialmente para que de la crisis no se pase a la recesión que desemboque luego en una depresión.Los gobiernos tienen que ser muy responsables a la hora de administrar los fondos que no son suyos sino del contribuyente.
Han de pensar en el bien general que siempre coincide con las necesidades de personas concretas. Que se traslade millones de euros a los ayuntamientos sin que tengan proyectos, me parece un riesgo innecesario. Los tiempos son difíciles, duros, complejos. Las soluciones no pueden ser precipitadas.
Lo de los banqueros sacando pecho y hablando de lo mucho que ganaban y lo bueno que eran me ha gustado mucho, esos banqueros ahora no saben dónde meterse.
Un saludo,J.Vilá.
///ENRIC///
El dinero irá destinado a los de siempre, a los que están cerca de los intereses, hay parados para parar un tren y sólo se ayudarán a los que protesten o creen conflictos callejeros, es lo único que temen, por eso distraen al personal todos los días con noticias de tonterias y peleas barriobajeras.
Brian, Habermans es un filosofo dedicado a la politica deliberativa, que hace tiempo que denuncia que estamos asistiendo a politicas enmascaradas que nada tiene que ver con ayudar a la ciudadania. Creo que es un error pensar solo en terminos economicos, en salvamentos a gran escala, cuando la realidad esta en la calle, en la ciudadania que tiene miedo al futuro porque no se le ha explicado bien las causas de la crisis ni sus soluciones, solo ve mas paro y menos poder adquisitivo de la clase media.
Sr.Foix, totalmente de acuerdo trasladar dinero a los ayuntamientos, es una medida de salvamento que emascara el verdadero problema un mal sistema de financiacion de las arcas municipales que provoca desfases. No es una medida adecuada porque se cansan de repetir que la prioridad es crear empleo, y los ayuntamientos no lo crearan. Estamos asistiendo a un capitalismo a la carta a merced de quien mas puede presionar, mas consigue.El sistema capitalista basado en la propiedad privada y en libre mercado funciona cuando hay confianza, cuando hay credibilidad, cuando hay una integración ciudadana en instituciones económicas y sociales. La complejidad de las interrelaciones globales hacen necesario un pensamiento sistémico, relacionando la economía con la sociología, psicología, la política y otras ciencias.
Lluís, mucho me temo que se van a correr riesgos innecesarios e imprudentes.
Sr.Foix: En la pasada reunión de los lideres mundiales, la ausencia total de ningún planteamiento mínimo de buscar responsables y responsabilidades, me dejo muy claro que todos ellos, todos los allí presentes eran culpables, culpables por acción u omisión, culpables por ignorancia o por engreimiento, culpables de cuanto ha ocurrido, está ocurriendo y ocurrirá.
Es la connivencia política de los organismos encargados del control bancario y crediticio la causante del desastre que vivimos y padecemos.
Nadie en su sano juicio y con unos mínimos conocimientos de economía puede creerse que esos políticos y gobernantes, allí reunidos, no supieran desde hace tiempo lo que estaba ocurriendo, lo que iba a ocurrir.
Pero Sr.Foix, por desgracia, lo peor está por llegar y lo peor es el río revuelto en el que los causantes de este desaguisado van a volver a pescar, lo harán con unas medidas que pretendiendo ser salvadoras, sólo van a ser la última vuelta de tuerca de la inmensa estafa en que estamos inmersos.
Al grito de "sálvese quién pueda", vamos a asistir al despliegue de una serie de medidas vendidas como imprescindibles, muchas de las cuales carecerán de más sentido que el de mantener la mayor industria que se ha creado en los últimos años, la industria dependiente de los partidos políticos, la industria creada por y para el enriquecimiento del sistema de partidos.
Es muy instructivo este artículo de Soledad Gallego Díaz de El País y en particular su referencia a la entrevista de Jurgen Habermas en Die Zeit, traducida al inglés en Signandsight. si pueden, no se la pierdan.
Dice, entre otras cosas, Habermas que "no está en el capitalismo sino en las decisiones políticas la responsabilidad por el bienestar común", y que lo más preocupante es la escandalosa injusticia social de que los más vulnerables "will have to bear the brunt of the socialised costs for the market failure. The mass of those who, in any case, are not among the winners of globalisation now have to pick up the tab for the impacts of a predictable dysfunction of the financial system on the real economy". (Negritas en el original).