Pepe Casán era el sabio en aquella redacción de La Vanguardia a la que entré como traductor de inglés en el verano de 1969. Un sabio que era un prodigio de humanidad, de respeto al otro, de conversación culta y amena. Era una de esos periodistas que permiten que la redacción funcione en los elementos más vitales, sin aparecer, sin lucirse, con la humildad que prodigan las personas de bien.
Me llamó esta tarde Miriam Josa, compañera durante años en la redacción de Internacional, para darme la noticia de la muerte de José Casán. Había hablado con él hace unos meses y recordamos vagamente aquellos tiempos en los que trabajábamos con papel, corrigiendo teletipos y crónicas que llegaban en largas tiras de papel a las mesas de la redacción. Casán era una referencia humana y profesional para los que pisábamos por primera vez una redacción de diario. Lo fue hasta su jubilación y siguió prodigando su compañerismo y amistad con quienes tuvimos el privilegio de tratarlo durante tantos años.
He entrado en Google y he encontrado sólo un emotivo obituario en nulladiesinelinea.over-blog.es, supongo que de su gran amigo, Alberto Díaz Rueda, con quien compartimos tareas durante años. Era tal su modestia y discreción que firmaba poco y quería figurar todavía menos. Había nacido en Mollerussa (Lleida) hace 95 años. Si tuviera que definir uno de sus rasgos principales es que fue un trabajador infatigable, autodidacta, una persona que durmió muy pocas horas en su vida para abrirse paso en la miseria ambiental de aquellos años de postguerra. Era tal su deseo de pasar oculto que ni siquiera he encontrado una fotografía suya en Internet.
Trabajaba en la compañía Fecsa por la mañana, dormía un poco de siesta y abandonaba la redacción de la calle Pelai pasadas las dos de la madrugada. Solía venir a la redacción a pie y regresaba a su casa también andando. Vivía en Gracia. Siempre con un libro cubierto con papel blanco para no satisfacer la curiosidad de los transeuntes. Otro rasgo de su carácter consistía en que nunca hablaba mal de nadie, algo insólito en esta profesión en la que administramos la crítica a discreción y sin contemplaciones.
Recuerdo muchas de sus frases que me quedaron grabadas sin que él se diera cuenta. Una de ellas es que ser buena persona es lo que tiene más recompensas en la vida. Pepe Casán era una buena persona. Pero también era grande por su saber enciclopédico, por su instinto didáctico, por su ironía que practicaba siempre, incluso cuando andaba muy corto de sueño. Leía y hablaba francés, inglés y alemán. Había traducido a Churchill y también una biografía de Goethe de Alberto Bielschowsky.
Lo hizo en 1944 y me acabo de emocionar al releer la dedicatoria de un ejemplar que me regaló: “A Lluís Foix, amigo del alma, ofrezco este testimonio de una dramática época de mi vida en que tuve que aventurarme a tareas superiores a mis fuerzas… José Casán Herrera, 4 de abril de 1986.
José Casán era una de las mentes más delicadas y cultas en aquella redacción de 1969 en la que fabricábamos la sección de internacional personajes tan entrañables como Santiago Nadal, su hermano Carlos, Lluís Permanyer, Tomás Alcoverro, Valentín Popescu, Miriam Josa, Jordi Piquer, Maria Dolores Masana, Alberto Díaz Rueda, Jaime Arias, Pepe Guerrero Martín y el inefable, inmenso y bohemio Antonio Carrero Baringo.
Todos estábamos metidos en la jaula de Internacional. La Vanguardia estaba compuesta de jaulas de cristal en la que la relación entre los redactores era sobre todo visual. Por nuestra jaula pasaban académicos como el profesor Latorre o Pérez Vitoria, activistas culturales como Albert Manent y gentes muy próximas a Santiago Nadal que militaba en el antifranquismo desde las filas de Don Juan cuando el padre del Rey tenía su sede en Estoril.
Casán conoció a todos los directores que han pasado por La Vanguardia en los últimos setenta años. Sufrió los largos años del franquista Luis de Galinsoga que se paseaba por la redacción clamando a grito pelado “estoy en territorio conquistado”. Su gran poder se acabó el día en que osò decir al párroco de San Ildefonso, tras una homilía en catalán, aquello de que “todos los catalanes son una mierda”.
También conoció a Manuel Aznar, abuelo del futuro prpesidente del gobierno, que rescató de los destrozos de Galinsoga una Vanguardia que estaba herida por las fechorías de su director. Vivió la llegada de Javier de Echarri, Horacio Sáenz Guerrero, yo mismo, Paco Noy, Joan Tapia y José Antich. Cuánto siento no haber tomado nota de las anécdotas y vivencias que contaba de su larga experiencia.
