Una vieja idea asoma en la crisis política ocasionada por una potente nevada el día 8 de marzo en gran parte de Cataluña. Es la antigua noción del principio de subsidiariedad que consiste en que allí donde no alcanzan los particulares o las empresas debe llegar el Estado para garantizar los servicios imprescindibles a los que todos los ciudadanos tienen derecho por igual.
El gobierno tiene la principal responsabilidad en la mala gestión de la comunicación con los gobernados, en actuar con reflejos y rapidez para acudir a paliar las precariedades de los ciudadanos, en la falta de previsión para suministrar agua y luz a todos los rincones del país.
Pero hay que reparar también en las responsabilidades de las empresas que se beneficiaron de las privatizaciones de los años noventa y que no han cumplido con las promesas de disponer de una buena red eléctrica y de su mantenimiento. No es la primera vez que partes importantes del país se quedan a oscuras.
El viento, un incendio o una gran nevada dejan a miles de clientes de las compañías energéticas sin luz. Se puede pedir responsabilidades al gobierno por el hecho de no haber exigido un servicio seguro a las empresas que se beneficiaron de la privatización sin garantizar un servicio ded mínimos, incluso en caso de catástrofes inesperadas.
Allí donde no llega el mercado debe llegar el Estado. Habrá que revisar las privatizaciones de sectores clave de la producción y servicios si no ofrecen los mínimos en una emergencia como la que viven varios miles de clientes en las tierras de Girona que cinco días después de la tormenta de nieve están sin electricidad, no tienen agua y pasan mucho frío.
Soy partidario de la liberalización de la economía pero no de la privatización de sectores clave sin cláusulas que incluyan el principio de subsidiariedad. El gobierno es responsable ante los electores. Las empresas sólo rinden cuentas a sus consejos de administración que leen severamente las cuentas de resultados en las Juntas Generales de accionistas.
El mejor gobierno es menos gobierno, decía Ronald Reagan. Esta idea es en parte responsable de la crisis global que vivimos. Toda la libertad económica posible pero, a la vez, todo el control necesario por parte del Estado para no dejar a la intemperie a amplios sectores de una sociedad.
Por regla general, los más grandes liberales de la historia llegaron hasta las ideas socialdemócratas a través de la aplicación implacable de la lógica interna de la libertad en tanto que valor supremo que tiende a la justicia y al amparo de los más débiles.
El apagón ha puesto en evidencia lo que ya sabemos, que no hay control ni mantenimiento, que llueva, nieve, o haga viento, se estropea todo y no hay nadie que se responsabilice.
Sr.Foix:Gobiernos grandes o pequeños…?
…En eso como en otras cosas el tamaño no importa, todo depende del proyecto que se pretenda llevar a término y evidentemente, de la capacidad de decisión que se pretenda tener; no obstante, habría que limitar el número de elementos que formen una junta de gobierno, nunca deberían ser más de veinte, es una cuestión que ya planteó en su día Cyril Northcote Parkinson, este historiador fue capaz de predecir en 1930 que la Marina Real Británica tendría más almirantes que barcos fruto de su empacho de burocracia; cuando veo esas inmensas mesas de negociación reuniendose una y mil veces sin éxito, me acuerdo de la Ley de Parkinson y deduzco que no llegarán a nada. Pedir explicaciones a las Eléctricas me parece oportuno, higiénico y necesario; pero, quién le pone el cascabel al gato Sr.Foix…?