El buen periodismo no suele precipitar la caída de gobiernos pero sí que con mucha frecuencia mejora la vida de las gentes, tanto la de los débiles como la de los fuertes, jóvenes y ancianos, ilustrados y menos cultivados.
Sin libertad no hay progreso duradero. Las democracias liberales muestran siempre sus flaquezas, en permanente crisis, como si sus sociedades estuvieran constantemente al borde del abismo. Los medios de comunicación son la pesadilla de los políticos, pero los necesitan tanto que quisieran domesticarlos, por no decir esclavizarlos, porque saben que si la mayoría de la masa crítica de opinión marcha en la misma dirección, su influencia, a la larga, es irresistible para el poder constituido.
Marc Fumaroli, en su libro El Estado cultural, comenta que las democracias que funcionan cuentan también con voces y pensamientos independientes que velan por el estado moral de la sociedad y son los clínicos de la libertad. Estos espectadores comprometidos ejercen un magisterio a la vez ante el Estado, siempre tentado por el maquiavelismo, y ante la sociedad, siempre inclinada hacia la servidumbre voluntaria.
Desde un punto de vista global, la libertad está retrocediendo. En Venezuela, Bolivia, Ecuador y Argentina se persigue a los medios críticos que cuestionan las ventajas de la revolución bolivarista o que no se doblan a las veleidades del poder.
No disponemos de información sobre los incidentes que han ocurrido en China este verano que se han saldado con centenares de muertos. Tampoco sabemos lo que está pasando en Iraq o en Afganistán donde los talibanes están desafiando seriamente el poderío de tropas de más de cuarenta países.
En Estados Unidos se otorgan premios Pulitzer a buenos trabajos periodísticos, pero en Rusia han sido eliminados varios profesionales por contar las atrocidades que se han perpetrado en Chechenia. La libertad de prensa en África y en Oriente Medio, con la posible excepción de Israel, es inexistente.
El peligro que corremos en Occidente es que los medios se conviertan en correa de transmisión de presiones ajenas al bien general. Cuando esto ocurre, se entra en una deriva que perjudica a los intereses de la gente. Se habla de la crisis, lógicamente, pero hay que observar con igual atención el barómetro de la libertad.
Informe de competitividad
Este informe que analiza los índices de competitividad, de 133 países sitúa a España de la posición del 2008, de la 29 a la posición 33 actual, siendo importante mencionar la posición 49 debido al marco institucional (legislación, rigidez mercado laboral posición 122) deterioro de la estabilidad macroeconómica del país del 30 al 62, y retroceso en el sector financiero del 36 al 50.
Cuando los periodistas ven incluso peligrar su puesto de trabajo, empiezan a dar vueltas a los asuntos economicos como cualquier empresario….entonces si salen a la luz, todaslas malas decisiones…
en fin como siempre cuando este en peligro tu propio negocio (en este caso el medio de comunicación) se ven las cosas de diferente manera….moraleja todos deberían tener una empresa,crear empleo,y ver que se cuece cuando una empresa tiene problemas por culpa de negligencias de otros (morosos, banca cerrada, competencia desleal, normas axfisiantes, políticas económicas nefastas, etc)
///ENRIC///
Bueno, pero que el Pais presione para salir de la crisis,para crear empleo, para denunciar la prostitucion ya llegan tarde, a no ser que quieran denunciar que la prostitucion la permiten porque reciben dinero a cambio.
El País está presionando al gobierno, han perdido cuota y negocios importantes, con estas denuncias están forzando la situación, en este caso la libertad de información tiene un precio.
Un saludo, J.Vilá.
La verdad es que el diario El País la ha liado buena, no es lo mismo que te critique el diario de la oposición que lo haga el tuyo propio. Resulta curioso el alcance mediático de una denuncia cuando la hacen unos u otros, parece que si la denuncia la realizan los tuyos es más creíble y sangrante, cuando esa misma denuncia la pueden haber realizado los otros un millón de veces sin consecuencias.
Los medios son valientes???? porque en cada pais pasa lo mismo,opinan con mas valentia de lo que pasa fuera… si lees lo que opina la prensa internacional sobre la economia española esta años luz de lo que dicen por aqui, no creo que nos tengan manía y quieran que las empresas de nuestro pais caigan y caigan y deban venderse a precio de saldo.
///ENRIC///
La cosa esta clara, al poder no le gusta que se metan con lo que hace, por eso a la menor oportunidad le corta el cuello al que protesta.
No deben hacer caer a un gobierno, porque los verdaderos responsables de tener a un terco presidente es su mismo partido, el lo coloca y el lo debe hacer caer, porque engaño a muchos con su talante, se le vei como una persona capaz de gestionar un pais,con pactos, con sentido comun..pero cuando empieza a ver que los problemas son graves y no encuentra soluciones…no pide ayuda…solo se dedica a desmontar a equipos como el de Solbes que tenia una coherencia economica conocia los limites del pais, dejamos en manos del pais a un irresponsable, que nos indica que tenemos margen de endeudamiento…si fuesemos como Japon, competitivos y productivos aun podriamos remontar en poco tiempo este endeudamiento….pero no es el caso.
Diferenciemos pues critica constructiva y la no constructiva (demagoga, partidista)….los medios deberian informar de forma imparcial,neutral,en un mundo ideal es el lector quien tiene criterio y sabe contrastar la información….La prensa no debe hacer caer un gobierno incapaz…pero si esta en juego el pais, y se nota, y se siente que el que esta en el poder actúa con engañabobos, que pierde el rumbo,que espera la presidencia de enero para encontrar una foto con algún amigo…. los medios tienen que asumir su responsabilidad…
Los medios son muy partdistas , cada uno juega en un equipo, es triste , ahora PRISA se enfada con ZP porque tiene un amiguito mas amiguito que ellos. Aqui parece que si criticas esta en contra del Estado que eres un enemigo porque el politico de turno se cree el Estado.
Sr.Foix: El barómetro de la libertad se pone a prueba en el mismo momento en que decimos algo que al poder no le gusta oír, la presión sobre los medios es cada día más angustiosa, asfixiante, torticera. Conocemos el verdadero talante de nuestros gobernantes el día que escuchan aquello que no les gusta escuchar y mueven ficha contra el autor de las criticas.