La dialéctica de la barbarie en el mundo del fútbol arranca en los discursos radicales que empiezan en un pequeño rincón social o mediático y acaban en una explosión de violencia. La cita en el campo de batalla del Manzanares se había determinado muchos días antes como en los duelos trasnochados entre personajes con orgullos heridos.
La policía no había detectado gran riesgo en el partido entre el Atlético y el Deportivo. Fueron los vecinos los que grabaron las imágenes de dos hinchadas enfurecidas y rabiosas en plena luz del día. La policía llegó tarde, cuando la víctima había sido arrojada al río y le quedaba menos de media hora de vida.
Las tensiones sociales no son compartimentos estancos. El espectáculo de las instituciones deportivas sacudiéndose las pulgas y traspasando la responsabilidad a terceros fue lamentable. Ni un minuto de silencio en ninguna parte.
En el Calderón se conocían las fechorías de los bárbaros y sólo se advertía a los seguidores del Deportivo que no se movieran del estadio. Nada más. En Valencia, el Barça cerraba el día intentando no perder de vista al Madrid. Consiguió la victoria in extremis en el último suspiro. Los errores del árbitro Fernández Borbalán ponían una semilla de violencia. Y los gritos coreados contra el Barça y contra Catalunya, también.
El botellazo que recibió Messi en el descuento fue un episodio más de la intolerancia de los que se esconden en el anonimato de las masas. Los episodios racistas que se observan periódicamente en los estadios se alimentan de discursos intolerantes y xenófobos. Cuánto daño puede hacer la palabra, la demagogia y la propaganda.
La víctima del Manzanares provocará comparecencias parlamentarias con medidas policiales y penales. Salvar la cara. Una sociedad civilizada debe dotarse de diques de contención para evitar comportamientos inhumanos. Más civismo y más respeto al otro. Más responsabilidad.
Publicado en Mundo Deportivo el 2 de diciembre de 2014
Sr. Foix:
Aquests fenòmens anomenats ultres són grups que molts clubs, presidents i responsables d’aquests clubs, l’autoritat policial, municipal, les autoritats esportives,… els coneixen, saben qui són, quina «catadura» tenen els seus membres (alguns amb antecedents per robatori i violència).
I qui els posa el cascavell al gat, ningú.
Ara uns dies bla, bla, i no passara d’aquí.
La hipocresia dels diners que mou el futbol i tot el que hi ha al seu voltant no permeten ficar mà a l’assumpte.
Ahir mateix una reunió d’alt nivell de clubs, autoritats policials i el màxim dirigent de la Federació Espanyola de Futbol, ni es molesta a assistir.
El políticament correcte no pot baixar al detall, encara que hi hagi un mort pel mig.
La nostra societat actual que ens toca viure està plena de contradiccions, aquesta és una més.
Sr. Foix: Mi respuesta, es la misma, que escriví en su artículo anterior titulado…» La xenofobia avanza en Europa. » … De hecho avanza en Europa y en todo el mundo. Lo grave es cuando sale un loco como Hitler y con su dialéctica arrastra a millones de fanatizadas personas sin criterio ni sentido común. Como actualmente ocurre con alguna religión. De cuyo nombre no quiero hacer mención aquí.
….el que és més vergonyós de tot….és que després del fets ,no passi res de res….» el espectáculo debe continuar»..!!!
Pero Res de Res…
Sr.Foix: lo sucedido es un reflejo de la tensión social que existe…no es bueno que el fútbol sea una válvula de escape para descargar frustraciones y tensiones, unas veces manipulada desde los mismos clubes…otras veces manipulada desde formaciones políticas extremas…