Cuatro figuras relevantes han dimitido en las últimas semanas por haber practicado la corrupción. La última es el ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Seihi Maehara, por haber aceptado de una surcoreana una donación equivalente a 435 euros. El ministro, estrella ascendente en el Partido Democrático, ha dimitido y ha pedido disculpas al pueblo japonés. Sarkozy provocó la semana pasada una remodelación de gobierno para justificar el cese de su ministra de Asuntos Exteriores, Michèle Alliot-Marie, que había viajado varias veces a Túnez, todo gratis, invitada por un ricachón amigo del depuesto dictador Ben Ali.
El director de la London School of Economics, escuela que ha conocido 17 premios Nobel en sus aulas y que ha tenido como alumnos a 34 jefes de Gobierno, tuvo que dimitir al conocerse un programa de adiestramiento de varios centenares de libios que tenían que acceder a las élites directivas de Gadafi. El hijo mayor de Gadafi, para más sonrojo, había obtenido su doctorado en la LSE sin los requisitos académicos establecidos. El director, sir Howard Davis, ha dimitido.
Ahí está el caso de Karl-Theodor zu Guttenberg, ex ministro de Defensa alemán, el personaje más popular, más atractivo y más fotografiado del Gobierno Merkel. Casado con una descendiente de Bismarck, con sólo 40 años, ha abandonado el Gobierno por haber copiado partes sustanciales de su tesis doctoral, leída en la Universidad de Bayreuth hace cinco años.
Todos son casos de poca monta que en nuestras latitudes habrían levantado una gran polvareda pero sin consecuencias personales. La democracia no es sólo una cuestión de procedimientos, sino también y principalmente un conjunto de ideas, de ideales y de compromisos con la moralidad de los actos públicos. Una democracia sin transparencia, sin decencia, sin coraje y sin inteligencia, es frágil y es una caricatura de un sistema libre.
En ninguno de los casos expuestos ha intervenido ningún juez. En nuestro país se trazó un peligroso precedente cuando Felipe González dijo algo así como que hasta que la justicia se pronunciase no había consecuencias políticas. Por eso ahí están los Camps, las Munar mallorquinas y los ERES adulterados por los socialistas andaluces. Es lo que hace Berlusconi en Italia. ¿Qué harían muchos políticos si perdieran su cargo? Seguramente, ir al paro.
Publicado en La Vanguardia el 8-3-2011
Cal que siguem coherents. Com més RESPONSABILITAT MÉS COHERÈNCIA….però també en les coses menudes. Qui no és fidel en les coses petites tampoc no ho serà en les grans, ens diu Jesús en l’Evangeli. Bon Dimecres de Cendra i…..
Visca en Pep Guardiola. Esperem que guanyi aquest vespre a l’Arsenal. Visca. Una abraçada. Josep
Està be queixar-se de que els polítics no tenen la dignitat de dimitir quan se’ls enxampa en qualsevol irregularitat, però no n’hi ha prou, si això passa es perquè els hi consentim, perquè ens estem convertint en un ramat d’ovelles. Cegats pel nostre egoisme i atrafegats per poder pagar els deutes a que ens ha portat un consumisme desaforat, no parem atenció a tot el que està passant i fins i tot hi ha qui considera a aquests tramposos com «llestos» dignes d’admiració. Tenim que reaccionar i no podem admetre a aquesta gent, hem d’exigir que als que s’enxampi, se’ls obligui a dimitir. Per higiene de la nostra societat i em callo el que penso del «jubilat» Felipe.
Aquí no dimite nadie, si dependemos de los jueces para sanear el país vamos dados.
Los pillan, se pillan y dimiten. No importa la envergadura, dimiten.
Son gente metida en politica que aceptan las consecuencias porque no tienen mas remedio que ceder ante la evidencia y ante el juicio de su propia gente. El sistema de esta manera y forma sigue manteniendo cierta credibilidad.
Naturalmente todo esto sucede fuera de españa y de Catalunya. Aqui la catadura del personal politico es horrible y asi el sistema cada vez esta mas depauperado e increible para toda la ciudadania que observamos atonitos, pero sin responder, a todo un espectaculo de unos y otros, de sociedad civil, politica, economica y judicial que nos esta llevando a una negritud ambiental y de futuro muy preocupante.
Sr. Foix: Seguramente la Democracia, por si sola, no es suficiente si no hay honradez, etica, ecuanimidad y estoicismo por parte del político gobernante e incluso de su equipo.
Tienen razón BartoloméC y Brian.
No opino más porque la cosa está muy clara para todos.
Sr.Foix: Para muchos la política se ha convertido en un negocio, su negocio, un negocio del que hay que sacar réditos cuanto antes, nunca se sabe cuánto durará…
Es un negocio y lo planifican como tal, un negocio cuya duración depende del control que tengan de los medios que les pueden denunciar, medios de los que habría que hablar algun día largo y tendido.
El sociólogo Pérez-Díaz en su último libro -basado en estudios estadísticos-, coincidente con las conclusiones a que han llegado también varios politólogos en la obra La Calidad de la democracia en España, según los cuales “la sociedad se ve a sí misma incapaz de influir en las decisiones políticas, al mismo tiempo que tampoco parece tener niveles de participación y acumulación de capital social suficientes para ser un actor relevante en el proceso político, más allá de su participación electoral. Una sociedad civil pasiva y desmotivada por la política y un sistema de representación caracterizado por la lejanía de los ciudadanos y por su falta de sensibilidad y respuesta a los problemas de aquellos, constituyen una mezcla peligrosa para la salud de la democracia española”
Seguramente hay una relación directa entre la falta de alternativa laboral y el aferrarse al cargo, pero en países como Italia o España hay un factor añadido: la falta de conciencia del político como servidor público.