Xavier Batalla nos deja un legado humano y periodístico de gran nivel. Se le recordará por las muchas aportaciones que ha sembrado en el periodismo en casi cuarenta años de profesión. La primera es el rigor y la seriedad. Dios está en el detalle concreto, ha escrito George Steiner. Lo mismo cabría decir de Xavier Batalla que estaba enamorado de las cosas pequeñas bien hechas.
Y con esas aportaciones fiables construyó su perfil como uno de los grandes periodistas forjados en los tiempos de la guerra fría. La enfermedad le sorprendió en la plenitud humana y profesional. Era un periodista íntegro, honesto y decente, culto, un trabajador infatigable que estaba enamorado de la historia de las relaciones entre los pueblos, las naciones y los estados.
Escribió en El Correo Catalán, en el Diario de Barcelona, en El País y en La Vanguardia. Recuerdo el día en que entró en la redacción de la calle Pelai. Al cabo de poco tiempo se fue de corresponsal a Londres, una parada en el camino que siempre enriquece a quien tenga el gusto del buen periodismo y sus accidentadas relaciones con el poder. Llevaba la pátina del periodismo británico. Conciso, claro, riguroso
Batalla fue corresponsal diplomático y viajó por todo el mundo. En los últimos años fue director de La Vanguardia dossier, una publicación de gran nivel intelectual. Pero, sobre todo, era el autor intachable de las crónicas-reportaje de los sábados en los que relacionaba el presente con la historia del pasado en todas direcciones, con las corrientes políticas, los cambios de regímenes, las guerras y las personalidades que han liderado los pueblos.
En muchas ocasiones le enviaba un correo diciendo que me había gustado su página sabatina. Gracias, me contestaba. No era hombre que le gustasen los halagos en ningún sentido. Ni recibirlos ni prodigarlos.
Sobrio y ordenado. Tenía en la cabeza los detalles de la historia del siglo XX en Europa y en el mundo. Y construía relatos enlazando la caída de los imperios de la Gran Guerra con los últimos conflictos en Oriente Medio. No era un periodista de los de antes sino un profesional muy actual, muy documentado, con archivos ordenados con metódica perfección que me enseñó con orgullo en una de las últimas visitas que le hice a su domicilio.
Su amplia vitrina era una formación ordenada de estatuillas de presidentes, primeros ministros, políticos de todos los países y de todas las tendencias. En su librería de miles de libros no faltaba ni sobraba nada, había lo preciso e inevitable. En muchos idiomas.
Preparaba los viajes. Su agenda internacional era extensa y selecta. Se entrevistaba con políticos, con profesores universitarios, con académicos relacionados con la política internacional. Era uno de los periodistas más respetados en el cuerpo diplomático que pasaba por Madrid y Barcelona.
Confieso que aprendí mucho de Batalla. Tenía una cabeza ágil, muy bien amueblada, construida con el esfuerzo que han practicado todos los periodistas de raza que se forjaron en el siglo pasado. Despreciaba el griterío, la frivolidad y al trepa profesional. Aborrecía la banalidad y las chapuzas.
Un gran barcelonista, un culer de pieza entera, rondaba por el mercado de San Antonio algún domingo por la mañana para formar la vasta colección que tiene de posters, bufandas, escritos y demás cromos de la historia del Barça. Sabía alineaciones de memoria de los años de María Castaña. Gozó mucho en los años de este siglo al ver cómo había aparecido el mejor equipo del mundo, el suyo.
Judith, su mujer, ha demostrado su gran fortaleza interior y exterior desde que se le detectó el mal hace un año hasta que hoy se apagó como una vela que ha dado luz hasta el último momento. El viernes pasado, un grupo de amigos y compañeros le visitamos en su domicilio para entregarle el premio del Col·legi de Periodistes de Catalunya. Sabía que estábamos a su lado y posiblemente aceptaba resignado que nos dejaría muy pronto. Gracias por todo, Xavier.
Entrañable obituario de Xavier Batalla aparecido en la revista TIME.
http://ti.me/Try2sV
Descansien pau Xavier Batalla. Mestre de mestres. De visió clarivident i metòdica.
Descansi en pau mestre de mestres
Cada cop el món està més sol.
Sr.Foix: Los estudios primeros de ingenieria industrial configuraron en Xavier Batalla una personalidad rigurosa y metódica en su forma personal de vivir el periodismo. Es una sensible pérdida para sus lectores, un espejo para los periodistas, descanse en paz.
el nacimiento y la muerte de una persona son dos de los momentos más transcendentes y llenos de significado que puede haber. no solo para el individuo en cuestión, sino para todo su entorno afectivo. el calor de los seres queridos es fundamental para superar esos momentos de duelo. al principio, el recuerdo del que no está produce una tristeza insuperable. pero, con el tiempo, ese mismo recuerdo pasa a actuar como elemento evocador de todo el amor y experiencias compartidos en vida. y entonces esa memoria entrañable actúa como bálsamo. mis condolencias a la familia y amigos.
Una gran perdua per a tots els que estimem la politica amb majuscules. Gracies Xavier