La ministra Carme Chacón visitó Afganistán esta semana para compartir unas horas con las tropas españolas desplazadas en el convulso país de Asia Central. Dijo que el gobierno español está sopesando el envío de más tropas para pacificar un país que prepara las elecciones del 20 de agosto en las que el presidente Karzai pretende renovar su mandato.
Unos cien mil soldados procedentes de 25 países bajo el mando de la OTAN están librando un enfrentamiento demasiado prolongado con los diversos grupos de talibanes que controlan amplios enclaves del país en connivencia con los señores de la guerra y los narcotraficantes.
Las dos terceras partes de las tropas son norteamericanas y reflejan la prioridad del presidente Obama de resolver el conflicto afgano retirándose progresivamente de Iraq. Recordaba ayer el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Miliband, que Afganistán es conocido como un “cementerio de imperios”.
Cierto. Los británicos perdieron tres guerras en el siglo antepasado, los soviéticos tuvieron que retirarse sin gloria tras más de diez años ocupación militar. El fracaso en Afganistán fue una de las causas que precipitó la caída de la Unión Soviética y el desmembramiento del imperio, primero zarista y luego soviético.
Las fuerzas de la OTAN en Afganistán son de pacificación y responden a la resolución de Naciones Unidas para derrribar a los talibanes que gestionaban el laboratorio del terrorismo de Al Qaeda que sacudió brutalmente a Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001. El ex presidente Bush consiguió en Afganistán lo que no conseguiría en Iraq, es decir, la aprobación y participación de la comunidad internacional en derrocar el régimen de los talibanes.
Pero, seamos claros, los cien mil soldados destacados en Afganistán no tienen sólo el objetivo de pacificar sino que están en guerra con los talibanes que se resisten a la presencia de tropas extranjeras y pretenden recuperar aquel régimen iconoclasta, misógeno y terrorista.
El conflicto afgano es más complejo que el que expulsó a británicos y soviéticos en el pasado. Se extiende a Pakistán y tiene repercusiones en el islamismo radical que actúa por muchos países musulmanes. Al Qaeda ha tejido una malla de anti occidentalismo que es difícil eliminar a pesar del discurso del presidente Obama en El Cairo y a pesar de las alianzas de civilizaciones y otras iniciativas.
Hay que estar militarmente en Afganistán para defender la seguridad y libertad occidentales. Pero siempre y cuando se tengan dos ideas muy claras: llegarán muchos cadáveres de soldados caídos en combate y, al final, no se ganará la guerra en un país que ciertamente suele enterrar a poderosos imperios. Aconsejo a la ministra Chacón que no envíe más soldados
Sr Foix: Aconsejemos a todos los estadistas que no manden más soldados a ningún lado, que se vayan todos a casa y utilicen sus esfuerzos en construir, no en destruir.Un saludo
La crisis no es sólo financiera, tampoco apareció por obra de magia. Está ligada a decisiones monetarias que primero afectaron al sector real. Sus efectos se trasladaron al sector financiero, que operaba sin un control adecuado, con consecuencias que perjudicaron al sector real, y así sucesivamente. Cesar Ferrari
—debe quedar claro este punto: el origen son las decisiones monetarias—
Cada día que pasa entra una gota de agua, en la urna cerrada en la que vive el ciudadano español. ¿es mejor decírselo? o es mejor dejarlo en la inopia?
esta guerra tiene mala pinta, la de Irak anuncie en 2005 que la acabariamos pagando todos, tal como paso con la de Vietnam, que se pago con otra estructura financiera para que Usa pudiese refinanciarse, la de Irak soñaban con recuperarla via materias energeticas, la de Afganistan, alli solo tienen plantas adormideras…¿como recuperaran el deficit que les crea? con otra crisis en 2.013….? R que R
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Chacón hará lo que le diga Zapatero y Zapatero lo que le diga Obama.
No creo que hagan caso a Foix, si Obama dice que hay que mandar más tropas, Zapatero mandará más tropas, faltaría más.
Un saludo,J.Vilá.
Sr.Foix: Para empezar la ministra Carme Chacón debería admitir que lo que sucede en Afganistán es una guerra en toda la extensión de la palabra, los británicos llevan más soldados muertos en Afganistán que en Iraq y los números no engañan, mientras sigamos jugando a no llamar a las cosas por su nombre no llegaremos a ningún sitio.
Por cierto la escalada de atentados de la banda terorista ETA nos vuelve a recordar que aquí también libramos una guerra que, como todas las guerras, o se resuelve en el campo de batalla o se resuelve en la mesa de negociaciones, pero jamás en el campo de la semántica.