Las tradiciones se mantienen con cambios de monarcas o en tiempos de dificultades como los que nos toca vivir. El rey de Holanda acudió al Parlamento para presentar el presupuesto que ha sido elaborado por el Gobierno. Este otoño también, en Londres, el ministro de Economía y canciller del Exchequer, que tiene su residencia en el número 11 de Downing Street, protagonizará el día más grande del Parlamento británico con un discurso interminable sobre los detalles del presupuesto anual.
No se puede perdurar políticamente sin presupuesto. Sería interesante que Artur Mas y Andreu Mas-Colell nos explicaran por qué se quedan tan tranquilos con la prórroga de un presupuesto que fue aprobado con el apoyo del Partido Popular de Alicia Sánchez-Camacho. Querer ser europeo significa también comportarse como se comportan en Europa. Vivimos, cuando menos, en una anomalía inaceptable.
Pero la presentación del presupuesto holandés, envuelto en la parafernalia del carruaje real que era observado por muchos ciudadanos de La Haya, contenía la agonía del Estado de bienestar que se construyó en Europa hace más de cuarenta años. El canciller alemán Erhard dijo hace años que el Estado no puede dar a sus ciudadanos lo que previamente no les ha pedido, es decir, la distribución de la riqueza a través de políticas fiscales que equilibren en lo posible las desigualdades sociales y económicas.
Holanda, uno de los países más ricos de Europa, con sólo un 7% de paro, baraja nuevas palabras para advertir que el Estado ya no garantiza el bienestar de sus mayores. El clásico Estado de bienestar, dice el discurso, está lentamente pero con seguridad evolucionando hacia una sociedad participativa en la que los ciudadanos tendrán que cuidarse ellos mismos o crear soluciones de la sociedad civil para preservar las pensiones.
George Bush se inventó el capitalismo compasivo y ahora, desde la calvinista Holanda, se nos habla de sociedad participativa. Eufemismos. Nada volverá a ser como antes. El Gobierno, una coalición entre liberalconservadores y socialdemócratas, atraviesa por una gran impopularidad. Las recetas que se aplicaron en la Europa meridional también se establecen en el Norte. Hay que recortar, ser austero, adelgazar el sector público.
Se pide reducir la ayuda al exterior, el gasto desbocado de la televisión y radio públicas, revisar las pensiones y bajar los subsidios para las energías limpias. Menos gobierno es mejor gobierno, decía Reagan hace 30 años. Su mensaje ha calado en Occidente.
Los gobiernos se desentienden gradual y sutilmente de sus obligaciones con los más frágiles, mientras los más listos o los más fuertes miran hacia otra parte. En otros tiempos se devaluaba la moneda y se superaba la crisis. Ahora se devalúa a los ciudadanos pero no se sale de la crisis.
Publicado en La Vanguardia el 19 de setiembre de 2013
el punto es que si devalúan la política no les queda ninguna opcion para salir ordenadamente de la crisis que los delincuentes de las finanzas les imponen.
Sr. Foix: Un artículo excelente, lo suscribo. Nos suben los impuestos y el estado del bienestar es insostenible… Como usted dice la devaluación de los ciudadanos está llegando a extremos que solo el cinismo de los materialistas capitalistas pueden justificar. No soy practicante, pero creo que todos los seres humanos somos hermanos y que somos hijos de Dios. ¿Cómo puedo herir o menospreciar a mi hermano? De que nos sirve ganar el mundo si perdemos nuestras almas. De que sirve, y para qué todo esto… No entiendo nada, y si lo entiendo es peor.
Sr. Foix: Bon article. Hem quedo amb els 3 últims paràgrafs.
BartoloméC, Bona i precisa reposta.
Aplaudeixo el seu article d’avui, Sr. Foix.
I de rebot, també el d’ en BartolméC….sempre tan agut….
https://www.youtube.com/watch?v=CcWKZmk2J9w
Sr.Foix: no acabo de explicarmelo, pero cada vez veo más recortes de todo tipo, más subidas de impuestos y cada vez que la deuda sigue creciendo…estamos frente a un autentico Poltergeist…