La aparición de Clint Eastwood en la convención republicana ha desconcertado al mundo de la cultura y del espectáculo de Estados Unidos. Hollywood, en principio, tiene color demócrata. Cuando Frank Sinatra hizo campaña a favor de Ronald Reagan causó extrañeza en Los Angeles. Pero, al fin y al cabo, Sinatra se pronunciaba a favor de un actor mediocre que sería ocho años presidente de Estados Unidos.
Lo que me interesa más de Estados Unidos es que quien quiere se salta a la torera lo políticamente correcto y actúa como le viene en ganas. Eastwood, de 82 años, ha sido distinguido con 4 Oscars, las estatuillas más valiosas del cine mundial. Ha sido actor en 67 películas, algunas de ellas memorables como el Gran Torino, y ha dirigido otras como las dos sobre la toma de Iwo Jima, una desde la vertiente y visión de Estados Unidos y la otra, tal como se supone que la vieron los japoneses.
Su profesionalidad como cineasta está fuera de duda. ¿Por qué ha salido a la convención republicana y ha hablado durante diez minutos ante una audiencia de más de 30 millones? No lo sé. Pero quizás porque le dio la gana, que es una razón bien poderosa.
Eastwood pidió una silla al aparecer en la pantalla ante los focos y una enfervorecida audiencia. Será para sentarse, pensamos los que lo vimos en director. No. Su monólogo lo mantuvo con una silla vacía a la que supuestamente estaría sentado Barack Obama. Improvisó la intervención. Se le notó que la edad le pesa pero hizo reír a los miles de convencidos republicanos. Le preguntaba a la silla cómo pensaba resolver la angustia de los 33 millones de parados. Fue ácido y duro con Obama.
No había guión pero dijo que “nosotros somos los dueños del país y los políticos son nuestros empleados”. Grandes aplausos. No sé cuántos votos ganará Eastwood. Ni tampoco si beneficia a Mitt Romney.
El icono del galán primario, el macho perfecto, de las películas del último medio siglo, dice que es conservador y que en Hollywood también hay conservadores. Poder salir a la palestra pública pronunciándose por un candidato como Romney es lo que me interesa resaltar. Seguirá siendo un gran actor, un buen director y una leyenda del cine. Su intervención en la Convención será una nota marginal.
Sr.Foix: Rodar peliculas a pleno sol y a más de 45 grados en el desierto de Almeria no es bueno, deja secuelas…es lo primero que te advertian al llegar al campamento Álvarez de Sotomayor para cumplir el servicio militar…pero si la campaña electoral se va a basar en este tipo de propuestas, entonces más vale que se lo hagan mirar…
El partido republicano americano me parece de lo mas carcamal del planeta, aun asi reconozco que no engañan en su programa y cuando ganan por ejemplo en su dia con Reagan, este y Thatcher organizaron el giro mas ultraconservador de la historia reciente.
El partido democrata americano es tal cual de derechas pero con hechuras de forma que lo disimulan, pero nunca rompen la vajilla de los lobbies dominantes.
Obama es el paradigma de la palabreria y en esto ha quedado. Cuando reelevo a Tim Geitner como secretario del tesoro ya lo dijo todo.
Cinismo e hipocresia jugando en equipos distintos pero en una eterna liga de dos.
Es de verguenza ajena ver como se cubre desde todo el planeta cualquier pedito de las primarias norteamericanas. Papanatismo USA con franquicias en todo el planeta.
De todos los nombres propios que aparecen en la cronica del Sr. Foix, solo salvo a Frank Sinatra, que no engañaba para nada a nadie. Todos los demas son gente extraña, extraños en la noche, y de dia tambien. dubidubidu….
Dogbert, me encanta que hayas recuperado la palabra «carcamal». Creo que los define perfectamente.En unos momentos que parece necesario inventarnos palabrejas incomprensibles, es bueno recuperar estos vocablos poco usados pero tan nuestros.Otra que me place especialmente es»cretino» quizás porqué los tenemos en gran cantidad.Un saludo.
La RAE define la palabracretino como alguien “estupido”, “necio” o “con falta de talento”.
Estimado Sr. Foix:
Ciertamente, a mí también me ha sorprendido esta «salida» del gran Clint Eastwood, uno de los últimos clásicos de Hollywood.
Además, entre los 70 y 80 años, Eastwood ha realizado sus mejores películas como director.
Pero esta «actuación» no pasará a la historia del Séptimo Arte, pues ha recuperado el personaje neofascista de «Harry el sucio», del que nos había renunciado y pedido perdón en «Gran Torino».
Clint Eastwood, viejo protagonista de los «spaghetti-western» de Sergio Leone, no necesitaba hacer esta nueva interpretación.
Agradecido por su labor, le saluda cordialmente
J. M. Caparrós Lera
Catedrático de Historia Contemporánea y Cine
Universitat de Barcelona