Secretos políticos y militares, justicia, periodismo, seguridad nacional y global son algunos de los factores que se ventilan en el juicio que ha empezado hoy en Londres para extraditar a Julian Assange a Suecia y ser interrogado sobre acoso y abuso sexual a dos de sus ex colaboradoras en Wikileaks.
No hay una imputación concreta. El fundador de Wikileaks vive en libertad bajo fianza en la mansión de un amigo en el campo inglés. Hoy ha comparecido para defenderse de la extradición que solicitan las autoridades suecas que no han presentado acusaciones concretas. Sólo quieren interrogarlo.
Assange empieza una batalla legal que le puede enviar a Suecia y acabar en Estados Unidos donde podría ser acusado de haber obtenido fraudulentamente y divulgar cientos de miles de secretos sobre el ejército, la diplomacia y la banca de Estados Unidos y de muchos otros países del mundo.
No es un asunto menor sobre la conducta sexual de un australiano de 39 años que pasó una temporada en Suecia. Se trata de cómo desactivar la bomba informativa de Wikileaks que ha enrojecido ya a muchos diplomáticos, políticos y financieros que han visto con horror la publicación de secretos que parecían custodiados en los archivos de los secretos de Estado.
De todas las revelaciones que se han hecho públicas hasta ahora no se ha negado ninguna, al margen de los desmentidos oficiales que tienen escaso valor. Assange ha penetrado en las tripas de instituciones militares y diplomáticas de Estados Unidos y de cuantos países se relacionan con Washington. No está claro cómo ha conseguido hacerlo. A veces porque alguien le ha entregado la información cifrada, otras porque Wikileaks, una organización de voluntarios, ha conseguido burlar la seguridad informática de gobiernos e instituciones.
Cada cual tiene un titular a cinco columnas que no le gustaría ver publicado. Puede tratarse de un pequeño o gran delito y también de intimidades que nadie quisiera ver expuestas a la curiosidad del mundo global. Wikileaks viene a ser una cesta en la que se almacenan cientos de miles de secretos. Assange consiguió la complicidad del New York Times, The Guardian, El País, Der Spiegel y Le Monde que han ido publicando en cuenta gotas muchas informaciones secretas. Esos medios aseguran que no pagaron ni un euro. Es lo que tienen que decir aunque me inclino a que se prestaron a dar crédito a los secretos por el mero hecho de publicarlos en medios con credibilidad.
Assange teme que puede acabar en Guantánamo si Estados Unidos consigue su extradición desde Suecia. Son suposiciones. El debate sobre el caso Wikileaks es si alguien puede usar información conseguida ilegalmente. Si tiene un interés público, por supuesto que sí. El caso de Watergate que obligó al presidente Nixon a dimitir en agosto de 1974 es una buena prueba de ello.
Lo que debería predominar es si las filtraciones de Wikileaks son verdaderas o falsas. Los Estados manejan mucha información de los ciudadanos y las podrían airear si conviniera a la seguridad o a los intereses de un gobierno concreto. ¿Por qué no puede hacerlo un individuo si dispone de los secretos del Estado? Los intereses en juego son muchos y de gran relevancia. Julian Assange se enfrenta a un calvario judicial y político que puede pagar caro. Hay cuestiones con las que no se juega. ¿Pero no habíamos quedado que la libertad de información era fundamental? Quizás no tanto como la seguridad de los Estados.
Sr. Foix: Me quedo con las frases: ¿ Pero no habíamos quedado en que la libertad de información era fundamental ? Quizas no tanto como la seguridad de los Estados.
Los compañeros de blog ya definen y opinan sobre el tema con mucha lógica y clarividencia.
Por mi parte también opino que todo seguirá igual pero, eso si, con más precaución y mucho más control por parte de los Estados, sobre la red ó redes de Internet. De hecho ya lo está haciendo China. ect.
Opino que se ha perdido la intimidad en las relaciones de la comunicación. Porque antes uno se comunicaba con otro. Y a lo sumo solo lo sabía el otro. Y si lo hacía por carta lo podía controlar y saber la policia de investigación y el Estado.
Ahora todo lo que se comunica a traves de Internet lo puede saber al instante cualquier persona en todo el mundo. Pues la información circula por toda la red planetaria de Internet. Solo hay que agenciarse ó conseguir poseer la clave de la encriptación adecuada.
Y aunque tenga 100 ó más digitos sale toda la información.
De ahí la opinion expresada por el Sr. Lluis Foix en las 2 últimas frases del artículo.
Jo prefereixo aquesta altra frase: «Tothom té un títol a cinc columnes que no li agradaria veure publicat».
Es probable que Assange sea el chivo expiatorio o al menos un ejemplo de lo que le podría pasar a todo aquel que deje en evidencia la falsa fortaleza, la inexpugnable(????)seguridad de los estados dominantes de la cosa a nivel mundial. Michael Moore decía que ahora somos nosotros los que vigilamos al Gran Hermano. Quizás es una forma de defendernos. Se avecinan tiempos de mayor control. Saludos a los que nos están leyendo y sumando más datos sobre por donde respiramos.
¿Que motiva a una persona a ponerse frente al mayor poder del planeta con un arma tan certera y peligrosa como la verdad?
En estos días el gran público está descubriendo a WikiLeaks y a Julian Assange, su cara visible, una cara que está poniendo en jaque a los gobiernos de EEUU, Irak y algunos de sus aliados, así como a la dictadura iraní, gobiernos que están descubriendo en sus carnes el poder de Internet y la libertad que esta genera.
