Las revoluciones no llaman a la puerta. Llegan como un extraño que se presentó en la casa de los que se habían acostado a las diez de la noche. Los analistas de toda condición deberíamos sonrojarnos por no haber ni siquiera sospechado que en dos meses caerían dos dictaduras en la otra ribera del Mediterráneo y que la población se jugaría la vida enfrentándose a otro tirano que es defendido por mercenarios.
No son revueltas sobre el precio del pan o los transportes. Son revoluciones en contra del miedo, por la libertad, por la dignidad y por los derechos fundamentales. Habíamos supuesto que estas revoluciones eran patrimonio del mundo occidental que ha creado sociedades abiertas, más o menos prósperas, autocríticas, en crisis permanentes que generan acuerdos hasta que llega otro debate social y político que se salda con la concurrencia a las urnas.
Las revoluciones, decía Ortega, no se preparan como un golpe de mano, no son conspiraciones, tapujos, secretos, tramas desde la oscuridad. Son todo lo contrario: aire público; mejor, vendaval en toda la rosa de los vientos, colaboración universal, exuberante y sin contraseña.
En Irán, al igual que en Petrogrado en 1917, la pérdida de legitimidad fue demostrada en la forma más clásica cuando el ejército y la policía rechazaron obedecer las órdenes del Rey o el gobierno establecidos. Mubarak y Ben Ali emprendieron el camino del exilio interior o exterior cuando el Ejército les abandonó. Muchos países árabes y musulmanes están gobernados por militares que llegaron al poder con golpes de estado como Argelia, Benin, Birmania, Etiopía, Madagascar, Somalia, Libia, Iraq, Siria y tantos otros.
Si servían a los intereses de las potencias occidentales eran tolerados y su dictadura era aceptada aunque las gentes sufrieran las consecuencias de la corrupción, la arbitrariedad y la opresión de dirigentes sin otra legitimidad que la fuerza. Las revoluciones del norte de África no las han organizado partidos políticos ni oposiciones más o menos organizadas.
Cuando el profesor Húngaro que informó ante la comisión de Naciones Unidas sobre la revolución, aplastada por los tanques soviéticos en octubre de 1956, sostuvo que la “carencia de líderes de la Revolución húngara es algo único en la historia; no estuvo organizada; no fue dirigida centralmente. El afán de libertad fue la fuerza motriz de todas y cada una de las acciones”.
Es incuestionable que las revoluciones en marcha han sido posibles gracias a Internet que ha comunicado en directo a millones de árabes lo que estaba ocurriendo en sus países vecinos. Primero Túnez, después Egipto y ahora Libia. La era de las revoluciones de masas comenzó en 1848. Fracasó en todos los países de Europa. Pero sus ideas, era el año del Manifiesto Comunista de Marx y Engels, circularon por todo el continente a la espera de mejor ocasión que llegó a partir de la caída de los imperios tras la Gran Guerra.
Las revoluciones del siglo XX respondían a aquellas ideas de masas que empezó a concretarse en la producción en masa, en la emigración masiva y también en la guerra total. En la búsqueda de la felicidad universal, todo se convirtió en universal: sufragio universal, educación universal, servicio militar universal y, finalmente, destrucción masiva en las trincheras de Europa.
Cuenta Enric González en su excelente crónica de El País de hoy que el 68 por ciento de los árabes tiene menos de 30 años y conoce la cultura occidental. Les llega a través del fútbol, de las series de televisión, de los informativos de la cadena Al Jazeera que emite desde Qatar, de noticias elaboradas con perfecto acento inglés, de la caída de Saddam Hussein con un impacto visual que les enseñó lo frágil que puede ser un tirano.
Pensábamos que una revolución en el universo musulmán sería seguida por las leyes coránicas, como ocurrió en Teherán en enero de 1979. No han sido revoluciones anti norteamericanas, en contra de Israel o de Europa. Han sido manifestaciones masivas pidiendo el fin de las tiranías y exigiendo los derechos y la libertad que les han sido negadas por sus gobiernos y por los aliados occidentales.
Los dados de la libertad han empezado a rodar por el mundo árabe y musulmán. Nadie sabe cuál va a ser el desenlace de estos golpes que da la historia de vez en cuando. La normalidad no llegará de la misma manera a todos los países que tienen su propio relato nacional y cultural. La revolución, lo dijo Mao Zedong desde su arrogancia, no es una cena de gala.
Las ideas son importantes pero las revoluciones triunfan no sólo por la fuerza de sus ideas, sino cuando logran constituir una clase dirigente mejor que la anterior. Gaddafi puede atrincherarse en su locura y en su fuerza aplastando a los manifestantes. Pero sospecho que tiene los días o los meses contados. A la luz de los acontecimientos sospecho que no hemos visto nada todavía. Me atrevo a afirmar que el siglo XXI quedará marcado por esta revolución de la información que ha dado protagonismo a quienes vivían bajo la opresión de tiranos que se creían invulnerables.
BartoloméC: ¡ Ya tienes razón, ya !
«Los libios son libres puesto que el poder está en manos del pueblo», según Gadafi, para quien si mañana hubiera una nueva República y una nueva Constitución no tendría «nada» en contra. «No soy presidente, soy líder de la revolución», ha proseguido para subrayar su nula disposición a seguir los pasos de Ben Ali y Mubarak.
