El día que nos enteramos que Pep Guardiola agudiza su ingenio para estimular a sus jugadores antes de un partido coincide con el salto a la red de Jan Laporta que nos invita a «dejarnos de brindis al sol y caminar de una vez por todas y con paso firme hacia nuestra libertad». Guardiola piensa en la frustrada epopeya de Iñaki Ochoa de Olza en las cumbres del Annapurna para despertar a sus hombres.
El mensaje lo divulgó Valdés y se ha confirmado por el resto de compañeros. Laporta salta a la red en solitario aprovechándose de su cargo en beneficio personal. Son dos estilos contrapuestos. Guardiola sirve al Barça y Laporta se sirve del Barça. Pep lucha por conseguir títulos y Jan se los pone por montera. El seny y la rauxa. Continuaré dedicando los mejores años de mi vida, nos dice, al país que quiero; ha llegado el momento de servir todos juntos a Catalunya, ha llegado el momento de tomar decisiones valientes. Con todo el respeto le diría que la actitud más valiente sería la de tener la decencia de abandonar la presidencia del Barça, que mucho trabajo comporta, antes de lanzarse al ruedo de la política.
El Barça no es suyo ni tampoco el barcelonismo es una masa crítica de socios y simpatizantes que pensemos lo mismo tanto en política como en tantos otros aspectos de la vida. Cuando abandone el Barça es bien dueño de promover todas las causas que considere oportunas y estará tan legitimado como cualquiera para ser candidato a lo que quiera. Mientras tanto, aténgase a sus responsabilidades actuales y no nos maree más de lo necesario. Silvio Berlusconi se sirvió del Milan y Bernard Tapie del Olympique de Marsella. Laporta usa al Barça como tercera vía populista.
Publicado en El Mundo Deportivo el 2 de marzo de 2010