Estamos en guerra. Lo dijo el presidente Obama al asumir la responsabilidad del caos de los servicios de inteligencia norteamericanos que no detectaron a un nigeriano que estuvo a punto de perpetrar una tragedia poco antes de que un vuelo de Amsterdam a Detroit estallara por los aires. Que estamos en guerra contra el terror ya lo proclamó George Bush cuando inventó la democracia imperial a fuerza de desplegamiento de tropas.
Estamos en guerra desde 2001 utilizando las armas más sofisticadas y el envío de más de 200.000 soldados a Iraq y Afganistán, cientos de miles de muertos y una inestabilidad en la zona que ha originado que más del 80 por ciento de las víctimas de los atentados sean musulmanes.
Una guerra contra un enemigo que no se identifica con un Estado, que se ha extendido a todo el universo musulmán y que puede estar preparando nuevos golpes en cualquiera de nuestras ciudades. Ayer mismo supimos que Al Qaeda ha amenazado matar a un súbdito francés secuestrado en Mali si no se liberan a cuatro presos islamistas en ese país. Podemos pagar caro sus propios enfrentamientos.
Lo más desconcertante es que la información no procede de un portavoz oficial sino que ha aparecido en varias webs jihaidistas a las que se otorga credibilidad, entre otras cosas, porque no hay otra fuente más fiable. La suerte de los tres compatriotas catalanes secuestrados por Al Qaeda en Mauritania depende de los mensajes que los terroristas tengan a bien transmitir a través de la red.
Obama va a destinar mil millones de dólares para reforzar la seguridad en los aeropuertos en los que quedarán grabados los más menudos detalles de nuestra intimidad. Los ámbitos de nuestras libertades van quedando cada vez más reducidos, a pesar de la superioridad militar, económica y tecnológica de Occidente.
La paradoja es que las minorías que pretenden islamizarnos utilizan la modernidad para sembrar el miedo y el terror a quienes la hemos inventado. No se puede hacer frente a este enemigo invisible con los parámetros militares del siglo XX. Quienes están detrás de estos atentados utilizan la fuerza del terror, pero lo hacen con inteligencia.
Si nos falla la inteligencia perderemos muchas batallas. Churchill lo dijo hace medio siglo: la multinacional más poderosa será la de la inteligencia. No nos damos por enterados.
Las guerras se han ganado siempre con inteligencia. Ulises es el primer ejemplo.