Joan Manuel:Esperemos que el pueblo Libio encuentre pronto el camino de regreso a su libertad.
http://www.goear.com/listen/814d801/take-me-home-country-roads-john-denver
Las revoluciones de este invierno son clásicos «cisnes negros» (Black Swan). Podían pasar, han sucedido sin que las esperásemos y van a ser determinantes de acontecimientos futuros, las tres características de los sucesos inesperados esperables.
Las nuevas comunicaciones (twitter, facebook, etc.) son el instrumento. pero la revolución la pone en marcha la contemplación en la pantalla de TV de que hay otro mundo ahí fuera. Y esos 100 millones de árabes de menos de 30 años podrán estar más o menos informados, pero no son tontos.
Lo que pueda pasar después está, naturalmente, por ver.
Si no fos pel petroli al que estem «enganxats» com a un droga, ja ho haurien previst els estadistes i els críics…però certament necessitem autolèctric i s’haurà acabat el problema i les revolucions….I ara més, que només podem anar 110 k h. a veuere si les gran multinacionals es deideixen i fan cas dels inventors petits i sense recursos, que per això són més creatius. EL COTXE ELÈCTRIC, JA! Josep
Sr. Foix: El que mes m’agrada de voste es que viu amb sentiment e imparcialitat, lògica i veritat els articles que escriu.
Afirmo el mateix referent a les respostes que donen els companys de Blog.
Opino que la principal revolución en el mundo arabe y musulman es y será la de las mujeres. Reclamando sus verdaderos derechos.
Como le ocurrió a Olympe de Gouges pseudónimo de Marie Gouze, escritora, panfletista y política francesa, autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadania (1791)
Y que fué condenada a muerte por el tribunal revolucionario sin poder disponder de abogado. Y el tribunal la condeno a muerte por haber defendido un estado federado, de acuerdo con los principios girondinos.
Fué guillotinada el 3 de Noviembre de 1793. Por defender el derecho y la libertad de la mujer y de la ciudadania.
De Wiquipedia, la enciclopedia libre.
Opino que a todos los hombres y a todas las mujeres nos pasaba por alto la importancia del cambio de mentalidad de la mujer y su influenciaen en el mundo musulman moderno.
Les recomiendo vivamente el magnifico articulo de Ignacio Ramonet «Cinco causas de la insurreccion arabe» en Le Monde diplomatique en su edicion de marzo.
Un poco de sonrojo si que debe de haber entre los finos analistas de la pomada internacinal. Los dardos siempre iban hacia Cuba, Venezuela, Corea del Norte etc. De las dictaduras arabes res de res. Mas que sonrojo, sofoco de apreciar ahora mismo que para todo lo que apoya el primer mundo y singularmente Estados Unidos: quietud.
El tema de Libia ahora mismo es el mas sangrante y Gaddafi y los suyos solo estan por controlar los distintos surtidores de petroleo que compramos el primer mundo, sabiendo que el dinero sirve para alimentar la guerra, pagando a mercenarios y demas.
La hipocresia de occidente es tambien de sofoco subido. Tan solo dejando de repostar en los surtidores libios unas pocas semanas la sangria se detendria. Pero no.
Posiblemente como apunta el Sr. Foix este siglo quedara marcado por todas estas insurrecciones que cambiaran parte del tablero mundial. Pero tambien quedara marcado por la inaccion, cinismo e hipocresia de Occidente, de Europa especialmente.
Todo esto es de verguenza y sin duda nos pasara factura.
«Europa se parece en ocasiones a la bella durmiente. Sobre todo, estos últimos días en Lampedusa», escribe el Corriere della Sera, después de que el ministro italiano del Interior haya acusado a Bruselas de haber dejado a Italia “sola» frente al desembarco de más de 3.000 inmigrantes y de no “hacer nada». Los servicios de Cecilia Malmström, comisaria europea de Interior, han respondido que están «preparados», pero que esperan «demandas específicas» y que, de todas formas, se necesitará un plazo de diez días para tomar una decisión. «En estos momentos, el asunto ‘Lampedusa’ entra en una carrera de obstáculos», explica el Corriere: «deberá ser examinado el 16 de febrero en Estrasburgo por todos los embajadores y los representantes permanentes [de los Veintisiete] (cuyos trabajos son preparados a su vez por 150 comités diferentes); y, el 24 del mismo mes, por el Consejo de Ministros de Justicia e Interior». No será hasta entonces cuando se tome una decisión al respecto, si Hungría, país que preside el Consejo, introduce este asunto en el orden del día. «Largos intervalos, pero así son los mecanismos que han creado los 27 Estados miembros. La bella durmiente, por muchos defectos que tenga, no se ha hecho sola», concluye el rotativo italiano.
Sr.Foix: Lo que más me preocupa de estas revoluciones es saber quienes se acabarán aprovechando de ellas.
Serán los de siempre los que se aprovechen.
Ese y no otro es el quid de la cuestión, lo que viene ahora en esos paises es lo que importa, saber si se solucionarán los graves problemas de hambre e injusticias sociales, o si, por el contrario, se hará cargo del poder el nuevo dictador de turno para que todo siga igual.
Dictador de turno bendecido por las compañias petroleras que hara lo que le manden y lavara un poco la cara del pais para que no se diga.
Me llama la atención que los mismos analistas que han sido incapaces de ver venir estas revueltas sociales, hagan elucubraciones ahora sobre su futuro.