Vino a Londres mientras yo estaba de corresponsal. Fueron unos días entrañables. Recuerdo que muy cerca de Cambridge, con su esposa Camila, me pidió que parara el coche. Nos bajamos y me sugirió que a partir de ese momento nos tuteáramos. No era posible. El señor Casán era el señor Casán. Con el tiempo recurrimos al tuteo que siempre me resultó extraño. Casán no tuteaba a nadie y nadie le tuteaba. Respetaba y era respetado.
Tenía golpes escondidos. Cuando alguien le preguntaba una obviedad, se sacaba sus gruesas gafas, dejaba de teclear en su vieja Underwood, abría un cajón y leía el primer paragrafo del Génesis. Hay que empezar por el principio, decía con una sorna benevolente. Casán era la seriedad y el rigor. El trabajo bien hecho y perfectamente acabado. Una enciclopedia viviente, pasión por los detalles, severo consigo mismo y comprensivo con los demás.
Los originales que pasaban por sus manos quedaban siempre mejorados. Una coma, un adjetivo, una mayúscula, el nombre exacto de un personaje o de un país. Su sabiduría la compartía con una sonrisa irónica mientras contaba anécdotas de personajes que habían pasado por la redacción. Hablaba de un periodista de los años cincuenta que llegaba a la redacción y colgaba la chaqueta en un punto en el que no había percha. Y, naturalmente, la chaqueta caía al suelo porque Newton así lo había teorizado. Cuántos buenos ratos en aquella extraordinaria redacción de Internacional.
Era una redacción muy ilustrada. Casán había leído todo lo que había que leer. Hablaba de literatura, de arte, de historia y de música. Un hombre culto. No sé como acabar este recuerdo personal de un hombre que ha influido mucho en mi formación. Sólo se me ocurre decir gracias, Pepe, y hasta pronto.
Pràcticament res es pot afegir a les encertades paraules de l’amic Lluis Foix i als comentaris de tots els que m’han precedit aquí, com no sigui expressar el meu més sentit agraïment, en nom propi i en el de la família. I, tot i que el meu pare podia parlar amb coneixement de causa i gaudir tant de les tragèdies de Shakespeare com de les aventures de Sherlock Holmes, tant del Quixot o de la Ilíada com de les obres de Muñoz Seca o Mihura, crec que res li agradaria més que, com Horacio a Hamlet al final del cinquè acte, li desitgem en aquest moment (i ho dic en castellà, perquè és com ell ho deia de vegades) «¡Feliz noche eterna, amado príncipe, y coros de ángeles arrullen tu sueño!».
Tuve el honor de trabajar en Fecsa con don Josep Casán, el señor Casán, en las viejas oficinas de la calle Balmes esquina con la Gran Vía. Desde el primer día me pregunté qué hacía allí una persona de ese nivel intelectual trabajando modestamente tras una vieja mesa de madera y una inseparabe y no menos vieja Underwood. A la vez, agradecía la oportunidad y la suerte que la vida me ofrecía de poder compartir algunas horas del día con una de las personas más buenas, honestas y cultas que he conocido.
Recuerdo que me abrumaba hablándome de usted (¡casi me triplicaba la edad!) y que por mucho que insistí no me tuteó jamás.
Su legado, ¡esa traducciones de Montanelli!, su cariño, su trato personal, su humildad, quedarán en el recuerdo de todos los que tuvimos el gran honor de conocerlo.
«Men of few words are the best men» (Henry V, William Shakespaeare).
«Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios le sostenga en la palma de Su mano», señor Casán.
Mi más sentido pésame a sus familiares.
El tiet Casán era el meu pare intel•lectual, ell m’ha guiat tota la vida, des de que tenia set anys sobre el que teia que llegir. Ha estat un mestre exigent, dur i comprensiu al mateix temps; que s’excitava fàcilment en front dels errors i, sobretot, de les comes supèrflues, deia que hi ha autors que les comes les posen amb un saler i les aboquen al text tal com cauen. Ha estat el responsable i corrector de la meva primera novel•la. La seva absència esdevindrà pertorbadora e irreparable. Rosa Cava
Como siempre eztraordinario el corazón y los escritos de Lluís Foix, un señor en toda la extensión de la palabra.
Gracias por tu artículo Luis, también grácias al Sr.Casan -no túve el gusto de conocerle-. pero sin él, no hubiese tenido la oportunidad de leer lo que has escrito. De tu palabra cálida, surge un aire puro que, como te ha dicho alguién más arriba, invita a se mejor.
Entrañable el artículo de hoy de Foix, emotivo y sincero, es un placer leer cosas como este recuerdo de Pepe Casan.
Hola benvolgut Lluis, com no trobo el teu a-mail, tèscric aqui.No és lfoix@lavanguardia.es?
He llegit el teu «Grácias Pepe Casán» i m’ha emocionat molt recordar tantes coses d’aquells temps. El Pepe es mereixia tot el que expliques d’ell i que altres no farán. Menys mal que un tan bon amic com vares ser tu, el porta a la memoria dels qui varem estimar-lo i no tenim ocasio d’escriure res a L.V.