Pero ¿qué hace WikiLeaks? El portal, con cuatro años en la red, simplemente da el espacio para que se filtren informes secretos protegiendo a su emisor, pero con una premisa: se centra básicamente en regímenes totalitarios. Estos regímenes, y sus patrocinadores (que siempre son estados perfectamente presentables), lograban hasta ahora censurar o, como mucho, desinformar (la primera y “televisada” guerra del Golfo fue la primera desinformación planetaria con tecnología Hi-Tech), pero ahora se encuentran que Internet es un espacio que no pueden dominar, presionar, condicionar… La peor de sus pesadillas.
Los casi 400.000 documentos filtrados esta semana han demostrado simplemente que todos mienten, que aquí no hay buenos y que son todos malos. Y han dejado a las claras que el papel de gendarme global de los EEUU deja mucho que desear, si alguna vez fue un papel para admirar. Torturas, asesinatos, matanzas planificadas, asesinato de civiles desarmados… Es innegable el peso de las pruebas en papel, fotos o video y ya no queda espacio para relativizar nada.
En un momento donde el periodismo de investigación no es más que una utopía en un mundo de conglomerados mediáticos, un lugar donde la verdad pueda encontrarse “en estado puro” es de agradecer.
¿Tienen Julian Assange y WikiLeaks algún fin político? Seguramente si, pero en esta coyuntura los ciudadanos de cualquier ideología debemos ir más allá, debemos ir al hecho. Que en WikiLeaks no salgan todas las filtraciones que deseáramos, es aceptable (no así la ridiculez del popular Gonzalez Pons, que sugirió que WikiLeaks debería investigar a Rubalcaba), pero debemos aceptar que lo que está allí es real y está en bruto, y eso significa tener hoy en titulares las pruebas de la infamia de la Segunda Guerra de Irak, la obra excluyente del pequeño Bush, el peor presidente que han tenido los EEUU, sostenida por el más que inmerecido Premio Nobel de la Paz, Barack Obama.
No he leido nada de Wikileaks que ponga en riesgo la seguridad de los Estados. Hasta el momento.
Y de lo que he leido si que he extraido que hay mucha frivolidad y negligencia para salvaguardar estas «inseguridades» de Estados.
Julian Assange pagara el pato por unas practicas que no gustan al sistema porque queda con el culin al aire, no por los contenidos de sus revelaciones que siempre son temas a toro pasado, aunque interesantes.
Hoy mismo sabemos que cuatro hackers de «cuarto de reixa» se han metido ni mas ni menos que en las tripas del Nasdaq USA.
Preveo que todo ello dara justificacion para mas intervencionismo y control en detrimento de todos y de la libertad.
La verdad es que el fenómeno de Wikileaks es una muestra más de la importancia de Internet en esta era digital que ha revolucionado el cambio de siglo. Y, por tanto, fundamental para la libertad de información que todos deseamos. Todos, claro, menos los Estados…
o algunos Gobiernos que tienen temas graves que esconder.
Un saludo muy cordial de J. M. Caparrós Lera
Sr.Foix: Hemos podido comprobar estas últimas semanas que Wikileaks desconocía cuanto iba a suceder en Túnez, Argelia, Yemen o Egipto, Wikileaks por tanto sabe cosas que ya han sucedido, pero no relaciona sus conocimientos con posibles sucesos posteriores que se pueden derivar o deducir de esos conocimientos. Me ha sorprendido igualmente, que los servicios de inteligencia de esos paises afectados por las revueltas, desconocieran el uso que se estaba haciendo de las redes sociales y especialmente que los servicios de inteligencia de Estados Unidos o Israel se hayan visto sorprendidos por este fenomeno. El control de las redes sociales va a pasar a ser desde ahora tema prioritario para muchos gobiernos.
¿Cuanto le queda de vida o de libertad a Julian Assange? Solo Dios lo sabe, pero hay mucha gente muy poderosa que hoy ve, desesperada, que no puede manejar esta situación como se solía hacer. Y eso es para celebrarlo.
El economista Alejandro Gavirira escribio sobre J. S. Mill:
Mill pensaba que el error cundía por todas partes, que la falsedad no era la excepción sino la regla y que las opiniones mayoritarias estaban, en ocasiones, hechas de prejuicios. Creía, en últimas, que la libertad de expresión era necesaria para evitar la primacía de la ignorancia sobre la razón. “Nunca será excesivo —escribió en el capítulo segundo— recordarle a la especie humana que existió un hombre llamado Sócrates, y que se produjo una colisión memorable entre este hombre y la opinión pública… Al hombre que, de cuantos hasta entonces habían nacido, probablemente merecía más respeto de sus semejantes, un tribunal popular lo condenó injustamente como a un criminal”.
Probablemente los temores de Mill eran exagerados. Así lo creyeron muchos de los primeros lectores de Sobre la libertad. Pero su defensa de la libertad de expresión mantiene cierta vigencia. Ciento cincuenta años después, en las palabras de esta época y de este país, Mill sólo está diciendo que el estado de opinión no es una fase superior de la democracia, sino una amenaza contra la libertad que sólo puede ser contrarrestada con la difusión permanente de todo tipo de ideas, incluso las más falaces y malintencionadas
prof. Rosado
Ramón, creo que de eso se trata ahora, de controlar la información direccionandola mediante esa difusión permanente de muchas ideas, la mayoría de las veces contradictorias entre sí.
A Sócrates hoy le volverian a condenar, pero con más sutileza, su condena saldría en el telediario.