Los movimientos nacionales en Crimea y en el este de Ucrania, con cambios de fronteras y concentración de tropas rusas en sus límites occidentales, plantean muchas incógnitas en una Europa que se encuentra de lleno en campaña electoral para elegir a 751 eurodiputados al Parlamento.
La estrategia de Putin, bajo el lenguaje nacionalista de la Rusia eterna y con la fuerza de soldados camuflados o de marca blanca en lo que hasta hace veinte años formaba parte de la Unión Soviética, ha dejado sin un discurso claro y convincente a la UE y en concreto a Alemania, Francia y Gran Bretaña.
La Unión Europea no da por buenos los referéndums celebrados en Crimea y en Donetsk y Estados Unidos se suma declarando ilegales esas consultas que tienen un valor político escaso y se han celebrado al margen de la legalidad internacional.
Europa y Estados Unidos no contemplan el uso de la fuerza, después de las experiencias en Afganistán, Iraq, Libia y en el contexto de la guerra civil en Siria y en las inciertas evoluciones de las primaveras árabes que parecían desembocar en una democratización de los países del Magreb en el 2011 y han acabado en la incertidumbre y el caos.
Putin ha insinuado el uso de la fuerza y Europa ha respondido con el lenguaje racional del derecho internacional y la inviolabilidad de las fronteras. Lo que hemos visto en Crimea y en la parte oriental de Ucrania no tiene nada que ver con las garantías jurídicas ni con la diplomacia. El espectacular desfile del 9 de mayo en la plaza Roja de Moscú, a semejanza de aquellas procesiones militares de los años de Brézhnev, y la posterior visita de Putin a Sebastopol para confirmar la anexión de Crimea por la vía de los hechos indican la determinación del Kremlin de garantizar su influencia en lo que un día fue el imperio zarista y posteriormente la Unión Soviética.
¿Cómo pueden hacer frente Estados Unidos y la Unión Europea a este movimiento de piezas de ajedrez por parte de Putin? La opinión pública occidental no aceptaría responder a estas alteraciones del derecho internacional con el uso de la fuerza. Obama, Merkel, Hollande, Cameron y el resto de líderes occidentales se limitarán a denunciar los movimientos de Putin. Y a amenazar con sanciones.
Rusia es la primera potencia territorial del planeta. Dispone de 11 franjas horarias, pero su prioridad está al oeste de los Urales. Putin supone que Washington y Europa no prevén replicar con armas o ejércitos. En la primera administración Obama se estableció una política exterior que la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton, definió como el smart power, una combinación de idealismo y realismo para recuperar la credibilidad moral perdidas en los tiempos de Bush.
La política exterior norteamericana, dijo Clinton, debe basarse en un «maridaje de principios y pragmatismo, no en una ideología rígida, sino en hechos y evidencias y no en emociones y prejuicios».
Estados Unidos todavía dedica más del 50% de todos los presupuestos de defensa del resto del mundo. China le sigue con un 12% y Rusia ocupa un distante tercer lugar. Pero lo importante no es cuánta fuerza tienes sino hasta dónde estás dispuesto a utilizarla. Putin no piensa en el equilibrio de poderes mundial sino en recuperar lo que cree que Yeltsin no supo defender en 1991.
Ningún analista sensato pensó que con la presidencia de Obama se acabarían las guerras, que habría una paz inmediata entre Israel y los palestinos, que Rusia sería una democracia de corte occidental o que Pakistán dejaría de ser una bomba de relojería para los intereses de las democracias.
Estados Unidos no ha pretendido nunca ocupar el mundo entero. Su política exterior ha sido una lucha constante entre el realismo simbolizado por el presidente Theodore Roosevelt y el idealismo de la seguridad colectiva de Woodrow Wilson que vino a Europa proclamando el derecho de la autodeterminación de los pueblos a pesar de que el Senado rechazó a posteriori el tratado de Versalles.
No ha pretendido nunca ocupar el mundo entero. Ha ido a las guerras para colocar a unos cuantos gobiernos amigos y ha vuelto a casa con la convicción de haber establecido alianzas para su seguridad nacional a pesar de las complicidades establecidas con Arabia Saudí, el Egipto de Mubarak, el Chile de Pinochet o la España de Franco, tan ajenos todos ellos a los valores democráticos.
Es difícil entender la alianza entre Washington y varios países del Golfo, principalmente Arabia Saudí, que están alimentando los movimientos radicales y violentos que proceden del mundo islámico.
Europa se reconstruyó bajo el paraguas político y militar de Estados Unidos al término de la Segunda Guerra Mundial. Este escudo protector ya no es el de la guerra fría y la OTAN de hoy no tiene nada que ver con la de hace veinte años. Pienso que es una cierta garantía el hecho de que Europa no esté armada como en los periodos prebélicos del siglo pasado.
Pero si Putin sigue desplegando la musculatura militar en Europa oriental para anexionar viejas posesiones rusas o soviéticas, puede ser un serio peligro para la estabilidad de la Unión Europea y del mundo entero. Me temo que no serán suficientes más sanciones económicas.
Publicado en La Vanguardia el 14 de mayo de 2014
Putin gana el primer pulso y los que vengan porque no tiene a nadie delante con musculo suficiente.
Y efectivamente Yeltsin fue un paquete que se dejo todo por el camino.
Y a USA ya le vale con la alianza con acrisoladas democracias como las arabes.
Putin es el mas listo, el mas coherente y el mas consecuente.
Y no cunda el panico que no pasara res de res, sanciones economicas de risa, bostezo i qui dia passa any empeny.
Esto es lo que más temo Dogbert, la coherencia de Putin, especialmente sabiendo dónde aprendió todo…
buen artículo
Quina por que fa tot això… !!..
però ara no podem estar pendents d’ aquestes minucies, estem massa ocupats pel que li va passar al pobre Pere Navarro…..
https://www.youtube.com/watch?v=Mx5d0-Ti8pU
Sr.Foix: es un serio aviso cuanto está sucediendo, convendría no minimizarlo…convendría irse adelantando a los acontecimientos previsibles que Putin está desarrollando…
Realmente,Bartolomé, la situación es muy,muy preocupante. Da la sensación que mientras unos y otros discuten ,los acontecimientos van acelerándose y cuando se quiera reaccionar será demasiado tarde….como siempre
Los que piensan que lo tienen todo controlado son los que más miedo me dan Africa, son tan engreidos que no se dan cuenta que las cosas se les están yendo de la manos…