Al margen de que el gobierno británico haya espiado o no a los máximos representantes de la reunión del G-8 celebrada en Belfast, lo cierto es que en esta cumbre se han tratado temas que van a tener un largo recorrido.
El más importante me parece que es el avance en las negociaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos sobre relaciones comerciales y económicas. Es curioso cómo la alianza atlántica ya no descansa sobre el eje militar sino sobre los intereses económicos.
Europa y Estados Unidos, tan distintos y tan cercanos, se han unido en el siglo XX contra enemigos comunes. Lo han hecho con las armas. Ahora quieren establecer un pacto económico que equilibre la potencia asiática de China con el arco democrático occidental que va desde Australia a Gran Bretaña pasando por Estados Unidos y Europa continental.
Son reuniones de muchas palabras dichas a medias, gestos personales, simpatías más o menos forzadas. Pero lo que importa es los grandes trazos que se observan en el talante y el ambiente de estas cumbres.
Turquía, que parecía el gran milagro de una democracia de corte islámico, tiene graves dificultades porque el primer ministro Erdogan y su tranquila revolución islámica son contestados abiertamente en las calles turcas. Lo que ocurrió hace dos años en el norte de África pasa ahora en Turquía en lo que se refiere a la forma de movilizar masas de ciudadanos indignados.
La victoria de Hassan Rohani en Irán ha roto todos los sondeos y expectativas. El nuevo presidente es un centrista, ex jefe de la delegación de negociaciones nucleares, que ha conseguido una mayoría amplia para gobernar. La moderación ha triunfado y el gobierno que salga de estas urnas será más abierto y dialogante con Occidente y con Israel. La victoria de Rohani no habrá caído muy bien en Damasco porque la ayuda sin matices desde Teherán ya no será la misma ni tampoco tendrá el apoyo político.
Vladimir Putin y Barack Obama han ofrecido una rueda de prensa conjunta. Los que venimos del periodismo de la guerra fría no nos creemos todavía que los jefes del Kremlin y la Casa Blanca puedan dirigirse al mundo a través de periodistas de todo el mundo.
Rusia no va a dejar que Assad caiga en manos de los rebeldes que están apoyados por Europa y Estados Unidos. Putin sabe que debe mantener el equilibrio en una región en la que tiene sus propios fantasmas como es el caso de Chechenia y no puede ofrecer toda la pista libre a Washington y Bruselas.
Era de esperar y es lógico que así sea. A pesar de los tambores de la crisis que lo arrasa todo, hay un intento serio de recomponer la situación global. En Belfast pienso que se está dando un gran paso adelante.
El conflicto de Siria, apoyados unos por Rusia y otros por occidente es un excelente mercado para los países que vendemos armas, incluida España aunque sea en un nivel mínimo comparado con los que controlan este sustancioso mercado.
Pensar por tanto que el conflicto va a terminar pronto creo que es irreal. Mi pregunta es: con que paga Siria a unos y a otros tanto dispendio en armas?
Buena pregunta…
Sr.Foix: Esperemos que salga algo positivo de esta cumbre, personalmente siempre me dan cierto miedo…
A mi també…..
Dona gust llegir anàlisis savis, ponderats i coherents; sempre allunyats de fanatismes anacronics.