Espero que llegue el día en que la Champions se convierta en la gran Liga habitual europea y mundial. Se evitarían así muchos tópicos y vicios adquiridos en las Ligas nacionales. Ganaríamos en universalidad, en calidad y en flair play. El fútbol no es ni tiene que ser una ciencia exacta. Pero debe regirse por unos principios básicos que superen apriorismos de las viejas y anquilosadas estructuras de las ligas nacionales. Sería más interesante que la rivalidad entre el Barça y el Madrid se midiera con parámetros europeos y no con las actuaciones caprichosas de árbitros y sus colegios respectivos que tienen la tendencia a favoritismos inexplicables.
Estamos al comienzo de temporada y el Madrid de Ancelotti ya lleva tres penaltis en contra del único que ha favorecido al once de Martino. Ha cundido la idea de que Neymar es un piscinero y que se derrumba con un soplo de viento. Las faltas que recibe el brasileño son demasiadas en comparación con las sanciones que se aplican a los adversarios. Lo mismo cabe decir de la brutalidad contra Messi.
Bale provocó un penalti ante el Málaga, tan inexistente como el que obtuvo Pepe en Elche al cometer una falta y ser premiado por Muñiz con un penalti que equivalía a tres puntos para los merengues. Una Liga europea tendría que pasar por encima de estas arbitrariedades que se remontan a la noche de los tiempos.
La deisgnación de Undiano Mallenco como colegiado del clásico del próximo sábado no presagia un arbitraje sin polémica. Recordemos lo que dijo Iker Casillas la semana pasada: «Cada vez que veo a Undiano, lo abrazo». El árbitro navarro perjudicó seriamente al Barça en aquella final de Copa de 2011 contra el Madrid. Una competición europea tendría otros problemas, pero ahuyentaría los prejuicios que justifican las estadísticas.
Publicado en Mundo Deportivo el 22 de octubre de 2013
Completamente de acuerdo. No es fácil jugar la liga de un país extranjero y ganarla…
Sr.Foix: Hoy es el primer examen importante de la temporada…