La sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre el derecho al olvido que no es aceptado por un agregador de noticias como Google abre un largo recorrido que durará muchos años sobre las exigencias de la libertad de expresión que se contraponen a los derechos o a la necesidad de proteger la vida privada.
Los grandes inventos que han cambiado el curso de la historia, las costumbres de millones de personas, la manera de vivir, el modo de comunicarse o de divertirse han transcurrido por las fases experimentales, por la explotación comercial y, finalmente, por la regulación jurídica. No había semáforos cuando sólo circulaban unos pocos coches por las ciudades. La norma se acaba imponiéndose para proteger los derechos y deberes de todos.
La sentencia del tribunal, que arranca precisamente de una información publicada en este diario sobre la condición de moroso de una persona, tendrá que cumplirse. Se pide a Google que borre de sus archivos la mención de moroso del demandante porque el tema quedó resuelto hace años.
¿Cómo se puede compaginar la transparencia y el olvido? Lo que ocurrió no se puede borrar de la historia. Ahí está. Si el moroso dejó de serlo, debería constar en alguna parte y el agregador lo debería referenciar.
Pero el debate sobre internet va mucho más allá y es más profundo. Primero, habría que determinar si un agregador puede recoger opiniones y noticias de propiedad ajena sin pagar ningún precio. Segundo, cómo se traza la línea entre lo que es información, opinión y demás formas de libre expresión y lo que se esconde en el anonimato, en la mentira, en comentarios que incitan al odio o la violencia y en la satisfacción explícita en las redes sociales por haberse cometido un asesinato contra una política.
Algún tipo de regulación global deberá establecerse para protegerse de la mentira o de los rumores que adquieren categoría de noticia veraz. Soy usuario activo en Twitter y entiendo que haya personas que discrepen de mis mensajes, que me critiquen e incluso que me insulten. Es un peaje que toda persona con proyección pública tiene que pagar. Lo admito.
Pero me parece de una escasa o nula legitimidad cívica y democrática que se falseen intencionadamente los hechos, que se mienta, que se escupa desde el anonimato a quien no comparte los mismos criterios sobre cualquier cuestión opinable. La barbarie no debería andar suelta.
Las redes sociales están aquí para quedarse y sus ventajas son infinitamente superiores a sus inconvenientes. Pero lo que no se practica en la vida civil o pública tampoco debería permitirse en el foro mundial de internet. Se puede escribir todo desde cualquier punto del planeta. Pero la palabra no es inocua. Tiene consecuencias. Y, por lo tanto, debería comportar también responsabilidades.
Publicado en La Vanguardia el 15 de mayo de 2014
Ponerle puertas al campo. Un brindos al sol, lo que Vds quieran para etiquetar lo imposible: cribar el trafioo en la red y en su caso restituir honores y verdades. Res de res.
Nos entretienen con estos debates «existenciales» y asi de paso eludimos tots plegats la realidad.
Las imagenes del fondo del mar de Lampedusa.
Que Palleros y Gavalda eludiran la prision haciendo servicios sociales sustitorios a lo Berlusconi y con el visto bueno del fiscal.
Que la Sra Capdevila cargaba viajes de tren a la tarjeta del Parlament.
Que Asad esta bombardeando otra vez con armas quimicas.
200 muertos mas en otro naufragio en Bangladesh.
Lo de los mineros de Turquia.
Etc etc.
En fin, «diguem no» como Esperanza Aguirre! (manda webs) en red, sin red, con doble salto y en tirabuzon.
Sr.Foix: Estoy totalmente de acuerdo. También estoy totalmente de acuerdo con las respuestas de nuestros/as compañeros/as del blog.
Pienso que aun no hemos digerido del todo la magnitud, el alcance y la transcedencia en nuestras vidas y comportamiento que nos comporta la Televisión, la Informática e Internet Online, ect.
Hace muchos años recuerdo que lei un artículo de un hecho real, que describía un caso de una persona totalmente inocente, cuyo número de identidad del DNI, constaba como el nombre y número del DNI de un criminal, ect. Y todo era por error del policia que tecleo mal algunos digitos del DNI del auténtico criminal.
Pasaron años antes de que el afectado y victima llegara a esclarecer la verdad. Porque una vez circulan los datos sean políciacos,judiciales, ect, en la informática e internet es casi imposible borrarlos, quitarlos ó anularlos.
Y esto lo debemos tener siempre muy presente.
Sr Foix: Cuando hayan conseguido algún tipo de regulación….ya tendremos otro problema que no se había contemplado. Todo avanza tan deprisa que obliga a poner parches a salto de mata….
Respeto y educación, no leyes y prohibiciones.
Sr.Foix: desde el anonimato todos somos muy valientes, otra cosa es cuando tenemos que decir las cosas cara a cara…por eso unas ciertas normas han de ser respetadas cuando el bien común está en peligro…otra cosa es aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para coartar libertades de expresión que resultan molestas…
Si, hi estic d’acord, però aquest és un mal endèmic, inevitable, com la corrupció. Amb o sense regulació, amb o sense mecanismes de control…..són inherents a la nateuralesa humana, han existit, eixisteixen i existirán.
No obstant, els diaris o els periodistas sensacionalistes i mal intencionats, els diaris o periodistes que responen només a «la voz de su amo», difamant a tot aquell que no combregui amb ells, sempre han existit ..i es venen lliurament als quioscs …perque internet hauria de ser diferent ??