Abrir los ojos, recuperar la vista, puede ser uno de tantos milagros que se relatan en los libros sagrados. La luz penetra en las sombras, las vence, pone al descubierto lo que parecía inexistente. El gran poeta alemán, Goethe, acabó sus días pronunciando las célebres palabras de “luz, más luz”. Cuando el ojo ve un color se excita inmediatamente, decía el escritor de Weimar. La luz es un don, un regalo que llevamos incorporado, una facultad para contemplar la armonía de lo creado.
Los centenares de viajes de la Dra. Elena Barraquer a varios rincones del continente africano se han saldado con millares de vivencias de recuperación de la visión. La ilusión con la que habla de sus experiencias relámpago en remotos lugares de Kenia, Madagascar, Senegal… es la satisfacción de haber contribuido a abrir los ojos a personas que entraban en el ámbito de la ceguera parcial o total.
No son expediciones de turismo con excusas oftalmológica. Arranca el tiempo de su calendario, prepara el trabajo de campo con personas e instituciones que conocen el terreno, llega y opera de cataratas a varios centenares de locales. Intenta preparar a personal autóctono para que sus visitas no sean necesarias en el futuro. Y regresa a la Fundación Barraquer para seguir su trabajo. Estas incursiones africanas no son consecuencia del entusiasmo altruista. Lleva años trotando apresuradamente por tierras africanas devolviendo la vista a miles de personas. Sin ruido y sin apariencias.
Es el aspecto que más me ha llamado la atención de cuantas conversaciones he mantenido con la Dra. Barraquer. Los dos hemos visitado muchas veces países africanos y compartimos experiencias. Las de Elena Barraquer son más humanas, más cercanas, más urgentes. Las mías se limitan a la superficialidad del periodismo, con sus paisajes sociales, políticos y personales, con descripciones epidérmicas de la realidad. Es más relevante la semilla que deposita en esas tierras, la pedagogía para que no necesiten más ayuda blanca, la formación que comporta cada viaje, que las curaciones que ha dejado en pueblos remotos.
La Fundación Barraquer es algo más que unos cuantos viajes anuales para abrir los ojos a personas que lo necesitan. Una estancia en la sede de la calle Laforja te da una idea de cuanto ocurre en esta casa en la que transitan personajes de países lejanos y cercanos, poderosos y personas normales, ricos y menos ricos, de culturas y etnias variadas, que buscan la luz.
El Dr. Joaquim Barraquer ha impulsado muchas de las realidades de la Fundación. Desde la asistencia oftalmológica, la formación universitaria, la investigación, en manos de su hijo el Dr. Rafael Barraquer, la ayuda humanitaria, la donación de ojos y todo lo que acompaña a este fascinante mundo que ayuda a hacer más transparente la vida.
Seguro que este verso de Machado ha sido objeto de reflexión del relato de la Fundación: “el ojo que ves no es ojo porque tú lo veas; es ojo porque te ve”. El ojo del otro existe y quiere ver.
Publicado en la Revista Barraquer, número 21, Octubre de 2014
Sr Foix: Impresionante la labor que llevan a cabo y, sobretodo «sin ruido y sin apariencias» …..para aprender…y agradecer.
Mírame: este ojo que tu ves no es ojo por que tu lo veas. Es ojo porque te ve…
Sr.Foix: la doctora Elena Barraquer merece todo mi reconocimiento y respeto…