La nueva manera de comunicarse está invadiendo nuestra existencia. Incluso la trama de muchas grandes películas pasa por los mensajes de twitter o por las llamadas grabadas en los teléfonos móviles. En los Idus de Marzo, gran película con George Clooney de protagonista, el móvil del crimen pasa por un Iphone. La corrupción, el juego sucio, feo y brutal de la política pasan por los móviles y los secretos publicados. Una periodista de la que un político no debe fiarse nunca y un colega del que se puede esperar la más miserable traición.
Las nuevas tecnologías nos han invadido y han asaltado nuestra intimidad. Ya nada es igual. Todo queda registrado. Alguien sabe lo qué hacemos y dónde estamos. El consuelo que nos queda es que son tantos los datos acumulados en alguna parte que nadie tendrá tiempo de buscarnos en el gran baúl de nuestros sentimientos.
Pero no es así. De forma inesperada resulta que Orwell y Huxley tenían razón. Un Gran Hermano nos controla y lo puede saber todo de nosotros. Es el gran avance de la ciencia y del progreso al que la inmensa mayoría nos hemos sumado, al margen de nuestra edad, posición social, profesión o cualquier otra circunstancia. Hemos ganado mucho pero hemos perdido pedazos de nuestra libertad muy sustanciales.
El tiempo real es estupendo. Saber lo que pasa ahora mismo en cualquier parte del mundo es asombroso. Pero, ¿y si sólo sabemos lo que no es importante, lo que no es decisivo, lo que no cuenta? Así ocurre muchas veces. El progreso no cambia la condición humana y a través de los avances de la tecnología se puede perjudicar con más eficacia a los espíritus libres.
Me precio de estar al día en el uso de las nuevas tecnologías. Pero también reconozco que he perdido muchos jirones de mi intimidad por el camino. Dice George Steiner que “en nombre de la eficacia clínica, de la seguridad nacional, de la transparencia fiscal, nuestra vida privada es escudriñada, grabada y manipulada”.
Se ha estimado que el transeúnte medio que pasa por las calles del centro de Londres es fotografiado unas trescientas veces por cámaras de vigilancia ocultas. Lo más preocupante es saber quién tiene acceso y cómo utiliza y pueda manipular estos espacios personales, íntimos, que pensaba que eran míos.
Lo que hace falta es que pongan camaras para captar imagenes de los que se llevan el dinero de los ciudadanos cada día y no lo devuelven ni una vez condenados por los jueces.
Ya es un tópico oponer libertad-intimidad con tecnología. Puede ser visto así. Sin embargo el bien supremo de la libertad no consiste en que no se conozcan las ideas, las tendencias, etc sino en que se puedan ejercer sin coacción, ni más cortapisa que el respeto al otro, y en que existan garantías jurídicas ágiles y suficientes para los que puedan resultar perjudicados.
Respecto a la teoria del «complot global», admito que el desconocimiento de «que es lo que saben, quien lo sabe y para que lo utiliza», desarrolla sin duda el espectro que va de la suspicacia en unos a la paranoia en otros. Como pensamiento liberador sugiero el ejemplo de un diálogo tomado de una película que no pretendía trascender: Que es un psiquiatra?, …pues aquel al que le cuento mis problemas para analizarlos…. Ah claro es Como Jou!… Y quien es Jou?..el tabernero de mi aldea… Cuando tienes un problema se lo cuentas a él, él se lo cuenta a todo el mundo, y el problema desaparece.
Moraleja: ante la suposición, transparencia.
La tecnología hace posible (y siempre que algo es posible acaba ocurriendo) dos tipos de fisgoneo: el dirigido a objetivos concretos y el genérico o preventivo. El que se comenta en el artículo se alimenta sobre todo del primero, mientras que el otro –el sistemático y masivo– se acumula en millones de soportes informáticos que finalmente se reciclan sin que nadie los consulte. No obstante, mientras está vigente sirve, eventualmente, para investigar (legal o ilegalmente) hechos y pistas concretas. Es difícil juzgar si, hechas las sumas y restas, esto es bueno o es malo, pero, como se dice ahora, «es lo que hay». Y no parece que nadie pueda poner puertas al campo.
