Marta Corachán fue presidenta de la Cruz Roja de Catalunya y vicepresidenta de la Cruz Roja de España. Me envía este relato que pienso que merece ser publicado en este blog. Por su interés informativo y por mostrar la delicadeza de Mandela y Graça Machel tuvieron con ella y su hijo el día que hicieron público su relación.
Una mirada herida por la luz del día tras 27 años de cautiverio. Una sonrisa buena y esta herida en el fondo de la mirada. Así conocí a Nelson Mandela un verano de 1996 en el palacio presidencial de Ciudad del Cabo.
Un año antes, siendo presidenta de Cruz Roja de Cataluña, me llamó una colega de una ONG desde Madrid, indicándome que llegaba a Barcelona una señora también responsable de una ONG en Mozambique. Venia a nuestra ciudad, no conocía a nadie y me pidió si la podía atender. Su viaje era privado, con una hija a la que debían operar en un centro oftalmológico de Barcelona. Durante la semana que permaneció en la ciudad condal, hice amistad con Graça Machel. Viuda del que fue presidente de Mozambique, Samora Machel. A partir de entonces nuestra amistad continuó. Graça me animó a vernos en Ciudad del Cabo, donde ella pasaba largas estancias entre Maputo y Ciudad del Cabo, y donde yo iba regularmente. Mi hijo vivió casi doce años en Sudáfrica.
Llegada la fecha de mi viaje, llamé a Graça Machel y me citó para la semana siguiente de mi llegada a Ciudad del Cabo. A las nueve-me dijo- en ésta dirección. Toma nota y desayunaremos juntas.
Al comentar con mi hijo la dirección de la cita, su respuesta me turbó: mamá-me dijo- ésta dirección es del palacio presidencial, del Presidente del país: Nelson Mandela. Aquel día se hacía público a la prensa mundial el noviazgo con la entonces mi amiga Graça Machel, y aquel día el secreto entre ambas, salió a la luz. Mi amiga nos recibió en la puerta con una amplia sonrisa. Junto a ella su compañero: Nelson Mandela.
¿Que pude retener del Presidente Mandela durante aquellas dos horas de visita?
Su sentido del humor al percibir mi cara de sorpresa al llegar puntualmente a la cita, pues no era solo un desayuno con una amiga, sino también una entrevista con el Presidente del país.
Madiba, como le llaman los que le quieren en su país, era un hombre de paz y reconciliación. Con capacidad de perdonar y con la inteligencia de un genio que ha sufrido. También pude retener como mantenía una especial seducción. Yo me sentí seducida cuando al final de nuestro encuentro, me manifestó los dos motivos de recibirme.
El primero de agradecimiento por haber atendido a su entonces secreta compañera Graça Machel en sus visitas a Barcelona. Segundo, que dado a que entonces yo era presidenta de Creu Roja en Cataluña y vicepresidenta de Cruz Roja Española, el Presidente Mandela quiso manifestar su agradecimiento a la Cruz Roja Internacional, y así lo transmití, por el recuerdo positivo que durante los 27 años que estuvo confinado en la cárcel de Robben Island, le ofrecieron los miembros de la Cruz Roja. No solo por la alegría que aportaban, con las cartas, los recuerdos de su familia y amigos, por su confort y ayuda a cuanto necesitaban. También porque el día anunciado de la llegada de dichos representantes de la Institución, los carceleros se esmeraban en la limpieza, la comida y el trato, para que el día resultara más llevadero.
En aquella visita también retuve de su mirada el olvido de las cicatrices. Lo observaba y reflexionaba en la educación que pudo tener un personaje como él. Jugando con sus amigos en las calles, relacionándose con su gente y su familia…y sus recuerdos. Queriendo para su pueblo la libertad y justicia por la que luchó después. Educado para responder a las necesidades de los demás, se dio a su pueblo con amor y compasión. Creo que fue en su pueblo natal Qunu, donde regresó a pasar sus últimos años.
Fue un hombre clave en su tiempo, hizo camino. Un camino cuyas pisadas no se borrarán; pisadas de libertad, igualdad y bondad. ¡Que brillo de esperanza! ¡Que dignidad!
Este es el recuerdo que tengo de un hombre amable y humilde que no guardó rencor “a los otros” y que su actitud hacia el mundo ha cambiado el curso de la Historia.
Marta Corachán
Hom pot ser comprensiu i respectuós amb les idees, les opinions i els fets dels altres….i passaràs per ser una persona comprensiva i respectuosa amb els altres……però la capacitat de perdonar 27 anys de presó va molt més enllà de tot això.
Rosamaría, enhorabona, doncs has interpretat exactament la síntesis de la personalitat humana i el talent d’en Nelson Mandela.
Excelente relato de Marta Corachan, sobre como conoció a Nelson Mandela. Me quedo con los 3 últimos parrafos.
Extraordinario documento…