També he llegit a l’Alberto
Ho sentit molt perquè el Carlos l’estimava moltissim també i perquè jo mateixa vaig treballar colçe amb colçe tota la seva última etapa a la redacció de Pelai. Recordo tantes converses amb ell i ara em sap tant de greu no haver-lo anat a veure abans de marxar a New Zealand. L’últim cop que vaig parlar amb ell va ser quan em va telefonar per donar-me el condol per la mort del Carlos.
Vaix marxar a N.Z. al desembre. Les festes de Nadal se’m feien una muntanya i a més no havia estat a casa de la meva filla Anna des de feia 14 anys per motiu de no deixar al Carlos sol. Malhauradament, ja no hi ha motiu per no viatjar. El dia 27 ja farà un any però el buit que m’ha deixat, Lluis, segueix com el primer dia, sols que envoltada de sorolls sebla que no el sents tant però a la nit torna a omplir els meus somnis.
Em quedo aquí, que ara és l’estiu, fins a primers d’abril que torno a Barna. Et trucaré i a veure si ens veiem algun ratet i t’explico el que estic fen per publicar alguna cosa d’ell.
Una forta abraçada desde «the world up side down»
Maria Dolors
Hola senyor Foix.
Sóc net de Josep Casán i avui, a casa, tots ens hem emocionat al llegir la seva publicació.
Pels familiars de «l’avi Josep» ha sigut molt reconfortant trobar articles com el seu o el de Lluís Permanyer a La Vanguardia d’avui 7 de Gener.
Quina sort hem tingut de poder-lo conèixer i que afortunats som de poder saber com era ell en d’altres àmbits a part del familiar!Crec que molt poques persones han tingut el privilegi de poder fer-se una idea de com era el seu avi entre companys de feina i amics. Aquest fet ens dóna als familiars una visió encara més completa i àmplia de la persona que ens ha deixat.
Moltes gràcies, senyor Foix, pel text i sobretot moltes gràcies per estimar-lo com a amic.
P.D: Espero que no hi hagi faltes ortogràfiques. Em consta que no podia suportar-les
Hola Ssenyor Foix!
Sóc la néta del Sr.Casán.
Només volia felicitar-lo per l’article que ha escrit. No he pogut acabar de llegir-lo sense que em caiguin les llàgrimes d’emoció.
Realment no ha pogut fer una descripció més precisa de com era l’avi. Ha estat i serà sempre una persona única i un referent per tots nosaltres.Deixa un buit molt gran.
Moltes gràcies per les seves paraules!
¡Qué suerte conocer, y aprender de, alguien así!!!!.Un saludo Sr. Foix.
Sr. Foix i companys del blog, que bonic el record d’en Pep Casan. Que descans-hi en Pau. Que tambe acabo de coneixer.
Molt bon record de part del Sr. Lluis Foix i molt bon comentar-hi dels companys del blog.
Moltes Gracies.
Gracias a Foix por su generosidad con sus amigos.
Sr.Foix: Una de las causas de la crisis actual es habernos olvidado de aprovechar el conocimiento y sabiduría de tantas y tantas personas como el Sr.Casan, hemos caido en las garras de los «masters del universo» cortoplacistas y engreidos, que lo máximo que saben del Génesis es que es un grupo que lideraba Phil Collins…
Bartolomé, hoy se desprecia a todo aquel que tiene más de 50 años, se le jubila anticipadamente y no se aprovecha ni su sabiduría ni su experiencia.
Los que tenemos una edad ya no contamos para nada, una pena, ellos se lo pierden.
BartoloméC, Julia y Pere: ¡ Cuanta razón tenéis ! Desde luego, la bondad,la humildad, la honradez, la experiencia, la sabiduría, y el conocimiento no tienen precio.
Hombres como Pepe Casan nos hacen mucha falta. Y de haberlos ahilos. Pero son invisibles porque son humildes.
Me sumo a vuestras opiniones, Lluís Foix es un referenre en los blogs por su educación y sabiduría.
En paz descanse Pepe Casan, al que acabo de conocer ahora mismo leyendo este emocionante articulo del Sr. Foix.
El Sr. Foix tiene ademas, estas cosas, buena memoria, buenos sentimientos y buena escritura. En este caso al recordar al amigo fallecido nos traslada a otros tiempos y otras maneras de hacer.
Nadie muere del todo mientras es recordado, El Sr. Casan sigue vivo para el compañero y amigo y ha aparecido en mi imaginario.
Cuando el Sr. Foix se despide con un «hasta pronto», entiendo que es un como minimo los 95 años de su colega fallecido, ya que el Sr. Foix aun nos tiene que dar muchos articulos de este calado, y como deciamos el otro dia, haciendonos a todos un poco mejores.