Dicen los expertos que será una película que barrerá en los Oscar. No lo sé. Sí que se me antoja como una de las piezas más emotivas, interesantes y sugestivas que recuerdo. El Discurso del Rey es un prodigio del diálogo cultivado, sugerente, interpretaciones soberbias y evocación de uno de los episodios más cruciales que vivió el mundo en el siglo pasado.
Tom Hooper es un director poco conocido fuera de los ámbitos del cine británico. Ahora saltará a la fama. Colin Firth evoca con maestría cómo un rey tartamudo (Jorge VI) puede llegar a pronunciar un gran discurso en el momento en que Inglaterra entra en guerra contra la Alemania de Hitler. Un desconocido australiano, (Geoffrey Rush) es el logopeda sin títulos, Lionel Logue, que prepara al futuro rey de Inglaterra para hablar correctamente en público.
Está lograda la ambientación de una Inglaterra azotada por la crisis de la Gran Depresión, un gobierno presidido por Baldwin, un Winston Churchill que ya era la salsa de todos los platos y un Neville Chamberlain que aparece difuminado y avergonzado por haber pactado con Hitler en Munich en 1938. A la amenaza de un Hitler desafiante, se añade el drama de un rey, Eduardo VIII, que en esos tiempos turbulentos se decide por el amor por una norteamericana divorciada dos veces y abdica como rey de Inglaterra. El rey enamorado de Wallis Simpson, hablaba perfectamente alemán, idioma original de la familia real británica, conocía el francés y había sido adiestrado en las academias militares. El embajador de Hitler en Londres, von Ribentropp, enviaba a la amante del Rey flores casi a diario levantando muchas alarmas en las elites británicas que veían inevitable una nueva guerra contra Alemania. La historia ya resaltado sus flirteos con el gobierno de Berlín del III Reich.
A Jorge VI, padre de la actual reina Isabel, le cae el reino encima por la renuncia de su hermano. No sabe hablar. Sufre mucho pero sabe que es el que representa a su país y al vasto imperio de la Commonwealth de Naciones. El logopeda, aparentemente un impostor sin títulos académicos y viviendo en un barrio marginal de Londres, le recibe en su destartalada mansión convenciéndole que puede hablar en público y lo puede hacer bien.
Llega la Coronación en la Abadía de Westminster. El juramento es breve y lacónico. Su tartamudez queda camuflada en la brevedad de sus palabras. Se instala en el palacio de Buckingham mientras siguen desarrollándose los episodios más dramáticos que preceden a la guerra contra Hitler. Churchill sigue advirtiendo sobre la peligrosidad de Hitler y pide el rearme de Inglaterra. El primer ministro viaja a Munich para detener a Hitler y vuelve con un papelito siendo recibido con alborozo en todo el país.
Es siempre emotivo escuchar por la BBC el mensaje del primer ministro Chamberlain a los británicos cuando Hitler empieza a desplegar sus carros de combate en el interior de Polonia, como consecuencia del ignominioso pacto con Stalin para repartirse la patria de los polacos. Dice mas o menos así: envié un telegrama al embajador británico en Berlín pidiéndole que trasladara a Herr Hitler que si en dos días no retiraba sus tropas de Polonia, Inglaterra estaría en guerra con Alemania. Al no recibir una respuesta satisfactoria, declaro que a partir de este momento estamos en guerra contra Alemania.
Como si hubiera dado un parte metereológico o una crónica de cricket. Chamberlain no podía continuar y Churchill esperaba su ocasión histórica. Mientras tanto, el nuevo rey tenía que hablar a sus súbditos imperiales de que el país estaba en guerra contra Alemania. La preparación de este discurso es pura antológica cinematográfica.
El momento es sublime. El Rey se la juega. El logopeda le insiste en que hable muy despacio, con grandes pausas, fuerte, sin miedo. En todos los rincones del imperio las gentes están pegadas a la radio. El Rey entra en los estudios preparados por la BBC. Empieza la cuenta atrás, cinco, cuatro, tres, dos, uno, ¡ya!. Son nueve minutos de un texto escrito y corregido por Winston Churchill.
Las pausas de su incapacidad dialéctica se convierten en notas solemnes de momentos históricos. Le sale bien. El gobierno le aplaude, los funcionarios le felicitan, los diarios dan cuenta de la oratoria perfecta del monarca, el logopeda aficionado no se separará de su sombra hasta que muera en 1953.
