Llegó de noche y se fue antes de que amaneciera. Barack Obama ha efectuado una visita inesperada, secreta, a Kabul para pedir al gobierno Karzai que ataje la corrupción y prepare al país a autogobernarse cuando ya no existan tropas extranjeras en Afganistán.
Es la primera visita de Obama a Afganistán desde que asumió la presidencia. Heredó la guerra de Bush y se la ha hecho suya porque La Casa Blanca piensa que no hay otra alternativa.
La retirada de Iraq está en marcha gradualmente pero Obama prometió enviar treinta mil soldados más a Afganistán a partir del pasado mes de noviembre. Es una guerra dura, difícil de ganar, en la que las bajas de los soldados americanos son tres veces superiores en el primer trimestre de 2010 respecto al año pasado.
Hay 41 países que forman la alianza contra los talibanes que no aceptan su derrota en 2002 y tampoco la presencia de tropas extranjeras en su país. Es un compromiso político, acompañado de una incerteza sobre el futuro de la presencia occidental en Afganistán.
Obama llegó en plena noche, se entrevistó con el presidente Karzai y saludó a varias unidades de los casi cien mil soldados norteamericanos destacados en el país. Cuando los afganos despierten ya estará de regreso a Washington.
Impedir que los talibanes recuperen el poder en Afganistán es una prioridad para la seguridad internacional. Lo que es más problemático es conseguirlo militarmente y sin contar con la complicidad de las fuerzas políticas, sociales, señores de la guerra y demás grupos que han construido un estado frágil y vulnerable.
La historia demuestra que ningún país extranjero ha salido vivo de Afganistán. Los británicos perdieron tres guerras en el siglo XIX y los soviéticos se estrellaron en la invasión de 1979 que acabó con una retirada precipitada que se consideró una derrota.
El síndrome de Vietnam está presente en los estrategas del Pentágono y de la Casa Blanca. Ayudar militarmente a un gobierno corrupto que no controla su propio país equivale a una derrota segura a medio y largo plazo.
Obama ha heredado las guerras en Iraq y Afganistán. Las tropas tienen ahora más bajas porque están llegando a los enclaves talibanes que se defienden y combaten con bombas y acciones suicidas que hacen imposible cualquier pacificación militar.
Estados Unidos y todos los países con tropas en Afganistán tendrán que abandonar el país sin haber conseguido sus objetivos. La pregunta elemental es si no sería más inteligente retirarse ya.
Publicado en La Vanguardia.es el 28 de marzo de 2010
No da mucha confianza Obama viajando de noche y marchando antes que amanezca.
Las guerras no son buenas y esta guerra no es distinta a las otras por mucho que quieran vestirla de seda.
Hola Sr. Foix. Bon article. I tambe molt necessari. Esta guerra seguramente no se puede ganar nunca a pie. Muy a pesar del poderío aereo y maritimo de los Estados Unidos y de sus aliados. Debido seguramente a la mentalidad de muchas de sus gentes y a su caracter aguerrido. Pero sobretodo a la orografía del terreno montañoso. Y lo más importante son las ideas inculcadas desde la niñez del fanatísmo religioso. Que hace que sean capaces de inmolarse por la causa.
Sr.Foix: Una de las peores herencias que le pueden dejar a uno es la de una guerra y al presidente Obama le han dejado dos, no le arriendo las ganancias ya que todas las guerras son una gran sarta de mentiras. Cuando en la guerra de Las malvinas llegaban por la noche los barcos argentinos llenos de adolescentes muertos al puerto de Aluar (Puerto Madryn), atracaban por la noche y sin avisar para que nadie los viera desembarcar, en la radio no paraban de decir aquello de: «¡¡Argentinos!!,¡¡ vamos ganando !!» y contaban historias y batallitas como la del capitán Juan León fandiño que tras cortarle la oreja al marino ingles Jenkyns le dijo, “Ve y dile a tu Rey que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”, después las radios cerraban con canciones guerreras,»tras su manto de neblina, no las hemos de olvidar…las malvinas, argentinas, sopla el viento y ruge el mar…»
La verdad es que no sé qué hacemos en la guerra de Afganistán, qué se nos ha perdido, si hasta nos da vergüenza reconocer que es una guerra…
No sé si será una pregunta elemental, pero desde luego no es de fácil respuesta. Mal si nos vamos, mal si nos quedamos. Una vez, en el viejo programa de J.L. Balbin, «La Clave», me impactó una frase que le lanzó a la cara, un negro a un blanco xenófobo (ambos británicos): «we are here because you were there». Occidente es esclavo de su pasado; cuando las cosas se ponen feas le gustaría hacer borrón y cuenta nueva y decirles a los demás pueblos del mundo: «cada uno en su casa y Dios en la de todos», pero esto es imposible. Las cosas van a ir a peor, y a veces siento alivio pensando que yo probablemente no lo veré.