El día que el Ejército depuso al presidente Morsi se acababan las alegrías de las primaveras árabes. Las elecciones quedaban en suspenso. El Ejército imponía un nuevo gobierno en el que el veterano diplomático El Baradei se prestó precipitadamente a servir a los militares.
El presidente Morsi fue más allá de lo que había prometido en las elecciones. Intentó con éxito situar en puntos clave del gobierno a personas de los Hermanos Musulmanes que muy pronto intentaron islamizar la sociedad que, desde tiempos de Nasser, había tenido un aire secular incuestionable.
Hoy se ha declarado el estado de emergencia durante un mes. El ejército ha protagonizado una matanza en los enclaves en los que los islamistas reclamaban la vuelta al poder del presidente depuesto. No hay cifras contrastadas de víctimas pero se teme que se contarán por centenares. Como siempre ocurre en estos casos, varios periodistas han encontrado la muerte en el fuego cruzado. El mensajero siempre recibe, sea de dónde sea y trabaje para quién trabaje.
La persecución contra los cristianos coptos se ha recrudecido en el día de hoy. Son diez millones y fueron objeto de críticas y violencias cuando los Hermanos Musulmanes ocupaban el poder. Lo cierto es que el país está enfrentado entre islámicos que quieren la vuelta de Morsi y los seculares que están más o menos con el Ejército.
Hablar de democracia es tan inútil como innecesario en estos casos. Los egipcios parece que han decidido dirimir sus diferencias políticas, étnicas y religiosas por la violencia.
Algo parecido ocurre en Túnez con el enfrentamiento entre islamistas y seculares. En Libia no sabemos cómo se va a desarrollar esta extraña e incierta transición. Problemas entre las dos maneras de entender la gestión pública se producen también en Turquía y en otros países musulmanes con intentos de adoptar regímenes democráticos. En Siria, los muertos se cuentan por decenas de miles con una confrontación entre el oficialismo de Assad y los rebeldes que están siendo barridos.
Estados Unidos está intentando proceder a la enésima intentona de pacto entre israelíes y palestinos. Qué agenda tan inoportuna. Netanyahu va perpetrando nuevos asentamientos en Jerusalén y Cisjordania mientras se dispone a negociar nuevamente con Palestina. La ayuda exterior de Estados Unidos más importante es para Israel. Luego, sigue Egipto.
Obama ha fracasado en su gestión de la política de Oriente Medio. Ha liquidado las dos guerras iniciadas por Bush pero ha perdido las oportunidades para encauzar las consecuencias de las primaveras árabes. Europa mira los acontecimientos con preocupación pero no hace nada, no puede hacer nada, no tiene fuerza diplomática y tampoco militar.
Lo que ocurra en Egipto, uno de los grandes países de la historia del Mediterráneo, no se va a circunscribir a las orillas del Nilo. Tendrá consecuencias en toda la región. Quizás será también el comienzo de las pugnas en el interior de las sociedades musulmanas en las que la idea de regirse exclusivamente por la ley corànica no va a ser aceptada por minorías muy cualificadas.
Ni siquiera en Teherán, donde nació la revolución islámica de 1979, parece que lo hayan conseguido los ayatollahs que han venido después de Jomeini.
La democracia no está ni se la espera en Egipto, Siria, Túnez y en la práctica totalidad de los países árabes.
Sr.Foix: Pienso que la corrupción generalitzada, el aumento de la población, la falta de trabajo y por lo tanto de ingressos, hacen de la población humana un germen fàcil para la protesta, la indignación y la irritación contra cualquier gobierno y sobretodo si la gente intuye que es corrupto y se aprovecha del ejercicio del poder para medrar y enriquecerse millonariamente a expensas y de espaldas a la ciudadania.
Y Egipto no es una excepción, como tampoco lo es Siria, Tunez y todo el mundo arabe.
Pero Egipto no olvidemos que controla el vital paso por el Canal de Suez y el mundo Arabe tiene el petroleo vital para nuestra economia.
O sea que lo que ocurra allí si nos afecta y mucho.
La población tiene ó tenia las esperanzas de democràcia, de justícia y de mejorar su nivel de vida puestas en Estados Unidos y en Europa però hemos de reconocer que estas esperanzas las han visto frustradas por la falta de buenos estadistas talentudos capaces de prever el futuro cambiante de la citada zona geogràfica estratègica .
Me refiero a la falta de Estadistas, tanto de Estados Unidos como de Europa.
Sr.Foix: la primavera árabe ha dado paso a un invierno crudo, duro y sangriento…