Lluís Foix – 01/12/2009 08:33Hubo un momento mágico en la tensa y emotiva noche del domingo en el Camp Nou. Fue cuando Andrés Iniesta hizo callar a Cristiano Ronaldo como un padre impone silencio a su hijo cruzando el dedo índice con sus labios. Don Andrés, como le bautizó en su día el maestro, resulta que no es una figura de cera, un autómata de futbolín, un personaje que luce una elegante timidez y que no consta haber protagonizado el más mínimo contratiempo en el vestuario. Iniesta, en combinación con Xavi, trabaja en la caldera de la calefacción del Barça. Dan calor a todo el conjunto que el domingo exhibió mucha inteligencia, además de buen fútbol, para torcer la trayectoria otoñal del millonario Florentino Pérez.
Muy bien Valdés y muy bien Puyol. Bien todos y especialmente la entrega aérea de Alves que Ibrahimovic remató sobre la marcha y consiguió los tres puntos. Pero el silencio impuesto paternalmente por Iniesta a Ronaldo me pareció la metáfora más idonea para reflejar los estilos de los dos grandes de la Liga. Ronaldo es una potencia mediática que no ha conseguido marcar un solo gol en los cinco partidos que ha jugado en el Camp Nou y que ya se enfadó en la final de la Champions en Roma con la camiseta del Manchester. Iniesta es la silenciosa efectividad. Todavía vibramos con aquel gol en Stamford Bridge que facilitó el paso a la final romana. La calidad humana y futbolística de don Andrés se puso de relieve en la victoria de la Eurocopa vistiendo la camiseta española. Iniesta tiene tanta autoridad que se permitió imponer silencio a Cristiano Ronaldo, que no consiguió rentabilizar la gigantesca inversión blanca en el estadio en el que el madridismo sólo se contenta con la victoria