En Irlanda del Norte ha dimitido el ministro principal porque su señora esposa tuvo un affaire con un joven cuarenta años más joven que ella. De sus relaciones furtivas y secretas se desprendió un favor político para montar un bar al amante mozalbete. Él es Peter Robinson y ella la señora Robinson. Los dos han dimitido de sus cargos públicos y van a abandonar sus actas parlamentarias.
Los dos hicieron de su ejemplaridad matrimonial uno de los activos de su larga carrera política. El puritanismo de los señores Robinson les llevaba a dar lecciones sobre las costumbres sociales que no eran compartidos por muchos. Al conocerse los detalles de la condición humana de los dos personajes han abandonado sus cargos y puede precipitarse una crisis política.
En Italia ha ocurrido exactamente lo contrario. Sylvio Berlusconi ha exhibido sus relaciones con jovenzuelas, artistas y demás personal de la farándula italiana. Incluso han salido fotos de sus orgías en Villa Certosa, su gran mansión en la isla de Cerdeña. Y no ha pasado nada, al margen de que su mujer ha pedido el divorcio. Berlusconi sigue siendo el primer ministro, el hombre más rico de Italia y el que controla muchos medios de comunicación.
Analicen y comparen. Mi opinión es que me parecen impresentables los dos casos. Un inaceptable fariseísmo en Belfast y un cara dura en Roma que no tiene ni pizca de responsabilidad ni de vergüenza.