El Barça ha recuperado el liderato tras una semana de ausencia en lo alto de la tabla que ha ocupado durante más de un año. Al encajar el primer gol del Sevilla, el universo mediático futbolero empezó a tocar las trompetas de la depresión. Estaba en juego la Liga y el Barça quedaba borrado del mapa bajo la lluvia sevillana sin jugar, sin gustar y sin convencer.
Así se escribía el guión en la primera parte hasta que Messi se fue al vestidor tras haber marcado el segundo gol del Barça. Messi se había encontrado a sí mismo. Vino su segundo gol y el cuarto de Cesc. Parecía que la victoria había sido mediocre porque en los primeros treinta minutos los hombres de Martino andaban desorientados por el Sánchez Pizjuan. Como si el deporte se midiera por el punto de salida y no por la meta, por los que salen y no por los que llegan.
El Tata ha calificado la delicada situación con una metáfora que es difícil descifrar. Ha dicho que empieza el juego del error. Ya lo entendemos. Todos se pueden equivocar. Pero un error en el Barça es más letal que en cualquiera de los dos equipos de Madrid. El relato del barcelonismo idílico, intelectualmente bien elaborado, no ha dejado de mirar al retrovisor desde que se ganó la última Champions.
Aquel Barça era único, el mejor, el perfecto. El de Rosell y ahora Bartomeu son copias deformes de aquella excelencia. El pasado nos persigue y nos impide mirar el futuro con optimismo y confianza. Cada semana tiene su propio debate, su argumento controvertido, su campo vacío o su juego de perfil bajísimo. O no hay delantera o la defensa es un coladero. Los motores del centro del campo se han hecho maduros y ya no son aquella maravillosa fuerza motriz. El Barça es así y siempre lo será. Pero el hecho es que va líder, Messi ha despertado, Neymar ya entrena y existe la posibilidad de ganar uno o varios títulos.
Publicado en Mundo Deportivo el 11 de febrero de 2014
Sr.Foix: cualquier tiempo pasado fue mejor…y en el Barça ni le cuento…
Sr. Foix:
Martino fa temps que fa canvis estratègics en la manera de jugar, estil diferent, canvis de lloc i paper en alguns jugadors,…
En part és normal, vol distingir el seu joc de l’estil Guardiola, i deixar la seva empremta.
Però també se sap que la major part de la plantilla no veu clar aquest canvi d’estil.
D’aquí ve aquests pals de cec que estem veient en les últimes setmanes.
Espero que Martino i els jugadors connectin en el seu canvi d’estil i estratègia, sinó perdrem des de la Lliga a altres títols a l’abast blaugrana.
Per sort al Barça passen les persones i el Club i la seva història segueixen.
L’últim exemple el canvi del president tancat en 24 hores.