Jean-Léonard Touadi es un italiano que emigró de la República de Congo en 1978 y llegó a ser diputado del Partido Demócrata italiano y alcalde adjunto de Roma. Dice que el drama que envía a la muerte a millares de candidatos a emigrar a Europa es como la crónica de una muerte anunciada.
La alcadesa de Lampedusa tuiteaba ayer un mensaje escalofriante. ¿Qué dimensiones tiene que tener el cementerio de nuestra isla? Nadie sabe las estadísticas. Se calcula que unos 20.000 inmigrantes han sido engullidos por los dragones de la muerte que metafóricamente rondan por el Mediterráneo.
El Papa Francisco reaccionó de madrugada ayer al conocerse la dimensión de la nueva tragedia. Dijo simplemente “vergüenza”. En su primera visita a Lampedusa habló de algo mucho más grave al referirse a la “globalización de la indiferencia”.
Italia ha declarado un día de luto. Pero los patriotas de la Lega Norte han reaccionado, cuando los más de cien cadáveres estaban calientes, que la tragedia era debida a las políticas bonistas del gobierno italiano. La indiferencia al sufrimiento del otro es uno de los trazos generalizados de nuestro tiempo. El otro, que se espabile, que se busque la vida, que pase hambre y que viva en el olvido. No es nuestro problema.
He pasado quince días en África este verano. He visto mucha gente joven, contenta, con ganas de abrirse camino. Pero esta ilusión la comparten con el hambre o con la supervivencia basada en mínimos. La escuela no alcanza a alfabetizar a toda una población que tiene ansias de saber. Son los jóvenes los que ven la corrupción de sus propios gobernantes y los que descubren la pasividad de Europa y de Occidente ante sus dificultades.
A pesar de todo, reúnen dinero, pagan a mafias, se suben en pateras y se arriesgan a que la embarcación se hunda cuando está a menos de 200 metros de la costa de Lampedusa. Es la tragedia total, perfecta, pérfida, que se desarrolla en un mar civilizado que ha visto también toda suerte de atropellos en contra de las personas.
Me decía el otro día un muchacho subsahariano que circula por el barrio con un carrito de supermercado recogiendo hierros y chatarra que si consigue ganar cinco euros al día, ya vive mejor que en su país.
La solución a este gran problema que se prolongará durante generaciones no es fácil ni inmediata. Europa ha explotado África y los africanos durante varios siglos. Les ha arrebatado sus materias primas y ha tratado como esclavos a muchos de sus habitantes.
Hay muchas personas que desinteresadamente acuden regularmente a África para ayudar y para enseñar. Pero no es suficiente. Hay que abrir los mercados y ayudar a la educación. Es impresentable que el país con mayor producción de cacao del mundo, Costa de Marfil, tenga que consumir chocolate importado de Europa. No puede ser. Es vergonzoso. África no puede ser un negocio para nadie.
La explosión demográfica en el continente es imparable. En el año 2050 pueden llegar a 2.000 millones. Si no pueden vivir con un mínimo de dignidad en su país, irán hacia el norte. No se les podrá detener ni se podrán levantar verjas o fronteras. Pasarán aunque muchos sean devorados por el mar.
África tiene que liberarse de los corruptos de cada país con quien las empresas europeas y globales hacen los negocios untando a cuantos se pongan por delante. También se vende armas a dictadores blandos o fuertes.
La mirada africana de Europa es todavía la del siglo XIX. Ya no hay colonias. Se pueden establecer relaciones comerciales más intensas que beneficien a todos, principalmente a unas sociedades que a través de la televisión ven cómo vivimos pero no pueden alcanzar el mínimo de bienestar en su país. Y cuando parten hacia lo desconocido les espera la incomprensión, la indiferencia y muchas veces la muerte. Vergüenza!
cobyser@telecom.com.co
Creo que tiene razón Sr. foix, la reacción de la Lega Norte denota una insensibilidad hacia el dolor de los demás bastante pobre. Sin embargo, estas trágicas circunstancias taren a mi mente dos ideas que no sé combinarlas muy bien:
Por una parte, cuando miramos África desde Algeciras, la vemos marrón y oscura; como una tierra casi inhóspita. Al mirarla, quizás no nos demos cuenta de ellos también nos ven, y aprecian un mundo lleno de luces, fiestas y fuegos de artificio.
Por otra parte, no sé hasta qué punto nosotros vivimos en un mundo de color porque el de ellos están en la penumbra.
Sr .Foix , gràcies per aquest article, no tinc paraules………
un estupendo artículo que demuestra una gran sensibilidad, empatía y cariño por la tierra y personas con las que ha compartido 15 días este verano. hoy ha hablado como si una parte de su corazón aún siguiera en áfrica. bravo!
VERGONYA !!, si !! aquesta és la paraula per a tot plegat, però, la pregunta és : ens queda vergonya a tots plegats ?? ….o estem en el que diu en BartoloméC, que ja no ens sorpren ni ens avergonyés res..??
Sr.Foix: hubo una època en la que los traficantes de personas viajaban hasta el interior de Àfrica para raptar y esclavizar a cuantos nativos podían capturar…hoy en día vemos como son los descendientes de aquellas personas esclavizadas, los que se juegan la vida para ofrecerse en nuestros paises en condiciones laborales muchas veces peores que la misma esclavitud…no avanzamos nada, más bien al contrario…que unos barcos de pesca pasaran delante de decenas de personas que se estaban ahogando, sin ofrecerles ayuda va contra todas las reglas de la navegación, de la moral y de la ética…y lo peor es que ya no nos sorprende nada, pero nada de nada…
hoy he escuchado que hay una ley en italia que castiga a los que ayudan en el mar a los inmigrantes, porque se considera complicidad con la inmigración ilegal. lo más indignante no es que los barcos pasasen de largo (tal vez por no arriesgarse a sanciones importantes) sino que una ley como esa fuera aprobada por los políticos.
David g, existe un Convenio Internacional para la Seguridad de la Vida Humana en el Mar (SOLAS), una legislación supranacional que ha de ser cumplida por cuantos buques navegan por el mundo, si un estado te obliga por ley a no ayudar a determinados náufragos, el capitán puede llevarlos a cualquier otro país donde se les acoja legalmente, todo antes que abandonarlos a su suerte en el mar…
gracias por la aclaración, lo de la ley supranacional tiene mucho más sentido.