Con tanta comunicación e información , iremos aprendiendo a cultivar la interiorizacion de nuestros sentimientos y a valorarla , aprenderemos a no ir a flor de piel,hay demasiadas cosas personales que no deben ser difundidas , nunca como ahora se protege la confidencialidad, pero hay que empezar a practicarla con uno mismo.
Sr. Foix: Opino lo mismo. Me lo quedo.
Compañeros del blog: Buenas respuestas. Me las quedo.
Pienso que el uso de la informática e internet ha cambiado el mundo de las relaciones sociales.
Siempre nos quejamos de la perdida de libertad que provocan las dictaduras. Pero antiguamente, cuando la dictadura, salías a la calle ó ibas de viaje a cualquier ciudad ó pueblo y ya nadie sabía quien eras.
Ahora, en la era digital-informática y robotizada e internetizada, vamos de viaje a cualquier parte del mundo, por lejana que esté, y alli pueden saber, con todo detalle, todos los datos referentes a nuestra persona, incluidas fotografías y documentos, ect. ect.
Actualmente ya se está bombardeando en Afganistan con aviones sin piloto, dirigidos por un joven soldado, desde una habitación situada en los Estados Unidos. Y con una precisión, sobre el objetivo, que es total y efectiva. Es impresionante.
La tecnología ha avanzado tanto que casi todo es posible. Y no olvidemos que también pueden escuchar y grabar las transmisiones de nuestros moviles, ordenadores, ect.ect.
Pero pienso que a pesar de tantos adelantos, tanta informática y tantos robots que lo hacen casi todo, el pan aún hay que sudarlo. Y pobre de aquel que se queda sin trabajo, sin ingresos y sin vivienda.
En realidad no ha cambiado tanto la vida en la lucha por la supervivencia.
Pero si que ha cambiado la información y su uso bueno ó malo por parte de los gangs de dictadores democráticos corruptores y corruptos que medran a costa del sistema.
Completamente de acuerdo: tanta información supérflua no justifica el conocimiento que «alguien» tiene de nosotros; no justifica la cantidad de información que «alguien» tiene de nosotros con el grave peligro que nos suceda lo delpobe ciudadano EXTRADITADO Y CONDENADO A 14 AÑOS DE CÁRCEL EN ITALIA SIENDO ABSOLUTAMENTE INOCENTE; SIN TENER NADA QUE VER CN EL ASUNTO. NO VAMOS BIEN.
Completamente de acuerdo: tanta infrmación superflua no justifica el conocimiento que «alguien» tiene de nosotros; ue no justifica la cantidad de informacinon que «alguien» tiene de nosotros con el grave peligro que nos suceda lo delpobe ciudadano EXTRADITADO Y CONDENADO A 14 AÑOS DE CÁRCEL EN ITALIA SIENDO ABSOLUTAMENTE INOCENTE; SIN TENER NADA QUE VER CN EL ASUNTO. NO VAMOS BIEN.
Sr.Foix: Ese es el problema, saber quién y cómo utiliza esa información, el mal uso de todos esos espacios personales que vamos dejando en nuestra vida diaria. A pesar de lo cual, siempre nos parece de perlas descubrir, gracias a las cámaras de seguridad de nuestra comunidad, al vecino que se lleva nuestra Vanguardia los domingos sin estar suscrito, pero si las mismas cámaras nos descubren a nosotros frente a cualquier irregularidad, entonces la cosa cambia…
Como cualquier herramienta, se le puede dar un buen uso, o uno malo.
En el país desde el que escribo, la video-vigilancia en espacios públicos está prohibida.
Y luego existe otro problema, que si las autoridades tienen acceso a esta información confidencial, también lo tendrán terceros que puedan acceder a ella…
No creo que haya que ser paranoico, pero coincido con George Steiner (y eso que trabajo para el sector de la video-vigilancia IP).