Los que se manifestaron ayer en la Audiencia Nacional en defensa del ínclito juez no eran los mismos que acudieron a las puertas de la cárcel de Guadalajara en defensa de los altos cargos socialistas condenados. Pero sí que pertenecen a la misma corriente de opinión. La derecha le apoyaba con entusiasmo cuando contribuyó a destapar los escándalos del PSOE. Esta misma derecha es la que ahora aplaude la decisión del Tribunal Supremo de sentarle en el banquillo de los acusados por haberse atrevido a juzgar los delitos del franquismo.
La democracia es siempre la resolución abierta de los conflictos que afectan a intereses contrapuestos. Pero hay límites morales y legales que no se pueden traspasar sin que tengan consecuencias. Garzón dejó la Audiencia Nacional en 1993, hizo campaña con Felipe González como número dos de la lista de Madrid, llegó a formar parte del gobierno como director general para cuestiones de droga y, al no obtener un ministerio, regresó a la Audiencia Nacional, sacó sus expedientes en contra del gobierno y actuó en consecuencia.
De ahí pasó a encargarse de las grandes causas del mundo. Dictó un auto para detener a Pinochet de paso por Londres, ha pretendido entender de causas célebres, ha sido aplaudido en los más distintos foros internacionales. En el segundo mandato de Aznar se pronunció abiertamente contra la guerra de Iraq y empezó a trabajar en sumarios de gran envergadura.
La instrucción del caso Gürtel ha sido la última actuación que ha puesto en evidencia las prácticas corruptas de dirigentes del Partido Popular en Valencia y Madrid. También se ha ocupado de desempolvar los delitos del franquismo sin tener en cuenta que sus competencias no llegaban hasta ese extremo y, de paso, envió a la cárcel a varios prohombres de la política catalana, socialistas y convergentes sin distinciones.
He escrito más de una vez que Garzón debía ser inhabilitado en 1993 al instruir un sumario contra el gobierno del que había formado parte fugazmente. Todo lo demás es una consecuencia de aquella ligereza y de la falta de escrupulosa distinción entre el poder político y el poder judicial.
Un pedazo de juez, sí señor, que ha conseguido que los mismos que le despreciaban hace veinte años desde el socialismo, acudan ahora en su defensa en las mismas puertas de la Audiencia Nacional. Los populares se frotaban las manos en aquellos atribulados tiempos del socialismo y ahora padecen las consecuencias del caso Gürtel. No conozco un país democrático en el que un juez haya adquirido tanto protagonismo.
Admirado colega:
Le felicito por la valentía de este artículo, como es habitual en Vd.
La verdad es que el juez Garzón es un justiciero, una especie de Don Quijote, y así le ha ido…
Pero lo que me parece lamentable es que ahora se le encause por los delitos del franquismo: una Dictadura que llevó a la represión y también a la tumba -especialmente con el tristemente célebre Tribunal de Responsabilidades Políticas- a numerosos españoles.
Con el más cordial saludo de
Josep Maria Caparrós
Hola Sr. Foix. Un tema peliagut. En España existen demasiadas leyes y ademas las unas se contradicen con las otras, muchas veces. Se emplea un lenguaje técnico que la mayoría de la gente de la calle, no entiende. Y luego cada juez puede interpretarlo según su criterio ó creencias. Todo ello facilita más la injusticia que la justicia. Porque no es de sentido común. Las leyes deben de ser pocas, claras de entender, faciles de aplicar y con sentido común. Un ejemplo cercano es la decisión indecisa, que según la ley y la interpretación de ella, que hagan los jueces, tiene que tomar el Tribunal Constitucional, sobre la Legalidad del Estatut de Catalunya. Que fué ya votado por el pueblo, el Parlamento y el Senado. Tanto de Catalunya como de España. Entonces ¿ Que pinta el Tribunal Constitucional en ello ? – Respecto al Juez Garzon la opinion de la gente es que es necesario y valiente. Aunque se equivoque alguna vez.
Hola Sr. foix, desde luego que soy de la opinión de que si un ciudadano incumple con la ley debe de responder a la justicia, ya sea peón, ministro o juez. Pero,a mi parecer, la polémica del enjuiciamiento del juez Garzón está en las causas que se le imputan.
Yo no sé si la ley de amnistía de 1977 prohíbe la investigación de los delitos del franquismo; pero una amnistía se da, entiendo yo, cuando se ha cometido un delito; esto es, después de haber sido condenado. En este caso se podría hasta condenar por un delito del franquismo, aunque no se cumpliese la pena por la amnistía. Me parece injusto que después de cuarenta años de enjuiciamientos y condenas a un bando, no se pueda ahora juzgar al contrario.
Lo de las escuchas es otra, pero, a mi entender, un abogado está para defender al acusado, no para colaborar en el delito. Si, en caso de terrorismo, esas formas de obtener unas pruebas son válidas, no entiendo por qué no lo son en estos casos; o es que se hace la ley para unos y no para otros.
Le esta bien empleado a Garzón por meterse en lios que no debe, no es normal que todos sus casos salieran por televisión con él en primer plano, eso no es justicia,es vedetismo.
El Sr. Foix es condescendiente cuando en singular remata el articulo con «algo falla». Aqui falla todo. Lo politico, lo legislativo y lo judicial (no solo Garzon) en pleno. La sociedad civil tambien parece un circo con sus malabaristas sindicales, patronales y demas tuneles de la risa tonta, tipo Palau etc. Aqui no quedara ni el Tato para apagar la luz.
Garzón, Garzón, Garzón, todo el mundo habla de Garzón y tenemos problemas mil veces más importantes que los de este juez que quiso ser político y acaba como acaban muchos políticos,juzgado y posiblemente inhabilitado, así es la vida cuando se sueña ser lo que no se puede ser.
Fue un juez valiente…pero pasar de estrella a estrelllado…es un paso confuso. Me sabe mal que le obliguen a dejar el cargo, porque no vamos sobrados de jueces valientes…pero si quienes le juzgan que son los otros jueces .. creen que se ha extralimitado…las normas son asi y deben de cumplirse.
En todo caso no hay que confundir justicia con politización de la justicia. Hay una leyes que limitan sus acciones, si se queria dejar paso a sus acciones primero deberian haber cambiado las leyes…en caso contrario es cuando se pisa el terreno de los demas..y empiezan las injusticias.
Sr.Foix Como bien dice Brian, todavía hay cosas intocables en nuestra democracia. Cuando no existe separación real entre los poderes legislativo,ejecutivo y judicial, intentar que prevalezca la verdad puede ser y en realidad lo es, muy peligroso. El juez Garzón tuvo en su día el sueño de formar parte del poder ejecutivo, ya tenía una estrella por su trabajo como juez, pero tener dos estrellas más a algunos les pareció enormemente peligroso, demasiado poder en una sola persona. El juez Garzón ha descubierto que la vida es sueño, construir castillos en el aire tiene un problema, hay que construir primero los cimientos…
¿Qué es la vida?. Un frenesí… ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
(Pedro Calderón de la Barca)
Hoy haré un comentario muy breve y muy primario; muy visceral, si se quiere. Es lo que me pide el cuerpo y, después de todo, es lo que se espera del ciudadano de a pié, que para análisis sofisticados ya están los analistas y opinadores:
Cuando Garzón se metió con la izquierda (por llamarla de alguna manera) le dejaron hacer; cuando se ha metido con la derecha, el poder judicial lo ha trincado. No digo que haya una relación de causa efecto, digo simplemente que así han sucedido las cosas.