Una reflexión de aquellos turbulentos tiempos me lleva a pensar que los países saben encontrar a las personas idóneas en los tiempos más calamitosos. La monarquía británica, una de las instituciones más obsoletas de la historia, sigue cumpliendo su función en tiempos de bonanza y en épocas trepidantes. Antes y ahora.
Un hombre gris y limitado como Jorge VI se convierte en un ejemplo de superación personal y en un emblema de supervivencia ante las adversidades. Condensa todas sus virtudes en una sola: la constancia para superar su limitación en la dicción. Un rey tartamudo inspiró a toda una nación. Paradojas de la historia.
Dice el Rey Juan carlos que a causa de la crisis hay “desequilibrios y deficiencias estructurales que hemos de resolver juntos con eficacia y prontitud” ¿Y cómo?, pues abordando “las reformas necesarias” y “cumpliendo nuestros compromisos en materia presupuestaria y de déficit”, vaya por Dios, se inventó la polvora.
Mas ha hecho saber que «se siente en deuda» y que pondrá el acento más «en los deberes que en la reclamación de derechos», para pasar a pedir paciencia en el camino hacia la «plenitud nacional» catalana y a definir a los Estados como «construcciones artificiales».
Ya empezamos a no llamar las cosas por su nombre, malament.
Si malament si empezamos a hablar con grandilocuencia y palabras huecas, me recuerda a ZP con su lenta desaceleración en lugar de crisis.
Sr. Foix: Em quedo amb las frases, que m’es expresan amb sintesis la funció de un Rey.:
– » Sufre mucho pero sabe que es el que representa a su pais y al vasto imperio de la Commonwealth de Naciones. »
– » La monarquía británica una de las instituciones más obsoletas de la historia, sigue cumpliendo su función, en tiempos de bonanza y en épocas trepidantes. Antes y ahora. »
– » Un hombre gris y limitado como Jorge VI, se convierte en un ejemplo de superación personal y en un emblema de supervivencia ante las adversidades. »
– » Un Rey tartamudo inspiró a toda una nación. Paradojas de la historia. »
Quiero pensar que un Rey ó Reina es como la Bandera de un pais. Pues representa y sirve al pais. Aunque parezca innecesario y que sobra. Tiene su función, utilidad y servicio psicológicamente.
Y está fué la función del Rey Jorge VI. Una función psicológica.
La tartamudez tiene en un porcentaje de casos una cuestión hereditaria y existen múltiples métodos para corregirla definitivamente con éxito.La monarquía tiene un 100% de factor hereditario y no se conoce fórmula alguna no cruenta o dramática que rectifique esta patología social.
Si hay jubilación para todos a los 67 años, que se la apliquen al Rey, tiene que dar ejemplo el primero.
Sr.Foix: Colin Firth hace una gran interpretación; la tartamudez se puede corregir, a pesar de los problemas de burlas que sufren las personas que la padecen y que son uno de los lastres para su curación, especialmente en las escuelas.
Yo fui uno de esos niños tartamudos que sufrió las burlas en la escuela, me sabía las lecciones, pero cuando me sacaban hacía ver que no había estudiado para que no se rieran de mi.
Un rey puede ser tartamudo y no pasa nada, hasta hace gracia, una persona es tartamuda y lo tiene crudo, pero crudo, crudo.
Ciertamente, estamos ante una película de reconstitución histórica que se llevará los Oscar de Hollywood. Una vez más, el cine británico nos ofrece un «biopic» de categoría artística.
Gracias por este excelente y documentado artículo, pues animará a muchos lectores a visionar este filme.
J. M. Caparrós Lera
Historiador del cine
En este detallado y documentado «canelon» de San Esteban que nos brinda el Sr. Foix, iba reafirmandome yo en el dictado declaradamente anglofilo del autor. Anglofilo si, pero cogne! el Sr. Foix tambien nos dice que la monarquia inglesa es una de las instituciones mas obsoletas que son y han sido y esto me ha dejado el cuerpo a gusto.
Ya esta bien de pasmaos que por cuna viven del cuento a base de bien.
Habra que ver la pelicula.
Y habra que pensar si existen mas monarquias obsoletas e innecesarias (si es que hubiere alguna que no lo sea). Se les ocurre alguna?