Todo puede ocurrir pero hay razones para pensar que el título de Liga se arrojó por el barranco en la tarde del sábado en Valladolid. No es prudente suscitar falsas alegrías sobre la Liga que va adquiriendo color blanco. Quedan dos títulos que pueden conseguirse si Martino consigue un rendimiento óptimo de la plantilla, principalmente de Messi y Neymar, los dos futbolistas que pueden desequilibrar cualquier encuentro.
El argentino y el brasileño no han estado a la altura de su calidad ni de su ficha. ¿Corren?, ¿se entrenan como los que quieren ser campeones? ¿tienen la cabeza en lo que están? Lo mismo cabría decir del resto del equipo que da la impresión que lleva gruesas piedras en las botas.
Un equipo campeón se arremanga, suda, se lo juega todo en cada partido. Sabe que de un error puede depender un título. Y, como decía Martino, el tiempo de los errores ya se ha ido. El Barça tiene que dar un golpe encima de la mesa y pasar a cuartos de final de la Champions. Es lo más probable, con la ventaja obtenida en Manchester.
Pero eliminar al equipo de Pellegrini no será suficiente. No se trata de volver a los tiempos de la excelencia dirigida por el estadista del Bayern. La edad del equipo es tres años mayor y las aguas que pasan río abajo no son las mismas aunque lo parezcan. Pero el equipo tiene talento y capacidad para avanzar hacia Lisboa y ganar la Copa. Luchar para ganar la Liga no es inútil. Se puede.
Pero hay que cambiar el comportamiento de los Piqué, Busquets, Neymar, Messi y cuantos han dado muestras, con esfuerzo y preparación física que se puede llegar tan lejos como se quiera. El presidente Bartomeu tiene que hacer un primer balance pensando también en el futuro inmediato, en la próxima temporada, para saber qué hay que hacer con muchos jugadores y con el equipo técnico de Martino.
Publicado en Mundo Deportivo el 11 de marzo de 2014
Sr.Foix, hay muchos jugadores que tienen la cabeza puesta ya en el mundial de Brasil…
Sé que alguns jugadors del Barça no volien a Guardiola perquè deien que es ficava massa en la seva vida privada: controlava si a la nit estaven a casa, el que menjaven, els entrenaments, … hi havia exigència.
I això ara no hi és. No hi ha exigència, no hi ha concentració, no hi ha excel·lència, … no hi ha professionalitat. I així no es pot guanyar.
Al final, l’èxit en tots els treballs es redueix a professionalitat.